El 31,9% de los empresarios considera que la incertidumbre política, junto a la volatilidad de la tasa de cambio y el impacto de la reforma tributaria, son los motivos por los que han frenado sus proyectos de inversión.
De acuerdo con un análisis de la ANDI en la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC), entre otras de las razones de cara a los planes de inversión para este año están la inflación (24,5%), la incertidumbre económica del país (16%), la administración del riesgo y la necesidad de enfrentar situaciones cambiantes donde las reglas de juego no son claras.
Considera el sector empresarial que la volatilidad y la depreciación del peso frente al dólar han sido incluso mayores a las observadas en la mayoría de las monedas. Este fenómeno cambiario se constituyó en un desafío adicional para las empresas, especialmente para aquellas que realizan compras de materias primas e insumos provenientes del exterior.
Tanto es así que concretamente para el 95,6% del sector industrial la tasa de cambio ha dejado afectaciones.
Respecto a si los empresarios han implementado estrategias o planes de acción para amortiguar los efectos desfavorables del comportamiento de la tasa de cambio, destacan algunas medidas como la cobertura cambiaria (24,9%), incremento de precios (17,2%), incremento de exportaciones (12,4%), sustitución de importaciones (11,8%), optimización de costos y gastos (11,2%), entre otros.
Señalan los empresarios que el 2023 será un año de marcada desaceleración económica, tal como ya lo prevén los mercados, con crecimiento de entre 0,5% y 1,3%.
En esta dirección se le preguntó al empresariado sobre el crecimiento presupuestado de las ventas totales, nacionales y de las exportaciones. Para el 2023, el crecimiento promedio real presupuestado por los encuestados en las ventas totales es de 4,1%, en las ventas nacionales del 5,5% y en las exportaciones del 8,7%.
Factores
Asimismo, con el fin de conocer más en detalle lo que esperan los empresarios para el 2023, se les indagó sobre los aspectos que consideran que favorecerán su desempeño. En este sentido, la disminución o estabilización de la tasa de cambio y el desarrollo/diversificación de productos y clientes fueron los factores más mencionados por 16,9% de los empresarios.
A su vez, el 11% de los empresarios contestó que no hay ningún factor que favorezca el desempeño del 2023. Aspectos que sí favorecerán el desempeño de la empresa son: incremento de la demanda (11%), disminución o estabilización de la inflación (11%), aumento de las exportaciones (9,3%), la normalización del costo y abastecimiento de materias primas (9,3%), entre otros.
Por otro lado, aquellos factores que los empresarios consideran que perjudicarán el desarrollo de sus actividades son: el comportamiento de la tasa de cambio (44,4%), inflación (40,3%), el precio o abastecimiento de las materias primas (30,6%), incremento de las tasas de interés (19,4%), impacto de la reforma tributaria (18,5%), seguido de la incertidumbre política (17,7%), incremento del salario mínimo (12,1%), entre otros.
Los retos
Considera la encuesta que uno de los principales retos del país es empezar a pensar hacia dónde vamos en el mediano y largo plazo, y trabajar en esta dirección, teniendo en cuenta cómo estamos posicionados hoy en el contexto internacional. En este sentido, los indicadores de competitividad nos muestran dónde se ubica Colombia comparativamente con otros países y de esta forma permiten planear qué ruta debemos seguir para ser más competitivos.
En esta dirección, el Índice de Competitividad Mundial (IMD), en su reporte más reciente del año 2022, sitúa a Colombia en la posición 57 en competitividad global, entre 63 países, mostrando no solo un retroceso con respecto a los dos años anteriores, sino una posición muy desfavorable en el ranking. Por esto, se debe tener en cuenta que el camino por recorrer es largo y es de gran urgencia empezar a trabajar en esta materia.
El top 10 de países más competitivos del mundo, según este ranking del IMD, lo encabezan Dinamarca, Suiza, Singapur, Suecia y Hong Kong. En América Latina Chile es el país mejor posicionado, seguido de Perú, México y Colombia.
Sin embargo, los problemas estructurales del país, algunos de los cuales se profundizaron con la pandemia, se convierten en los temas prioritarios y los retos más relevantes. Señalan que el panorama social debe ampliarse e incluir criterios de equidad, inclusión y generación de oportunidades; las debilidades del mercado laboral colombiano con los altos niveles de informalidad; las dificultades en la generación de empleo formal y de calidad, los problemas en infraestructura y en educación pertinente y de calidad, por mencionar algunos.
Lo anterior se refleja en este indicador de competitividad, en donde la eficiencia del Gobierno y la eficiencia en los negocios e infraestructura, muestran un rezago importante con respecto al mundo.
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El desarrollo
Es por esto que la ANDI reitera que el país debe enfocarse en una estrategia basada en dos grandes temas que se trabajen paralelamente: el desarrollo social y el desarrollo empresarial.
Este doble objetivo resulta sumamente pertinente en la hoja de ruta que se traza el país para los próximos años. Además, se deben tener en cuenta las tendencias mundiales y los parámetros que marcarán el futuro de la economía. En este punto los nuevos numerarios incluyen temas como los derechos humanos, el trabajo decente, la transformación digital y la huella de carbono, entre otros. Y no menos importante, el papel del empresariado es parte fundamental de este desarrollo económico y social.
En esta dirección, una política de industrialización integral que incluya toda la cadena productiva se convierte en un objetivo fundamental para generar un mayor dinamismo a la industria (manufactura, servicios y agroindustria).
En ella, se debe contar con la participación del Gobierno, el sector empresarial, los trabajadores, los emprendedores y la academia, para buscar objetivos comunes, tales como la estabilidad económica, el crecimiento económico y la generación de empleo. En ese sentido, el gobierno es el proveedor de una infraestructura para la competitividad y creador de un entorno macroeconómico estable para la atracción de inversión; la academia ocupa un papel fundamental en el área de investigación; y los empresarios, trabajadores y emprendedores constituyen los grandes generadores de riqueza a través de la empresa.
En este sentido, la política industrial debe tener tres aspectos fundamentales: inversión, competitividad internacional e innovación tecnológica. Dicho lo anterior, se debe incentivar mayores esfuerzos en materia de inversión en actividades de investigación y desarrollo para contar con una economía más sofisticada, capaz de desarrollar productos con mayor valor agregado, un sector empresarial insertado en las cadenas globales y regionales de valor, con alta capacidad tecnológica y de innovación para aumentar la competitividad e impulsar la productividad, y, por lo tanto, acelerar el crecimiento económico.
La visión de Fedesarrollo
En la encuesta de opinión financiera de Fedesarrollo de enero, el crecimiento económico regresó como el aspecto más relevante a la hora de invertir, al ser elegido por el 22,6% de los analistas (frente a 22,7% el mes anterior). La política monetaria se ubicó en segundo lugar con 22,6% de la participación (frente a 18,2% el mes anterior). Le siguen en su orden, la política fiscal con 19,4% de la participación (contra 31,8% el mes anterior) y las condiciones sociopolíticas con 19,4% de la participación (18,2% el mes anterior).
Por su parte, los factores externos y los otros factores recuperaron relevancia para invertir, pasando de 4,5% a 9,7% y de 4,5% a 6,5% en enero, respectivamente. Al igual que en la medición anterior, las condiciones de seguridad no son un factor relevante para tomar decisiones de inversión. Además, el Índice de Confianza Industrial (ICI) se situó en -1,2% para diciembre del 2022, luego de ubicarse en terreno positivo en el mes de noviembre (0,1%). En diciembre pasado, las expectativas acerca del número de personas empleadas para el próximo trimestre se ubicaron en 2,0%, representando una disminución de 3,2 puntos y 9,7 puntos frente al trimestre anterior y el mismo trimestre de 2021, respectivamente.