¿Qué es mejor para la economía: un mayor consumo impulsado por el crédito barato o menos capacidad de gasto de las familias debido a las altas tasas de interés? Podría decirse que los dos escenarios pueden ser buenos o positivos, pero en sus justas proporciones.
Por lo menos, esa disyuntiva es la que se le está presentando ahora a los colombianos con la nueva realidad que ya le está quitando el sueño a todos: se trata de la inflación, la nueva pandemia a la que se está enfrentando Colombia y el mundo desde el fuerte impacto de las cuarentenas rigurosas por el covid-19 y ahora con las consecuencias de la guerra en Ucrania y que ha disparado el costo de los productos y alimentos.
No en vano la disparada en el valor de la canasta familiar, con la papa a precio de oro, la hogaza de pan más cara que el chocolate o el té, y el valor de las verduras, donde sobresalen el tomate, las arvejas o la cebolla solo al alcance de unos pocos, tiene acorraladas a las familias.
Ese es el reflejo del costo de vida medido por la inflación, que ahora está reventando todos los bolsillos tanto de ricos como de pobres; en eso no hay excepción.
Y la inflación en Colombia está medida por el Índice de Precios al Consumidor, que ya en abril llegó a 8,53% anual. Solo en el acumulado de este año en el primer trimestre el indicador alcanzó 4,36%, con lo que ya se ‘tragó’ la meta superior que había establecido el Banco de la República para todo el 2022.
Política monetaria
Precisamente debido al aumento en la inflación en los últimos meses, cuyas expectativas hoy son más inciertas por la crisis internacional de Rusia y Ucrania, la Junta directiva del Banco de la República decidió subir la tasa de interés de referencia en 1%, pasando de 4% a 5%.
El incremento en un punto porcentual, uno de los aumentos más altos en los últimos 20 años, busca “enfriar” la economía, para así controlar la inflación. Pero el objetivo también es lograr que la tendencia al alza del costo de vida no sea persistente a corto plazo.
Sin duda el encarecimiento del uso del dinero frenará principalmente el consumo de los colombianos, como ya lo advierten los comerciantes. “El encarecimiento del crédito del sistema bancario será una de las principales consecuencias”, sostiene el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal.
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Prudencia
Por su parte, el profesor de Economía Óscar Loaiza Pava señala que en el país los créditos se harán más costosos para empresas y personas, desde los más sencillos como la tarjeta de crédito hasta las decisiones de inversión de las empresas, pasando por la compra de vivienda a crédito y la adquisición de vehículos.
“Los consumidores responsables optarán por no endeudarse a costos elevados y las empresas tendrán más incentivos para ahorrar que para invertir, posponiendo así las decisiones de crecimiento. Subir las tasas es el equivalente a aplicar un freno de mano a la economía”, explicó Loaiza.
En otras palabras, como señala el especialista, para los ciudadanos será más rentable tener el dinero guardado en el banco que gastárselo. Ahora los colombianos pensarán dos veces antes de usar tarjetas o gastar dinero en cosas que vayan más allá de lo necesario.
Las modificaciones que realiza la autoridad monetaria en su tasa de intervención se transmiten a la economía a través de los cambios en las tasas de los productos ofrecidos por las entidades financieras. Al respecto, es bien sabido que dicho proceso de transmisión no ocurre de forma inmediata.
En el caso del crédito, diferentes estudios muestran que su costo refleja las decisiones de política monetaria con un rezago de meses. A pesar de lo anterior, si se observa detenidamente la forma en que se han comportado las tasas a las que se desembolsan los préstamos comerciales, de consumo y de vivienda, se descubre que estas llegaron a su nivel promedio más bajo en abril de 2021 (11,4%).
Pero a partir de ese momento han presentado una tendencia alcista, de modo que al cierre del mes anterior se ubicaron en 13,6%. Esto quiere decir que, desde antes de que el Emisor empezara el actual ciclo de ajustes en la tasa repo, el crédito comenzó a encarecerse por cuenta de otro determinante. Este factor es el incremento en las tasas de rentabilidad de los títulos de deuda pública.
Impacto de calificadoras
Además, no debe olvidarse que parte de estas consecuencias tienen que ver con el efecto de la pérdida del grado de inversión de la deuda soberana del país por parte de las calificadoras de riesgo.
Hoy a Colombia le resulta más costoso el crédito externo. En otras palabras, durante el último año el costo al que el Gobierno consigue nuevos recursos casi se ha duplicado. Y si esto le ocurre a la Nación, a los demás agentes en la economía también les costará más financiarse.
Si a la Nación le resulta cada vez más oneroso el acceso al financiamiento, este sobrecosto lo continuarán sintiendo las empresas y los hogares. Tal endurecimiento de las condiciones financieras se exacerbaría si, como se vaticina, la Junta Directiva del Banco de la República intensifica los ajustes en su tasa de referencia. Esto no solo pone de manifiesto que el deterioro en el perfil crediticio del país está lejos de ser inocuo, sino que además es un asunto que afecta tanto al gobierno como al resto de agentes de la economía. Por lo tanto, debería ser del interés de todos revertir esta situación.
Cautela con las tarjetas
La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) reveló que la tasa de usura para abril subió a 28,58%, regresando a los niveles que se observaban en 2019. El indicador avanzó 87 puntos básicos si se compara con la tasa de marzo (27,71%) y estará vigente entre el 1 y el 30 de abril. La usura es el interés máximo que una entidad financiera podrá cobrar a sus clientes por un crédito de consumo y ordinario, como las tarjetas de crédito, por lo que el alza en la cifra llevará a los bancos a subir este interés. Lo anterior golpearía el consumo con los plásticos.
“De cara a los usuarios es recomendable la cautela que deben tener al momento de tomar una tarjeta de crédito, pues es un producto de fácil acceso, que por un uso indebido genera un sobreendeudamiento que sube como espuma”, manifestó Wilson Triana, experto y consultor en banca y seguros.
Alexander Ríos, experto financiero y fundador de Inverxia, manifestó que “la recomendación es tener cautela, porque las tasas de las tarjetas de crédito se rigen bajo la de usura, entonces son riesgosas para los bolsillos de los usuarios”.
Asimismo, la Superfinanciera también dio a conocer la Resolución N.º 0382, por medio de la cual certificó el Interés Bancario Corriente (IBC). El indicador efectivo anual para la modalidad de crédito de consumo y ordinario se ubicó en 19,05%, lo cual representa un aumento de 58 puntos básicos frente a la anterior certificación (18,47%).
Entre tanto, los intereses remuneratorio y moratorio no podrán exceder 1,5 veces el Interés Bancario Corriente, es decir, 28,58% efectivo anual para la modalidad de crédito de consumo y ordinario; y 56,96% efectivo anual para la modalidad de microcrédito, de acuerdo con la resolución.
Adicionalmente, se definió el Interés Bancario Corriente efectivo anual para la modalidad de microcrédito en 37,97%; es decir, se registró un aumento de 50 puntos básicos frente a la certificación de marzo (37,47%).