Rafael, el custodio de 807 mil Bonos de Carbono | El Nuevo Siglo
RAFAEL ESPINOSA Forero lleva 35 años trabajando por el medio ambiente y hoy lo hace con el proyecto Vida Mangalar.
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Domingo, 25 de Septiembre de 2022
Redacción Medio Ambiente

Mitigar el impacto del cambio climático mediante la conservación y la restauración de los ecosistemas marinos y costeros a nivel global, es el proyecto que se adelanta en el Golfo de Morrosquillo.

Proyectado a 30 años, tiene como objetivo evitar la emisión de aproximadamente 939.296 toneladas de CO2 a la atmósfera en los próximos 30 años. Esto corresponde a 807.794 Bonos de Carbono, con miras a contribuir a la protección de altos valores de conservación comunitarios y de biodiversidad del área.

El administrador o custodio de esos Bonos de Carbón es Rafael Espinosa Forero, un biólogo marino especialista en ecología, egresado de las universidades Jorge Tadeo Lozano y de Córdoba.

Treinta y cinco años de su vida los ha dedicado a temas ambientales y desde 2015, cuando inició el programa Vida Manglar, participa de esta estrategia, considerada “innovadora para Colombia y para el mundo”.

“Vida manglar consiste en reducir emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por medio de actividades de conservación de manglares en el Golfo de Morrosquillo, mediante el fortalecimiento de la gobernanza local y la promoción de actividades productivas alternativas, mientras se contribuye a la protección de altos valores de conservación comunitarios y de biodiversidad”, señala.

Recuerda que “el proyecto como Vida Manglar inició en el año 2015. Sin embargo, para llegar al logro de Vida Manglar, se tiene una trayectoria institucional y comunitaria, de más de 25 años en el territorio”.

El programa, que busca la certificación de acciones relativas a la reducción de emisiones de carbono debido a la deforestación no planeada y a la conservación de humedales costeros en cerca de 7.645,7 hectáreas de bosques de manglar, está proyectado a 30 años.

Para lograr los objetivos “se tiene previsto dar continuidad e implementar las líneas estratégicas del programa Vida Manglar, las cuales son: fortalecimiento de la gobernanza; proyectos productivos alternativos; recuperación y rehabilitación de áreas de manglar; monitoreo y control”, señala Rafael.

Añade que “cada una de estas líneas estratégicas integran acciones enfocadas a la protección, conservación, recuperación y usos sostenible de los ecosistemas de manglares, articulados con las comunidades, institutos de investigación e instituciones”.

En el proyecto se trabaja con dos componentes: comunitario e institucional. “Se trabaja con las comunidades organizadas que hacen parte del uso sostenible del ecosistema, principalmente mangleros y caimaneros. En cuanto a instituciones, los socios del proyecto son: la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge (CVS), Invemar, CI y Fundación Omacha”, explica.

Recursos

El programa Vida Manglar, comenta, cuenta con los recursos provenientes de la venta de los bonos de carbono, que fueron certificados durante el periodo de 2015-2019. “No obstante, los recursos no suplen las necesidades de toda el área. Por lo que se han venido gestionando recursos de entidades externas que quieren realizar aportes en la conservación del ecosistema. Adicionalmente, las entidades socias de Vida Manglar han venido realizando aportes financieros en el área del proyecto”.

“La comunidad aporta principalmente el conocimiento ancestral sobre el manejo, protección y función del ecosistema. Adicionalmente, aporta dentro de las actividades que se desarrollan, su trabajo de campo”, indica Rafael.

Además, dentro de la población existe conciencia de la importancia de los manglares. “En el ámbito donde nació Vida Manglar, principalmente las comunidades, conocen la importancia de este ecosistema. Es el caso que lo definen como su empresa, la cual deben cuidar y conservar, debido a que, desde hace más de 25 años, han venido trabajando en el uso sostenible del ecosistema y les ha brindado la posibilidad de crecer, organizarse capacitarse y mejorar su calidad de vida a través de la gobernanza”.


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Sin embargo, “existen algunos sectores en la zona con los cuales se debe trabajar, para fortalecer los conceptos e importancia del ecosistema de manglar en el territorio”.

Los enemigos

Señala que “existen varios factores que generan presión sobre los ecosistemas de manglar, de acuerdo a la región donde se encuentren, entre los cuales se identifican relleno y desecación para construcciones turísticas, ganadería bufalina, tala ilegal, entre otros”.

Y los mayores beneficiarios son las comunidades de la zona del proyecto.

Vida Manglar “inicialmente comprende 27.809 hectáreas, que hacen parte del área protegida del DRMI (Distrito Regional de Manejo Integrado) de la Bahía de Cispatá, la Balsa, Tinajones y sectores aledaños del Delta Estuarino del río Sinú”.

“En principio se estructuró para las áreas de manglar que están en jurisdicción de los municipios de San Antero, Santa Cruz de Lorica y San Bernardo del Viento, en el departamento de Córdoba. El proyecto corresponde a los bosques de manglar del área protegida del Distrito Regional de Manejo Integrado de la Bahía de Cispatá y el sector aledaño del Delta Estuarino del río Sinú, con una extensión aproximada de 8,556 hectáreas de manglar y en próximas verificaciones se añadirán otras áreas, siempre y cuando cuenten con la suficiente información para demostrar cumplimiento de los criterios de elegibilidad. Estas nuevas áreas corresponden con el Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Ecosistema de manglar y lagunar Ciénaga de la Caimanera (municipio de Coveñas) y el Parque Regional Natural (PRN) Sistema Manglárico del Sector de la Boca de Guacamaya (municipio de Santiago de Tolú y San Onofre)”.

Agrega que “debido a que es un proyecto agrupado, se trabaja en vincular otras áreas de manglar en el Golfo de Morrosquillo, las cuales son áreas protegidas denominadas Caimanera y Guacamayas en jurisdicción del departamento de Sucre, y sumarían aproximadamente 4.233 hectáreas”.

Para cumplir con los objetivos se requieren viveros, ¿cuántos tienen? “A la fecha contamos con tres, los cuales están activos, producto de la gestión y articulación interinstitucional a nivel nacional e internacional. Son viveros comunitarios, liderados por comunidades organizadas en asociaciones de mangleros”.

En cuanto a la repercusión que tiene Vida Manglar para la zona en donde se desarrolla el programa, para Colombia y el mundo, señala Rafael que “la iniciativa Carbono Azul es el primer programa centrado en mitigar el cambio climático mediante la conservación y la restauración de los ecosistemas marinos y costeros a nivel global. Se promueve contribuir a la protección de altos valores de conservación del ecosistema, la biodiversidad y valores comunitarios en el área del proyecto y la región”.

Rafael, que es el custodio de los Créditos de Carbono, indica que “esta es la primera vez que, tanto en Colombia como en el mundo, se verificarán Créditos de Carbono en manglares utilizando metodología de monitoreo del carbono almacenado en los humedales costeros (biomasa aérea, muerta y suelos) desarrollada por Verra (VM007), que tiene unas exigencias significativas en cuanto a calidad y cantidad de información”.

Explica que “como resultado, de toda la trayectoria institucional y comunitaria en vida manglar, se ha logrado posicionar este bosque de manglar a nivel nacional e internacional, como el mejor conservado del Caribe colombiano”.

Finaliza diciendo Rafael que “la implementación de este proyecto, sería el primer modelo a nivel global de estrategia de carbono azul en ecosistemas de bosque de manglar, y se aspira, con este modelo, a poder replicarlo en otras zonas y reducir las emisiones generadas por la deforestación en estos sistemas a nivel global”.