Síndrome de Burnout: el mal que afecta a los sicólogos | El Nuevo Siglo
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Jueves, 20 de Febrero de 2020
Redacción Web

Rupturas de pareja, problemas económicos, adicciones, sentimientos de soledad y abandono, muchas son las situaciones por las que acuden a un psicólogo. Los tratamientos a veces pueden ser prolongados e implican una carga relacional fuerte para el especialista.  Pocas son las ocasiones en que se analiza el estrés que les genera a los expertos en salud emocional y física atender casos complejos y cómo pueden mantener su propio bienestar.

La Fundación Centro de Psicología Clínica y de Familia ‘Anita’, Fundanita, hace un llamado a la comunidad médica para estar atentos frente a una enfermedad descrita para éstos casos.

El Síndrome de Burnout se refiere a un estado de agotamiento emocional, físico y mental grave en el que la persona se derrumba a causa del cansancio psíquico o estrés que surge con la  interacción social ante una rutina laboral. Esta situación se acumula  durante un largo periodo de tiempo, y puede llegar a incapacitar al profesional para seguir trabajando.

Se presenta en personas que por su profesión, acostumbran a ocuparse de los demás, como por ejemplo enfermeras (os), cuidadores, psicólogos (as), psiquiatras, educadores y en general profesionales de la salud.  

Norberto Bohórquez Joya, Fundador y Director de ‘Fundanita’, explica que El Síndrome Burnout también llamado síndrome de “estar quemado” o de desgaste profesional, se considera como la fase avanzada del estrés profesional. Fue descrito por Maslach y Jackson en 1986. Es un mal invisible que afecta y repercute directamente en la calidad de vida.

El experto indica que se presenta bajo unos síntomas específicos:

Psicosomáticos: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, etc.

Conductuales: absentismo laboral; abuso de sustancias como café, tabaco, alcohol, fármacos, alucinógenos, etc.; incapacidad para vivir de forma relajada; aumento de conductas violentas, entre otros.

Emocionales: irritabilidad, incapacidad de concentración, distanciamiento afectivo, depresión.

Laborales: daño de la capacidad de trabajo, de la calidad de los servicios que se presta a los clientes, aumento de interacciones hostiles, comunicaciones deficientes.

Estos síntomas alteran todo su sistema de creencias relacionado con sus competencias de desempeño en todas sus áreas de vida.

Bohórquez Joya, Magíster en Psicología Clínica y de Familia explica en palabras sencillas que los profesionales “sienten que ya no puede dar más de sí a los demás, se sienten desbordados por las demandas emocionales de los otros”. A la sobrecarga emocional habitualmente se suma una sobrecarga de trabajo, falta de tiempo y de actividades personales.

Y aunque la prevención, diagnóstico y tratamiento del síndrome son complejos, existen ciertas recomendaciones que se pueden seguir:

·      Es conveniente entender que para atender a los demás se debe estar en condiciones, y para ello el profesional debe cuidar de sí mismo.

*      Procurar realizar un ritmo de trabajo que no sea excesivo, respetando las pausas de comida, descansos, etc.

·      Decir “no” cuando se le encomienden tareas imposibles.

·      Favorecer el trabajo en equipo

·      Establecer fronteras entre el trabajo y la vida privada

·      Cuidar su ambiente familiar, hacer gimnasia, masajes, relajación.

·      Apoyarse en una red social: familia, amigos, compañeros...