Entre 1970 y 2018, las poblaciones de fauna silvestre han perdido en promedio el 69% de sus miembros, según el informe de WWF, siendo América Latina la región más afectada, con una disminución del 94% en la abundancia de las poblaciones monitoreadas.
Esta situación, en gran medida, es resultado del cambio de uso del suelo que sigue siendo la mayor amenaza actual para la naturaleza, junto al cambio climático, que amenaza con convertirse en la principal causa de pérdida de biodiversidad en las próximas décadas.
Esta es una realidad que no da espera y que ha dado pie a conversaciones como la que se dio en Montreal, durante la COP15. En esa oportunidad se adoptó el Marco Kunming Montreal de la diversidad biológica (GBF, por sus siglas en inglés) como un hito para lograr no pérdida neta de biodiversidad a 2030 y ser naturaleza positivos a 2050.
Una de las metas del marco es aumentar el nivel de recursos financieros para ejecutar estrategias y planes de acción en torno a la diversidad biológica. Se trata de la meta 19, que habla de movilizar anualmente, y para 2023, US$ 200.000 millones.
En Colombia la situación no es distinta, el 18% de la biodiversidad nacional ha disminuido según datos del Instituto Humboldt. En este sentido, proteger la biodiversidad se consolida como una tarea de todos; gobiernos, empresas y ciudadanos y se hace necesario contar con los recursos para financiar la conservación y restauración de la biodiversidad, cada vez con más compromiso y en virtud de la realidad del país, que tiene un déficit para la implementación del Plan de Acción de Biodiversidad 2030 del 32%, más de 6 billones de pesos según estimaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sin contar con los compromisos adquiridos recientemente en el GBF.
Sobre este tema, Mariana Sarmiento, gerente general de Terrasos, empresa especializada en estructuración y operación de inversiones ambientales, asegura que, en respuesta a los compromisos y necesidades señalados, el mundo está innovando con los créditos o certificados de biodiversidad; un mecanismo que permite contribuir con la protección de la biodiversidad en ecosistemas altamente degradados, basado en el principio de pago por resultado. Le permite a personas y empresas cumplir con los objetivos de sostenibilidad en materia de biodiversidad.
Los créditos de biodiversidad se crean para hacer frente a la pérdida de especies, a las amenazas y a la destrucción permanente del hábitat que se ha acumulado con el tiempo. Cada crédito de biodiversidad puede representar una unidad espacial, como 10 metros cuadrados de un ecosistema conservado y restaurado, y cuenta con garantías técnicas, financieras y legales que aseguran los créditos y la biodiversidad durante, al menos, 30 años. Colombia tiene una ventaja competitiva en este aspecto y es que tiene regulaciones y mecanismo para canalizar inversiones voluntarias en biodiversidad, como los Bancos de Hábitat. Para la inclusión y desarrollo de este mecanismo de financiación, y en aras de evitar conflictos socio ambientales, se deben tener en cuenta varios principios:
- No hay dos lugares ecológicamente iguales, lo que da como resultado dinámicas de recuperación variadas entre los ecosistemas. Esto exige pensar en los créditos de biodiversidad de una manera que sea coherente con la dinámica natural y no cree un sesgo hacia sistemas de recuperación más rápida.
- Medir los resultados ecológicos relacionados con la conservación o recuperación de la biodiversidad requiere analizar diferentes tipos de indicadores. Los biocréditos necesitarán enfoques y métricas multivariados en sus esquemas de monitoreo e informes, que se verán influenciados por el ecosistema y el tamaño del proyecto.
- Los créditos de biodiversidad solo se pueden generar con la naturaleza y las personas que cuidan esos ecosistemas naturales, a diferencia de los créditos de carbono que se pueden generar a partir de una multitud de fuentes. Esto significa que los tiempos para entregar resultados ecológicos medibles solo pueden enmarcarse a través de una lente socioecológica que tenga en cuenta los procesos sociales y ecológicos locales, algo que no ocurre con los créditos de carbono.
- Los créditos de biodiversidad están íntimamente ligados a las personas, las comunidades y su tenencia y títulos de propiedad.
- Los proyectos de créditos de biodiversidad, su evaluación, monitoreo e informes deben ser significativos y comprensibles para los gestores de la naturaleza. Crear un enfoque nomotético con leyes universales aplicadas a todos los ecosistemas y proyectos de biodiversidad creará problemas de desconfianza.
- Para lograr los objetivos del CDB se requiere que, tanto las acciones de preservación como de restauración de la biodiversidad sean actividades elegibles y priorizadas por los proyectos.
“Es importante que las empresas y las personas sepan que ya existen mecanismos para proteger y restaurar la biodiversidad. Colombia y el mundo necesitan de alternativas para financiar sus compromisos ambientales para 2030 y asegurar ganancias en biodiversidad a largo plazo”, concluyó.