A menos de ocho días de las elecciones, la carrera por la Presidencia entró en su recta final, y una de las principales preocupaciones de los colombianos para tomar una decisión sobre su voto es la economía.
En ese sentido, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) indica que una de las tareas impostergables para el próximo Gobierno es hacerle frente a la sostenibilidad fiscal. Asimismo, el gremio financiero indica que otro de las desafíos inmediatos en materia económica para el nuevo ocupante de la Casa de Nariño es que llegará a presidir el país en uno de los momentos más complejos de la historia, con los frentes pensional y laboral como retos pendientes. Sumado a eso, se debe avanzar en otros dos aspectos que son fundamentales para el desarrollo: la transición energética y las políticas que incentiven la competitividad y el desarrollo empresarial.
Sostenibilidad fiscal
La sostenibilidad fiscal es, tal vez, el gran desafío de Colombia en los próximos años. En específico, el país tiene un sistema tributario de bajo recaudo, que no es progresivo, con una base de contribuyentes pequeña sobre la que recae una carga impositiva muy alta y un sistema complejo y distorsionante que da pie a la evasión y elusión.
Durante la pandemia se ampliaron los gastos y se redujeron los ingresos. Ahora, en el proceso de reactivación de la economía, el reto es estabilizar las cuentas fiscales y el nivel de endeudamiento.
El déficit del Gobierno central está en alrededor del 6,5% del PIB y, si se cumple la estimación de la deuda del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), que se está generando por el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), podría llegar a casi el 10%. Una reforma fiscal en el primer año del próximo Gobierno es ineludible.
Pensiones
Tal como lo ha analizado en varias publicaciones ANIF, el sistema pensional colombiano, como está estructurado hoy en día, es insostenible. El gasto para el pago de pensiones del régimen de prima media es uno de los más altos del Presupuesto General de la Nación (PGN).
Señala el centro de análisis económico que, pese a la cantidad de recursos que requiere el sistema, tan solo el 22% de la población en edad de pensionarse cuenta con una pensión. Adicionalmente y, tal vez lo más preocupante, es la alta inequidad, pues, en su mayoría, solo las personas que pertenecen a los niveles de ingresos medios y altos de la población logran pensionarse. Además, el sistema es deficitario y regresivo, ya que en el régimen público los subsidios son más altos para las personas de mayores ingresos.
Junto a lo anterior, se debe tener en cuenta que Colombia ocupa los últimos lugares en gasto de asistencia a los adultos mayores más vulnerables en el continente (menos de 0,2 % del PIB). En consecuencia, el sistema pensional genera incluso un aumento en la desigualdad del país.
Generación de empleo
Colombia tiene un nivel de informalidad cercano al 50%, altas y persistentes tasas de desempleo, grandes brechas en términos de empleo y salarios entre hombres y mujeres y barreras que impiden el acceso de jóvenes al mercado laboral. La pandemia ha profundizado esos problemas estructurales y, después del proceso de reactivación, la ocupación aún se encuentra rezagada con respecto al crecimiento de la economía.
Colombia, al igual que el mundo, ya inició su proceso de transición energética. Aunque la lucha contra el cambio climático nos compete a todos, Colombia es un país con emisiones relativamente bajas y con una matriz eléctrica muy limpia.
En ese sentido, si bien la transición energética es una necesidad, se deben considerar factores como el precio de la energía, la confiabilidad del sistema y el impacto de la transición en hogares, empresas y las finanzas públicas. No se puede simplemente abandonar de manera desordenada la producción actual de energías fósiles, hay que garantizar la autosuficiencia energética y la confiabilidad del sector eléctrico.
Bajo ese panorama, para garantizar una transición responsable, Colombia podría aprovechar el aumento de la demanda por minerales como el cobre y el oro. Esa nueva tendencia es una ventana de oportunidad única para incursionar en nuevos mercados y diversificar exportaciones.