Comienza una nueva dirigencia del Concejo de Bogotá, corporación que en este 2022 tiene por metas intensificar el control político, modificar el reglamento y recuperar el diálogo con el Palacio Liévano, entre otros propósitos.
A partir de hoy se desarrollarán cuatro sesiones plenarias en las que los 45 concejales decidirán cómo quedarán conformadas las comisiones permanentes. Mañana se elegirá la mesa directiva de la comisión del Plan; el jueves quedarán seleccionados el presidente y los vicepresidentes de la comisión de Gobierno y el viernes quedará establecida la mesa que asumirá la dirección de la comisión de Hacienda.
Adicionalmente, es probable que esta semana quede citado formalmente el debate de control político que el concejal del partido Colombia Justa y Libres, Emel Rojas, dijo que citaría desde el mismo día en el que se aprobó por Decreto (555) el Plan de Ordenamiento Territorial, a las secretarías de Planeación, Hábitat, Gobierno y Movilidad de Bogotá, para que expliquen a fondo qué fue lo que se aprobó.
“Nosotros regresamos el 11 de enero y habrá unos días de selección de comisiones y mesas directivas, pero ya hice la proposición para que en la plenaria el Gobierno Distrital nos explique por qué tanta contradicción, qué se aprobó y qué pasó con la concertación en la que ya se había avanzado con la comunidad”, indicó a EL NUEVO SIGLO el concejal Rojas el pasado 29 de diciembre.
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Hoy habrá junta de voceros
Punto aparte, y como se lo confirmó en las últimas horas el nuevo presidente de la corporación, el concejal liberal Samir Abisambra, a este periódico, hoy habrá una reunión con los voceros de todos los partidos para comenzar a adelantar el trámite para cambiar el reglamento del Concejo de Bogotá.
“Lo primero que tenemos que hacer, lo más vital y prioritario que tenemos que adelantar, es modificar nuestro reglamento. Ese es el punto de honor que esperamos materializar en el primer trimestre del año. El martes tendremos la primera reunión de voceros, en donde voy a presentar un boceto de lo que hemos hecho dentro del equipo con los demás miembros de la Mesa Directiva, y en donde vamos a plantear las modificaciones”, advirtió a EL NUEVO SIGLO el presidente Samir Abisambra.
Un control político fuerte
De otro lado, de la agenda que ya está asignada, este sábado 15 de enero se le dará continuación al debate de control político a la seguridad y la reactivación económica y social de la ciudad, liderado por los concejales conservadores Gloria Elsy Díaz y Nelson Cubides.
Sin duda alguna la seguridad será uno de los hilos conductores de debate en este 2023, pues varios concejales han llamado la atención sobre el apremiante problema de inseguridad. De hecho, varios de ellos se preguntaron por qué en las últimas horas la alcaldesa Claudia López no ha hecho presencia en el Portal Américas, en donde el vandalismo no da su brazo a torcer, pese al cambio de año.
“270 días de terror han vivido ya los habitantes aledaños al Portal Américas por cuenta de la delincuencia y el vandalismo. La Alcaldesa Claudia López lleva el mismo tiempo sin atender a estos ciudadanos, ignorando esta grave problemática. Alcaldesa: ¿Por qué no ha ido al portal?”, indicó durante el fin de semana el concejal Emel Rojas.
Y también la concejal verde Lucía Bastidas llamó la atención sobre este tema que, con seguridad, será abordado en el debate del sábado. “Los vecinos del Portal Américas están cansados de permanecer sin movilidad y sin calidad de vida en un sector en donde por el abandono de la Alcaldía de Bogotá reina el vandalismo”, indicó la concejal, quien espera que el próximo 28 de enero se tomen medidas de seguridad pertinentes para asegurar los derechos de los vecinos de las inmediaciones de los portales de Transmilenio.
Vale referir, por último, que una de las grandes metas que tendrá el cabildo distrital este año será hacer un riguroso control político a varios temas de trascendencia para la ciudad, tales como la implementación del Plan de Ordenamiento Territorial, las obras que se ejecutarán, el caos de la movilidad, el seguimiento a la pandemia, que sigue siendo incierto, a la situación socioeconómica y al deterioro generalizado en el que se encuentra Bogotá.