Ondas dejadas por una galaxia enana, ahora en la constelación de Sagitario, sacudieron nuestra galaxia hace cientos de millones de años causando que parte del disco exterior de la Vía Láctea vibre.
Es la conclusión de un estudio de investigadores de la Universidad de Lund en Suecia que utilizó datos del telescopio espacial Gaia y publica resultados en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Nuestro hogar cósmico, la Vía Láctea, contiene entre 100.000 y 400.000 millones de estrellas. Los astrónomos creen que la galaxia nació hace 13.600 millones de años, emergiendo de una nube giratoria de gas compuesta de hidrógeno y helio. Durante miles de millones de años, el gas se acumuló en un disco giratorio donde se formaron las estrellas, como nuestro sol.
"Podemos ver que estas estrellas se tambalean y se mueven hacia arriba y hacia abajo a diferentes velocidades. Cuando la galaxia enana Sagitario pasó por la Vía Láctea, creó movimientos ondulatorios en nuestra galaxia, un poco como cuando se deja caer una piedra en un estanque", explica en un comunicado Paul McMillan, el investigador de astronomía del Observatorio Lund que dirigió el estudio.
Mediante el uso de datos del telescopio espacial europeo Gaia, el equipo de investigación pudo estudiar un área mucho más grande del disco de la Vía Láctea de lo que era posible anteriormente. Al medir lo fuertes que son las ondas en diferentes partes del disco, los investigadores han comenzado a armar un rompecabezas complejo, proporcionando pistas sobre la historia de Sagitario y su órbita alrededor de nuestra galaxia natal.
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"En este momento, Sagitario se está desgarrando lentamente, pero hace 1 o 2 mil millones de años era significativamente más grande, probablemente alrededor del 20% de la masa del disco de la Vía Láctea", dice Paul McMillan.
Los investigadores se sorprendieron de la cantidad de Vía Láctea que pudieron estudiar utilizando los datos de Gaia. Hasta la fecha, el telescopio, que ha estado en funcionamiento desde 2013, ha medido el movimiento en el cielo de aproximadamente dos mil millones de estrellas y el movimiento hacia o desde nosotros de 33 millones.
"Con este nuevo descubrimiento podemos estudiar la Vía Láctea de la misma manera que los geólogos sacan conclusiones sobre la estructura de la Tierra a partir de las ondas sísmicas que la atraviesan. Este tipo de 'sismología galáctica' nos enseñará mucho sobre nuestro hogar galaxia y su evolución", concluye Paul McMillan.