"¿Cómo se llamaba ese actor?". "¿Dónde dejé las llaves". "¿Sabes dónde está mi celular?". Son frases típicas que cualquiera puede pronunciar y que en muchas ocasiones nos alertar de tener algún fallo de memoria, provocando que imaginamos el peor escenario posible.
Traemos buenas noticias para los más intranquilos. "La memoria no es algo estático, no funciona igual en todas las situaciones ni en todos los momentos. Tener errores puntuales de memoria puede estar dentro de la normalidad" asegura Guillermo Andura, neuropsicólogo en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes.
Un estudio realizado por la Universidad de Islandia y el Hospital Universitario Landspítali analizó los olvidos diarios de 189 voluntarios en buen estado de salud, los cuales tuvieron una media de 6,4 lapsus por semana.
Estos resultados mostraron lo común que puede ser la pérdida de memoria casual. Una de sus posibles causas es la baja atención, así lo que puede parecer evidente no siempre lo tenemos en cuenta. Por ello es importante concentrarnos en lo que estamos haciendo, para después recordar esos datos.
La información entra en nuestro sistema nervioso en el llamado proceso de codificación, posteriormente se almacena -proceso de consolidación- y finalmente se recupera -proceso de recuperación-. "Si no atendemos adecuadamente a la información nos será complicado codificarla y también recuperarla después" manifiesta Andura.
Aquí algunas de las causas por las cuales sufrimos esos “lapsus”:
Falta de sueño: Dormir tiene una importancia enorme para mantener una buena salud. El sueño aporta muchos beneficios y entre ellos la situación de nuestra memoria. Mientras dormimos se produce un proceso de consolidación de la memoria, gracias al cual los recuerdos están más accesibles en el futuro. "Un descanso inadecuado va a dificultar que ese proceso a nivel cerebral se dé de una forma adecuada, afectando a nuestra memoria", dice el experto.
La Clínica Mayo en Rochester (EU), llevó a cabo una investigación que relaciona la falta de sueño con el aumento en el riesgo de Alzhéimer. Por su parte, la Universidad de California publicó en Nature un informe que muestra cómo este factor afecta a la memoria y a la percepción visual.
Envejecimiento: "Esta región es muy sensible a factores como el envejecimiento", dice la psicóloga Lucía Jiménez. Habla del hipocampo, una parte del cerebro fundamental en los procesos mentales relacionados con la memoria y el aprendizaje. Por su parte Andrew Budson, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, contó a BBC Mundo que "la memoria alcanza su punto máximo a los 20". Según el docente, a partir de entonces comienza a deteriorarse, por lo que es normal que los olvidos vayan aumentando con el paso del tiempo.
Estrés: La sensación de que al día le faltan horas para completar nuestras tareas, prisas, agobio o excesivas autoexigencias... A muchos les suena esta descripción, y es que el estrés es uno de los males más comunes en la sociedad actual y también afecta a nuestra memoria. "Una respuesta de estrés elevada y prolongada en el tiempo va a afectar negativamente a la adecuada función del hipocampo, y por tanto, a los procesos de aprendizaje y memoria dependientes de él", detalla Guillermo Andura.
Enfermedades: La memoria también se afecta por enfermedades como la depresión o el hipotiroidismo, al igual que el consumo de ciertos medicamentos. Sin embargo debemos prestar atención a la frecuencia de los olvidos y cómo impactan en la forma de manejarnos en nuestra vida diaria. Y si las pérdidas de memoria son frecuentes y causan problemas como desorientación o cambios bruscos de humor, es hora de consultar al médico, quien puede determinar si son señales tempranas de Alzheimer, enfermedad que se puede retrasar con ejercicios tanto para la memoria como para el cuerpo.