CONSCIENTES de que unidos son real opción de poder en Venezuela, la oposición arrancó un proceso de reorganización con un primer acuerdo de alto impacto: habrá candidato presidencial único, el que se escogerá en unas primarias el próximo 22 de octubre.
Tras la desaparición del mandato interino que por cuatro años tuvo Juan Guaidó con el reconocimiento de medio centenar de países, el inesperado acercamiento del gobierno demócrata estadounidense al régimen Maduro y la ‘voluntad’ de éste para realizar elecciones ‘transparentes y libres’, como lo ha sostenido en la mesa de negociación instalada en México y a la espera de nuevo encuentro, los directivos de los partidos opositores acordaron el cronograma para designar un presidencial único.
Aunque las caras más visibles de la oposición y que están en la retina global son Juan Guaidó, Henrique Capriles, Leopoldo López, María Corina Machado, Gerardo Blyde Pérez (líder de la delegación opositora en la mesa de diálogo), no se descarta que otros dirigentes como Carlos Vecchio, Julio Borges o el novel diputado José Manuel Olivares, al igual que las tres mujeres que dirigen el comité presidencial interino (Dinorah Figuera, Marianela Fernández y Auristela Vásquez, todas en el exilio) se postulen en esta competición política interna.
Casi una década después de la fallida “Salida”, la primera gran oleada de protestas contra el régimen de Maduro lideradas por Leopoldo López (hoy exiliado en España tras años de cárcel), el antichavismo, indistintamente de su afiliación partidaria, tienen una oportunidad de oro para forzar pacífica, democrática y constitucionalmente el fin de la grave crisis venezolana.
Vale recordar que si bien la Plataforma Unitaria, nacida del llamado G-4 porque en su momento agrupó a los cuatro partidos opositores más grandes (Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular) es la que mantiene la vocería en la mesa con el gobierno, el desgaste de la prolongada lucha política llevó a disidencias como, por ejemplo, el movimiento Vente Venezuela liderado por Corina Machado y otros más pequeños. El proceso de reorganización visualizado el pasado mayo se ha centrado en lograr consenso en pro de la realización de las anunciadas primarias.
Y el primer punto de encuentro de ese esfuerzo de unidad se dio con el anuncio este miércoles del cronograma para la elección interna de su carta presidencial que, de cumplirse lo prometido por el régimen, disputará en las urnas el poder el próximo año.
La Comisión Nacional de Primaria se encargará de organizar esta cita. Su presidente, Jesús María Casal, explicó que el organismo trabajará en aras de la fiabilidad de todo el proceso, apoyado por líderes como Guaidó o Capriles.
Casal aspira a obtener "una legitimidad reforzada", a partir de "la ilusión común del cambio político", según declaró al hacer el anuncio en compañía de un grupo de jóvenes venezolanos esperanzados en el cambio real en este país que no sólo les brinde un futuro a todos, sino que permita el regreso de los millones de ‘exiliados’ por la difícil situación económica que vive dicha nación hace más de una década.
“A partir de este momento la primaria requiere mucho más de la cooperación de todos. Con este anuncio colocamos la primaria completamente en manos de la gente", resaltó Casal, al tiempo que recordó que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aceptó formar una comisión técnica conjunta, para evaluar la solicitud de la de usar los centros de votación el día acordado y organizar "jornadas especiales de actualización del registro electoral".
“Anunciamos con alegría, junto a la juventud venezolana, a sus sueños, a su derecho a un futuro promisorio, que se convoca a la elección primaria el próximo 22 de octubre”, indicó el dirigente en el acto en Caracas y que contó con la presencia de representantes diplomáticos de Japón, Chile, Francia, España, Suiza, UE, Alemania, Portugal, Perú, Países Bajos, Italia y Polonia.
El otrora presidente interino Guaidó, quien de seguro estará en la baraja de candidatos, celebró en Twitter el anuncio: “debemos reunificar el país y que renazca la esperanza en Venezuela".
Los principales grupos de la oposición en Venezuela rechazaron participar en las últimas elecciones por la falta de garantías democráticas, pero se han marcado como objetivo recuperar el impulso perdido de cara a futuros procesos, aún por concretar en el calendario.
El candidato único es una reivindicación recurrente por parte de destacados dirigentes. No en vano, en las elecciones presidenciales de 2012 y 2013, el entonces aspirante opositor, Capriles, se quedó cerca de Hugo Chávez, primero, y de Maduro, después.
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El cronograma establecido arranca a fin de este mes con la designación y juramentación de las juntas regionales de la Comisión Nacional de Primaria, prosigue con la invitación a observadores nacionales e internacionales para ese proceso interno y, del 24 de mayo al 23 de junio, será la inscripción de los aspirantes presidenciales, quienes posteriormente tendrán conversatorios o debates para exponer sus agendas programáticas. Tras la escogencia en las urnas, arrancará en firme la campaña para la elección del 2024.
En la baraja presidencial opositora es altamente probable que no esté el exmandatario de Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles, porque junto a su condena judicial, emitida en abril de 2017 por “irregularidades administrativas ocurridas durante los ejercicios fiscales 2011, 2012 y primer trimestre del 2013, en el desempeño de sus funciones como gobernador del estado bolivariano de Miranda" fue inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos. Si bien está en libertad tras una decisión de ‘buena voluntad’ del régimen, ese no permitiría su candidatura aduciendo dicho fallo.
También hay duda sobre Leopoldo López, (mentor de Guaidó) ya que si se candidatiza le pedirían retornar a Venezuela. Como se sabe, él se encuentra exiliado en España desde octubre de 2020, meses después de que fuera liberado tras cumplir cinco años de cárcel. Está con su familia y aunque ha sido junto a Capriles los fuertes críticos a Nicolás Maduro, entrar en las primarias opositoras le representarán un radical cambio de vida.
En recientes declaraciones al diario español El País, Capriles indicó que eliminar la estructura de mandatario interino, la oposición tiene una oportunidad de oro para replantear la política y unirse de cara las posibles elecciones del 2024.
Asegura que en las semanas que vienen está en juego el futuro de Venezuela para los próximos seis años y quiere que todo el mundo se mueva rápido. “Y para eso hacen falta varias cosas. Por ejemplo, que gente como él, Guaidó -de quien dice que es alguien que “no entendió nada de lo que pasó en los últimos años”- o Leopoldo López -al que considera un “nostálgico de una política fracasada”- se pongan de acuerdo en ir todos a unas primarias y asumir al que gane como el candidato de todos.”
Bajo esa óptica, el escenario antichavista se visualiza complejo, pero se tiene la esperanza de que se cumpla la definición básica de la política, que es el ‘arte de lo posible”. Y para ello hay que deponer egos, intereses y partidos, en pro de ser una fuerza con alto chance de derrotar, vía las urnas, a Maduro.
El viraje de EE.UU.
Aunque no puede ni debe entrometerse en proceso electoral de ningún país, el inesperado cambio de la Casa Blanca hacia Caracas, que flexibilizó la sanción petrolera y reiteradamente llama a “elecciones libres y transparentes”, será un factor de presión.
Tras fracasar su audaz apuesta de una rápida salida de Maduro del poder con el reconocimiento que en 2019 hicieron al mandatario interino Guaidó, el presidente estadounidense Joe Biden hizo un viraje calculado, pero sobre todo necesario, en su política hacia el régimen venezolano para garantizar el combustible que comenzaba a escasear por la guerra en Ucrania.
Con la defenestración del gobierno interino y Maduro en el poder, al que sigue considerando ilegítimo, Biden envió una comisión de alto nivel para un sorpresivo acercamiento que dio inicialmente frutos, con la autorización a las petroleras norteamericanas a explotar en suelo venezolano y exportar el llamado ‘oro negro’.
Funcionarios del actual gobierno norteamericano y de su antecesor consultados por AFP coincidieron en señalar errores de cálculo sobre la resistencia de Maduro, y la eficacia de la oposición, así como el forzado cambio de prioridades de Biden.
Para Freddy Guevara, integrante del equipo opositor que ha negociado con el gobierno chavista en Ciudad de México, el punto de inflexión llegó en marzo cuando representantes de Biden viajaron a Caracas para reunirse con Maduro y no con Guaidó.
"Por supuesto, entendemos que no somos el centro del mundo y los problemas con la guerra en Ucrania. Pero creo que fue un error muy grande e importante", declara.
Sobre si la posición de Estados Unidos marcó el colapso del gobierno de Guaidó, afirma: "No diría que era la política estadounidense, pero creo que había personas dentro del gobierno estadounidense que querían que esto sucediera".
Maduro y Estados Unidos efectuaron un canje de prisioneros en octubre y, al mes siguiente, el gobierno de Biden flexibilizó las sanciones para permitir que Chevron reanudara la extracción limitada de petróleo en Venezuela, como parte de un esfuerzo por mantener bajos los precios mundiales de crudo.
Según Carrie Filipetti, una funcionaria del Departamento de Estado bajo el mandato de Trump, los estadounidenses creían que el cambio de gobierno se produciría en semanas o meses. Y esto significa que "nunca pudimos aumentar" la influencia porque con las sanciones "ya estaba en lo más alto".
Los defensores de las sanciones no creen que la Casa Blanca vaya por el camino correcto con Venezuela. Para Elliott Abrams, el representante especial para este país latinoamericano bajo el gobierno Trump, que Biden "abandonó" a la oposición, un "retroceso asombroso" para un gobierno que dice priorizar los derechos humanos y desafiar a las compañías de combustibles fósiles.