Con el fin de articular esfuerzos, establecer prioridades, asignar financiamiento y proporcionar directrices estratégicas para la acción inmediata y futura en la Amazonía, los presidentes de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, así como de otros países considerados socios de cooperación de la región, se reunirán en el marco de la Cumbre Amazónica que se celebra del 4 al 9 de agosto en Belém do Pará, Brasil. Los mandatarios también buscarán renovar el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) y su Organización conexa (OTCA).
Recuerda WWF que la Amazonía está en peligro y con ella la regulación y estabilización climática de la región y del mundo. Más de 300 millones de personas en Suramérica, 47 millones en la Amazonía (de los cuales 2 millones son indígenas) y el 10 % de las especies conocidas de la superficie terrestre dependen de la supervivencia de este bioma y cuenca.
Las alarmantes tasas de deforestación y conversión de bosques, el cambio climático y la degradación del suelo están dificultando su capacidad para recuperarse, lo que la conduce hacia un punto de inflexión (o de no retorno) ecológico, con consecuencias gravísimas para la salud y la seguridad alimentaria de América del Sur y el clima del mundo.
En preparación a la Cumbre Amazónica, el gobierno de Colombia lideró, el mes pasado, la Cumbre Amazónica de Leticia, un espacio técnico científico de alto nivel para dialogar sobre temáticas clave para este bioma, como la deforestación, los crímenes ambientales transnacionales, la bioeconomía, los mecanismos financieros y los derechos de los pueblos indígenas.
Como resultados de esta cumbre, sobresalen la intención de consolidar un plan estratégico y una visión conjunta para la Amazonía, que tenga en cuenta a los pueblos indígenas, implementar un fondo y mecanismos financieros transparentes y ordenar la cooperación internacional para que responda a las necesidades de la región.
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La red de WWF, con oficinas en los países amazónicos, considera que esta cumbre es de la más alta importancia, pues la ventana de oportunidad para detener el punto de no retorno se está cerrando, y acciones coordinadas y efectivas entre los países que albergan este importante ecosistema son urgentes. Por eso, se hace un llamado a que los resultados de la Cumbre Amazónica muestren:
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Una OTCA fortalecida, con una firme y ambiciosa declaración con fechas acordadas para la construcción de un Plan de Acción hacia el 2030 y una estrategia de implementación, construidos inclusivamente y basados en derechos, mediante el cual los gobiernos se comprometan, para esa fecha, a detener la deforestación y la minería ilegal de oro, y a conservar el 80 % de la Amazonía (a través de áreas protegidas, territorios indígenas. Otras Medidas Efectivas de Conservación basadas en áreas - OMEC, corredores, etc.) y así evitar llegar al punto de inflexión.
El plan debe derivar en acciones transfronterizas para abordar los desafíos en colaboración con pueblos indígenas y comunidades locales, sociedad civil, sector privado, sector académico e instituciones financieras. Igualmente, deberá establecer hitos clave, que permitan destacar y apalancar una acción concreta para la Amazonia/bosques en los próximos grandes momentos de la agenda multilateral, especialmente la COP28 y aquellos relacionados con la implementación Marco Global de Biodiversidad - Kunming Montreal.
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El reconocimiento de que detener el punto de inflexión amazónico es crítico regional y globalmente, ya que pone en peligro los medios de vida de millones de personas y los servicios ecosistémicos que sostienen la salud ambiental de todo el continente suramericano. Además de afectar el régimen de lluvias (del cual depende gran parte de la agricultura y la generación de energía del continente), la transformación del bosque más biodiverso del mundo en un área degradada resultará en significativas emisiones de carbono o equivalentes, que pueden aumentar la temperatura global aún más, por encima de 1,5°C.
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Un renovado mensaje político de articulación de esfuerzos que fortalezca la estructura de cooperación regional OTCA, de cara a la formulación e implementación del plan de acción para la región amazónica.
Además, WWF insta a los presidentes participantes de la Cumbre Amazónica a comprometerse con las siguientes medidas para aportar en la reducción del calentamiento global y alcanzar las metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal al 2030:
- Exigir a los actores de las cadenas de valor de materias primas de alto riesgo que cumplan con los esfuerzos gubernamentales y adopten políticas voluntarias para eliminar la deforestación y la conversión, a más tardar, en 2025, de acuerdo con el Marco de Rendición de Cuentas, con el fin de alcanzar el objetivo de producción libre de deforestación y conversión para 2030.
- Implementar incentivos y políticas para fomentar el desarrollo agrícola libre de deforestación o conversión, que ayuden a escalar técnicas agropecuarias regenerativas y sostenibles que protejan y restauren los hábitats naturales y los servicios ecosistémicos.
- Apoyar con fondos, políticas e incentivos fiscales el desarrollo de una bioeconomía amazónica, basada en su riqueza biológica y cultural, que genere bienestar para las poblaciones locales.
- Implementar y mantener sistemas públicos accesibles de monitoreo de la deforestación y degradación de los ecosistemas naturales, que incluyan actualizaciones y alertas regulares.
- Adoptar políticas y mecanismos transnacionales de prevención, regulación, control, alertas, respuesta y remediación de crímenes ambientales y otras actividades ilícitas, asegurando la cooperación y la gestión integrada de información, trazabilidad y operaciones conjuntas.
- Incluir en todas las acciones y políticas el pleno respeto de los derechos humanos y culturales de los pueblos indígenas, las comunidades locales, las mujeres, los jóvenes y otros sectores.