Las colillas de cigarrillos, un verdadero "cáncer ambiental" | El Nuevo Siglo
Foto Grenpace
Viernes, 24 de Agosto de 2018
Redacción Nacional

Como un verdadero “cáncer medio ambiental” catalogó Greenpeace el informe del proyecto Libera de SEO/BirdLife que, en un reciente estudio de alcance mundial, estima que, de los seis mil millones de cigarrillos que se fuman cada año en el mundo, 4.5 mil millones de colillas terminan como desperdicio, dañando de manera severa el medio ambiente, tanto en tierra como en los mares. Solo en Bogotá se arrojan casi 95 millones de colillas por año.

A los tres millones de muertes que cada año se asocian al consumo de tabaco en el mundo, los efectos de las colillas de cigarrillos se están encargando no solo de atacar en una primera fase distintos órganos en el cuerpo de las personas, sino de afectar diferentes espacios de la naturaleza cuando se han convertido en desperdicios.

Más allá de los efectos estéticos como desperdicio abandonado (en algunas ciudades de Estados Unidos el presupuesto anual para eliminarlas va de 3 a 16 millones de dólares) y la responsabilidad que tienen como importantes causantes de incendios forestales, las colillas de cigarrillos se han convertido en un problema medio ambiental de escala global.

Las cifras son abrumadoras: 4.5 mil millones de colillas se reparten cada año por el planeta, afectando de manera importante el ciclo natural de los ecosistemas en donde terminan como basura, afectando de manera especialmente preocupante a distintas zonas costeras del planeta. Lo confirma  por ejemplo, un estudio del 2017 de la ONG Ocean Conservancy, donde alertan que las colillas suponen el 13% de todos los desperdicios que recogen.

Mezclas de cadmio, arsénico, alquitrán o tolueno, el efecto contaminante de las colillas en el medio ambiente puede ir de 7 a 12 años, aunque algunos autores dicen que sus consecuencias pueden durar hasta 25 años. Además, en contacto con el agua son especialmente dañinas, puesto que cada colilla tiene el potencial para  contaminar unos 50 litros de agua dulce.

“Se trata de una industria que ha dejado una extensa estela de muerte y enfermedades en millones de personas a lo largo de los años. Ahora, además, sus productos se encargan de dañar severamente el medio ambiente. Como exigencia obligatoria las tabacaleras debieran incorporar elementos biodegradables en sus cigarrillos. A ello, además, se debe sumar la toma de conciencia por parte de la población respecto de los graves efectos que genera una colilla mal eliminada”, señaló Asun.

¿Reciclables?

Están hechas de acetato de celulosa, un material no biodegradable que demora de 18 meses a 10 años en descomponerse dependiendo de las condiciones ambientales. Las sustancias tóxicas que componen los cigarrillos (como por ejemplo, nicotina, alquitrán y metales pesados) quedan atrapadas en filtro o colilla y contaminan, inevitablemente, tierra, agua y aire. Una sola puede contaminar hasta un litro de agua.  De modo que indirectamente se produce un fuerte impacto ambiental en el agua que bebemos, contaminada con dichas sustancias tóxicas.

Al estar en contacto con los otros residuos, como los orgánicos, contaminan también a éstos y anulan la posibilidad de recuperarlos o compostarlos.

El papel de las colillas de cigarrillo es de gran calidad, que se obtiene habitualmente a partir de pastas de cáñamo o de lino, es habitualmente muy delgado y resistente; está generalmente verjurado o afiligranado y, cuando contiene materias de carga, estas difieren de las que se emplean habitualmente para otros papeles. Son generalmente blancos y pueden a veces estar coloreados o impregnados con diversas sustancias, tales como el nitrato de potasio, cerosota o jugo de regaliz.

¿Se recicla?

Un poco. No hay una única tecnología ni una manera ampliamente difundida de hacerlo. Pero existen diferentes iniciativas que las recuperan