Perspectiva. Las protectoras de molusco que “es delicia” | El Nuevo Siglo
LA PIANGUA le da el sustento a centenares de mujeres del Chocó y por eso ellas se dedican a cuidar su hábitat y realizan vedas voluntarias.
Domingo, 18 de Diciembre de 2022
Redacción Medio Ambiente

Restaurar el mangle y establecer vedas son las principales tareas de las piangüeras, mujeres que prefieren dejar de comer antes que seguir poniendo en riesgo la existencia de ese molusco, que también se conoce con el nombre de Anadara tuberculosa.

Son centenares de mujeres del Chocó que derivan su sustento de la recolección de la piangua. Pero ellas con conscientes de que si no protegen a este molusco y su hábitat natural, lo pueden exterminar.

Hasta ahora, su labor es artesanal y mucho de lo que hacen es por iniciativa propia, aunque últimamente han contado con el apoyo de Codechocó y esperan que el Gobierno nacional les tienda la mano para seguir con la siembra de mangle y cuidando la piangua.

“La piangua (Anadara tuberculosa y Anadara similis), es un recurso pesquero de la zona mesolitoral (sustratos fangosos, arcillosos o limo-arcillosos que reciben inundaciones mareales diarias) que se asocia a las raíces del mangle. Tienen una reproducción sexual y su alimentación es por filtración de materia orgánica”, explica Ahysen Arboleda Montañez, una ingeniera de sistemas que coordina todas las actividades sociales en la Corporación Autónoma para el Desarrollo Sostenible del Chocó, Codechocó.

Desde que tiene 13 años viene trabajando con diferentes organizaciones sociales, culturales y que también apoyan el medio ambiente.

“La idea de trabajar por las piangüeras surgió de una visita que realicé en algún momento a Nuquí y pude deleitarme con este sabroso molusco. La gastronomía en Nuquí y la del Pacífico en general es muy rica y muchas de las especies que ellos utilizan son desconocidas tanto en Colombia como por fuera del país”, cuenta Ahysen. 

Agrega que “el deleitarme con esta rica preparación de las mujeres de Nuquí me llevó a investigar un poco más sobre cuál era la especie con la que nos habían preparado ese plato y, por ende, cuál era la forma de extraer este molusco. Ellas empezaron a contarme que tenían unas zonas en las cuales siembran mangle y las diferentes especies que plantan. Me contaron que ellas recolectan las semillas y luego van y hacen siembras de estas especies de manglar. Decidí acompañarlas ese día a una de sus faenas. Allí me pude dar cuenta de la ardua labor que realizan con el fin de llevar alimentos a sus hogares. Pero, obviamente, lo que más me impactó es que ellas lo hacen de manera voluntaria, tanto la siembra del mangle como las vedas que realizan para cuidar esta especie”.

“Eso me llevó a querer visibilizar esta labor tan magnífica que realizan las piangüeras, porque no solamente contribuyen a la seguridad alimentaria en sus comunidades, sino que también hacen conservación y preservación de las especies que habitan en el mangle y, por ende, también son guardianas de estos manglares y contribuyen a que se haga una especie de reforestación en unas zonas donde los manglares se han visto disminuidos o impactados debido a la tala”, explica Ahysen.

Mucho esfuerzo

Reconoce que “esta es una actividad que requiere mucho esfuerzo físico. Hay que esperar que baje la marea para poder ingresar al manglar y realizar la extracción de la piangua”.

“Algo que me impactó demasiado fue la gran exigencia física que se requiere para realizar esta actividad que ellas denominan piangar. Deben caminar largos trayectos, durante horas, desde sus comunidades. Cuando la marea baja, entran al manglar. Van en condiciones físicas inadecuadas para ejercer esta actividad”, dice.

Añade que “digo inadecuadas porque ellas ingresan con la ropa del diario. No van con unas botas que les permitan caminar tranquilamente en el mangle, proteger su integridad física de las otras especies que también abundan en el manglar, como son las serpientes, el pejesapo, todos los mosquitos o chitras que ellas encuentran allí y que atentan contra su integridad física”.

Explica que otra cosa que le llamó mucho la atención “son las vedas voluntarias que realizan, porque en algunas zonas hacen siembra de estas especies de mangle, revisan cómo está la especie, cómo están las pianguas en ese momento en tamaño y realizan las vedas voluntarias durante tres o cuatro meses, no realizan la extracción del molusco y no les importa que en sus hogares no haya alimentos, con la finalidad de ayudar a la conservación y que se restablezca el equilibrio en estos ecosistemas”.



“En el Chocó tenemos más de 300 familias en las que sus mujeres y sus hijas se dedican a pianguar. Recordemos que esta actividad, en un 95 % es realizada por mujeres”, indica Ahysen.

“Es importante recordar que los manglares son considerados uno de los depósitos más importantes de carbono azul, que ofrecen un aporte vital para la salud del planeta, dado que retienen las emisiones de dióxido de carbono (CO2). En el Pacífico colombiano el área de bosque de manglar pasó de 55.394,27 hectáreas en 2009 a 144.704,34 hectáreas en 2019, lo que significa una reducción del 6,88 %. Dicha estimación evidencia la urgente necesidad de emprender acciones que permitan conservar estos valiosos ecosistemas”, manifiesta.

El aprovechamiento de la piangua como recurso pesquero se ha desarrollado con fuerza durante los últimos años, logrando establecerse como la base económica de varias familias del Pacífico y a su vez parte importante de la dieta de las personas dedicadas a la extracción.

Su talla mínima de captura es de 50 mm como medida de ordenación. La especie ha sufrido una fuerte presión y reducción poblacional debido a dos aspectos fundamentales: la tala indiscriminada del mangle con fines de aprovechamiento forestal y la pesca indiscriminada del recurso. Su extracción es un verdadero arte y está asociado a las tradiciones culinarias del Pacífico, labor de mujeres que con tenacidad realizan largas jornadas y con movimientos circulares y coordinados con sus manos arrancan de las raíces del mangle los ejemplares y los disponen en recipientes recolectores para su posterior limpieza. Su alto valor nutricional y su exquisito sabor convierten a la piangua en uno de los atractivos gastronómicos más apetecidos en la cocina del Pacífico.

Encuentro

Ante las condiciones precarias en que estas mujeres realizan la siembra de mangle y la extracción de la piangua, se organizó un encuentro.

“Se convocó con tres objetivos específicos. El primero, poder visibilizar esta actividad que realizan las mujeres y que es desconocida, tanto en nuestro país como por fuera. El segundo objetivo tiene que ver con los pagos por servicios ambientales, que estas mujeres puedan recibir ese bono, que puedan acceder a estos pagos, debido a la gran labor de conservación y restauración que realizan en las zonas de manglar en nuestro Pacífico colombiano, en este caso en nuestro Chocó; y el tercer objetivo es que ellas pudieran constituir una asociación que les permita acceder a recursos que apoyen la realización de esta actividad con seguridad para ellas y sus familias dentro del manglar”, señala.