Uno de los mayores impactos de la emergencia sanitaria radicó en la pérdida de empleos en todo el mundo. En Colombia las cifras confirman que 1,5 millones de mujeres se quedaron sin trabajo a raíz de la pandemia, de acuerdo con el Observatorio Colombiano de las Mujeres.
Sin embargo, los efectos del desempleo no han sido iguales para todos. Los jóvenes, los trabajadores con menos años de escolaridad, los informales y, en especial, las mujeres, han sido los más afectados por la crisis laboral. En la región, la tasa de pérdida de empleo femenino es del 6%, mientras que la de los hombres es del 3%. Y aunque las mujeres constituían solo el 42% de la población ocupada en la prepandemia, hoy concentran el 58,5% de pérdidas de empleo y están tardando más tiempo en recuperar los trabajos.
“Cuando hablamos de igualdad de género, Latinoamérica y Colombia se encuentran bastantes pasos atrás de los países más desarrollados. Y aunque en los últimos 10 años se ha avanzado enormemente, todavía persiste una disparidad ante las oportunidades que se otorgan a las mujeres, sobre todo en puestos de liderazgo”, explica Mateo Folador, fundador y CEO de Talentu, la aceleradora de talento más grande de Latam.
Otros números señalan que Colombia ocupó el penoso segundo lugar como el país con mayor desempleo en Latam, siendo las mujeres las más afectadas: 39%. Hoy, el DANE confirma que el desempleo femenino se ubica en el 19,4%.
No obstante, aunque en los últimos 10 años el país ha logrado un avance importante en temas de género, las cifras reconfirman que aún existe una disparidad relevante ante las oportunidades que se otorgan a las mujeres, sobre todo en puestos de liderazgo. De hecho, un reciente estudio del CESA reveló, luego de consultar a 356 reconocidas organizaciones en Colombia, que solo el 25% de estas tenía como CEO a una mujer y que el 30% de estas hacía parte de juntas directivas.
Como resultado de este preocupante panorama el BID, a través de la Visión 2025 “Reinvertir en las Américas”, destaca la importancia de considerar la equidad de género e inclusión de diversidad como eje fundamental de los esfuerzos por impulsar la recuperación –inclusiva, equitativa y sostenible– de Latinoamérica.