Todas las víctimas de masacres no son ajustes de cuentas: González | El Nuevo Siglo
Foto Indepaz
Miércoles, 2 de Junio de 2021
Redacción Política

Camilo González Posso, director del Instituto para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, explica en diálogo con EL NUEVO SIGLO que a patrones diferentes corresponden los crímenes de líderes sociales y personas civiles.



EL NUEVO SIGLO: Van 41 masacres con 158 muertos este año. ¿Qué lectura le hace a esta situación?

CAMILO GONZÁLEZ POSSO: Pues en medio de tanta dificultad que tiene el país estos grupos armados siguen sembrando el terror en regiones que quieren controlar por diferentes intereses: mafiosos, tenencia de tierras o de otra índole. Hay grupos sicariales o grupos armados ilegales más organizados que están utilizando estos métodos construidos durante muchos años en Colombia para sembrar terror.

Es una situación difícil, dispersa, pero que se repite en algunas zonas como en Algeciras, Huila, y sobre la cual no hay una estrategia preventiva de la autoridad en esta nueva ola de masacres después de la vivida en los años 90 y principios de este siglo cuando hubo otras dinámicas de expansión paramilitar. Ese chip fue incorporado en toda una estrategia de violencia armada para controlar poblaciones.

ENS: ¿Sigue siendo el narcotráfico la principal causa de las masacres en el país?

CGP: Ahí hay de todo, no solo narcotráfico, hay otras causas porque en esta parte de Algeciras hay situaciones muy reiteradas que hablan de disputas entre varias facciones disidentes de las Farc, pero también ha habido problemas relacionados con tierras.

ENS: ¿Qué respuesta ha tenido el Estado frente a esta situación?

CGP: El Gobierno ha insistido en que se trata de problemas del narcotráfico, lo que pasa es que no se puede estigmatizar a todas las víctimas como narcotraficantes, simplemente son víctimas. Ese relato del Gobierno hace que no tenga una acción concreta sino que atribuye todas las muertes a ajustes de cuentas, y el Estado se desinteresa.

ENS: ¿Cuáles son las regiones más afectadas por las masacres?

CGP: Pues Antioquia sigue siendo la región más crítica en el bajo Cauca y en límites con el Chocó, pero también en la zona suroccidental de Antioquia. Y en segundo lugar tenemos a Cauca y Nariño, y ahora tenemos al Huila con hechos muy graves.

ENS: ¿Y qué hacer para detener esta situación?¿Más pie de fuerza?

CGP: Pues el tema del pie de fuerza siempre depende de la estrategia, de la metodología, pero no siempre la presencia de la Fuerza Pública produce resultados de menos violencia, en eso influyen muchas variables, pero en esos sectores que están identificados con violencia crónicas, como en estos puntos que le he mencionado hay problemas culturales, problemas de tradición, historias de confrontaciones armadas, etc. Realmente lo que se necesitan son planes de largo aliento, de transformación cultural, de solución a problemas de fondo.

Sobre esto ha habido varios intentos, pero no hay continuidad o no hay coordinación entre las instituciones, dejan sola a la Fuerza Pública, etc.

ENS: ¿Esta espiral de masacres se dio desde la firma del Acuerdo de Paz, o ha sido histórica en esas regiones?

CGP: La verdad es que la ola de masacres comenzó desde mediados de los 90 y hasta 2008, fue una época en que el promedio de masacres era de 400 al año, a veces dos o tres masacres diarias. Cuando comienzan las negociaciones de paz se presenta una distorsión general, y tenemos una nueva alerta en el año 2017-2018 que la hace Naciones Unidas cuando comienza a advertir de estas nuevas masacres que tienen una característica mucho más fraccionada, más dispersa, de menor intensidad, pero que han venido creciendo. Esa es la gravedad de este asunto. Este año ya llevamos 45 y si seguimos a este ritmo vamos a terminar con un nivel similar al del año pasado, que fueron 91.

ENS: La comunidad internacional y las autoridades internas no reaccionan igual frente a las masacres y los crímenes de líderes sociales. ¿A qué se debe?

CGP: Lo que pasa es que en las masacres que se han presentado este año hay diferentes circunstancias, no solo ajustes de cuentas por narcotráfico. Por ejemplo, no se puede decir que las nueve víctimas del Algeciras fue por ajuste de cuentas, o los jóvenes asesinados en cañaduzales de Cali que fue cometida por unos trabajadores de una empresa de seguridad privada; o las víctimas de Buga que fue un intento de secuestro; o los jóvenes de Samaniego que fueron jóvenes asesinados por no aceptar el reclutamiento forzado.

En cada caso hay una situación diferente, las víctimas son víctimas, no siempre corresponde a una expresión delincuencial, es una acción violenta de grupos armados o sicarios.

Es una dificultad para establecer un patrón definido. El único patrón es que las víctimas son víctimas. La mayoría de masacres son personas que han sido victimizadas, muchas veces son asesinadas para enviar un mensaje de control a una comunidad, a otro grupo rival, a un territorio. En cambio en el caso de los líderes sociales hay una mayor individualización, hay un patrón definido.