EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo está impactando la crisis en el sistema de salud al servicio de atención médica en Bogotá?
GERSON BERMONT: La situación sigue siendo de incertidumbre. El anuncio del Gobierno de la nueva Unidad de Pago por Capitación (UPC) nos incrementa la incertidumbre. Veníamos recalcando históricamente que en los últimos dos años la UPC ha sido insuficiente para todas las atenciones que requiere la población del país y para una población como la de Bogotá.
Creemos que los cálculos que se establecieron en ella no obedecen a la realidad de las frecuencias y de las necesidades en el sistema, así que esto nos obliga, y es la tarea en la que está enfocada Bogotá, a construir un modelo de atención en salud que busque optimizar el recurso del sistema y por eso estamos trabajando con todas las aseguradoras, con todos los prestadores de salud y por supuesto con las comunidades, buscando fórmulas para optimizar el costo de la operación en salud y la prestación del servicio para que sea más costo-efectiva.
Hemos visto cómo la dificultad para la entrega de medicamentos avanza, el aumento de las tutelas por la falta de oportunidad en ciertos tratamientos avanza de manera significativa y estos elementos nos preocupan de mayor manera para el 2025.
ENS: ¿Un aumento de la UPC en 5,36 % cómo afectará las finanzas y el servicio de Salud capital?
GB: La UPC es un contrato social que establece todos los factores posibles y medibles para poder calcular cuánto es el monto que se paga por persona en el marco de un aseguramiento. En este momento la cifra que teníamos era de un millón cuatrocientos cuarenta y cuatro mil pesos ($1'444.000) por persona y de esto se tiene que establecer cuántas personas sanas no utilizan el servicio, cuántas personas tienen alguna enfermedad y lo utilizan y cuánto es el costo que esta operación significa.
A esto hay que adicionarle las frecuencias, estamos ante una población con mayor envejecimiento y Bogotá tiene un envejecimiento muy marcado de su población, lo que quiere decir que aumentan las frecuencias de uso. Solo el tiempo lo dirá y ahí estaremos midiendo efectivamente y advirtiéndole al Gobierno Nacional si la cifra fue bien calculada o no fue bien calculada.
ENS: ¿Cómo le fue a Bogotá en la temporada de servicios en cuanto a personas afectadas por la pólvora?
GB: Las cifras desgraciadamente no nos acompañan. Hasta el jueves teníamos 132 personas con afectaciones por pólvora, de los cuales 40 son menores de edad y esto significa un incremento del 5,6 % en relación con el año pasado.
Definitivamente, las campañas y mensajes que se desarrollaron no tuvieron eco en la comunidad, no hubo un comportamiento adecuado y aunque tuvimos incautaciones cercanas a las tres toneladas de pólvora, la verdad, y hay que reconocerlo, encontramos ventas y adquisición de pólvora con facilidad en los municipios aledaños a Bogotá y acá mismo en la ciudad.
Esto nos obliga a replantear las estrategias a partir de febrero para que con el sector educativo y con el sector cultural profundicemos más en el mensaje del no uso de la pólvora en las festividades.
Es una cultura que debemos erradicar en los bogotanos, ojalá en los colombianos, pero es absurdo que celebremos quemando niños. Fueron 40 menores de edad, 13 de los cuales son menores de 5 años. Tuvimos un caso muy triste: el 31 de diciembre nos llegó un niño quemado desde el 24 de diciembre; ocho días después lo llevaron a los centros de salud.
Esto es absurdo y el mensaje es "Por favor, ya no más pólvora", y si ya hubo una afectación, que por favor los lleven a los centros de salud antes de que se compliquen más las quemaduras o las dificultades que hayan presentado.
Es necesario hacer un llamado y si es una política pública donde todos estemos de acuerdo, hay que fortalecer la normatividad existente, que deja vacíos y permite la venta de pólvora.
Si uno se pone a analizar, la normatividad está diciendo que no se les puede vender a niños y yo no me imagino a un niño yendo a comprar un volador, no creo que eso exista. Y la norma dice que se le prohíbe vender a personas en estado de alicoramiento; yo tampoco creo que un borrachito salga a medianoche a comprar pólvora.
Segundo, establecer acciones más fuertes regionales, porque Bogotá nada saca prohibiendo la venta y uso de pólvora si en todo el territorio alrededor la venden con facilidad. Debemos tomar conciencia regional para poder tener un control en este sentido.
Y tercero, ser más fuertes en los componentes de decomiso de ventas de pólvora en las calles. Estamos perdiendo una guerra y si la queremos dar, definitivamente hay que fortalecer más lo normativo y ser muy estrictos en el control de la venta y la vigilancia.
ENS: ¿Cómo está Bogotá en materia de vacunas, teniendo en cuenta algunas denuncias frente a su suministro?
GB: En Bogotá nos fue muy bien en vacunación durante el año 2024, rompimos la tendencia y una muy especial que venía muy rezagada es la del virus del papiloma humano (VPH) en nuestros niños y niñas de 9 a 17 años. Tuvimos un incremento espectacular rompiendo la tendencia, todavía no en cifras protectoras, pero sí con una conciencia mayor de la población para la vacunación contra este virus.
Tenemos disponibilidad de todas las vacunas menos la de covid, porque el Ministerio de Salud no ha suministrado vacuna para la población de riesgo con enfermedades crónicas o mayores de 60 años que deben protegerse estacionalmente contra el covid. En este momento solo la tenemos disponible para población gestante.
ENS: ¿Qué resultados arrojaron las estrategias implementadas en 2024 para abordar la salud mental y qué nuevos programas o ampliaciones se plantean para 2025, especialmente en la población joven y vulnerable?
GB: En el año 2025, en las 20 localidades de Bogotá se van a ver los resultados de lo que implementamos durante el año 2024, que es la estrategia de Atención Primaria social con énfasis en salud mental y, en ese sentido, establecimos estrategias con las secretarías de Movilidad, Seguridad, Cultura, Deporte, Educación y con Integración Social.
Este no es un tema solo de psicólogos ni solo de psiquiatras, sino de todos los sectores para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las poblaciones. Creo que el ejercicio que se está haciendo en temas de salud mental, especialmente con las secretarías de Educación y de Integración Social, ya empieza a dar resultados, porque se disminuyó el suicidio en instituciones educativas significativamente y se aumentó el acompañamiento de la línea 106 y la Línea Escucha de la Secretaría de Cultura y de la Secretaría de Salud.
ENS: En cuanto a infraestructura, ¿qué avances se lograron en 2024 en hospitales y centros de atención primaria?
GB: Encontramos unas obras con unas demoras muy importantes, de las cuales adelantamos especialmente la inauguración del Hospital de Usme, que esperamos que sea para el mes de mayo o a más tardar en el mes de junio.
Es una magnífica obra proyectada, pero que se encontró con unas demoras de más de dos años. Logramos acelerarla en más de un 18 % y estamos a un 6 % de culminar las obras.
También pudimos resolver los problemas jurídicos y grandes que encontramos en el centro de salud Bravo Páez y ya podemos realizar a través de RenoBo el reinicio de esas obras.
Con los 904.000 millones de pesos que se tenían, estamos diseñando, construyendo y estructurando tres hospitales: uno en Suba, uno en Engativá y otro en Fontibón o Kennedy, estamos analizando esa posibilidad.