Pandemia versus sector salud | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Julio de 2020
  • Un esfuerzo billonario para superar falencias
  • Redoblar protección de bioseguridad y laboral

 

La mayor o menor capacidad de un país para enfrentar de manera adecuada la crisis derivada del Covid-19 depende de la eficiencia de su sistema de salud. Tras detectar el primer caso del virus a comienzos de marzo, Colombia ya suma más de 120 mil contagios, con más de 50 mil personas recuperadas, 4.210 fallecidas y 65.459 casos activos. Tanto en materia de infectados por millón de habitantes, como de tasas de transmisión y de letalidad, el país presenta buenos indicadores y es reconocido por el manejo adecuado de la pandemia.

Si bien Colombia hasta ahora está entrando en la fase más crítica de la emergencia, si no fuera por el rol valiente y sacrificado del personal de salud y todo el aparato institucional, Colombia habría sufrido una tragedia sin antecedentes.

Sin embargo, preocupan algunas alarmas sobre la situación laboral y de bioseguridad del personal médico y asistencial. Por ejemplo, una encuesta de la Contraloría General a 12.230  profesionales de la salud, reveló que el 47 por ciento de los consultados manifestó que tuvo que comprar con sus propios recursos implementos como caretas y guantes. Antioquia, Santander, Caldas y Valle encabezan la lista de departamentos con mayores carencias en materia de protección para este personal.

Las conclusiones del sondeo contrastan con los partes del Ministerio de Salud, las autoridades seccionales y de las Administradores de Riesgos Profesionales (ARL), que dan cuenta de la entrega de decenas de miles de kits de bioseguridad a médicos, enfermeras, especialistas en distintas modalidades y a la totalidad del personal que labora en la primera línea de atención a la pandemia. Más allá de esas dos ópticas, lo cierto es que el porcentaje de trabajadores sanitarios contagiados ejerciendo su trabajo viene en aumento, al igual que las víctimas mortales.

Otro contraste tiene que ver la situación salarial y de garantías laborales del personal sanitario. El Ministerio de Salud da cuenta de 213 mil millones de pesos transferidos a 504 hospitales públicos en 30 entidades territoriales para poner al día a los trabajadores de todo nivel. También se crearon seguros de vida, oportunidades de vivir en hoteles para no arriesgar a sus familias, cobertura global por enfermedad profesional y hasta una bonificación extraordinaria por prestar sus servicios en una emergencia tan compleja, que costaría 450 mil millones de pesos. Sin embargo, a diario desde las regiones se escuchan denuncias de médicos, enfermeras, especialistas y personal administrativo de centros asistenciales que siguen con sueldos atrasados y una situación laboral precaria. Por lo mismo, la Superintendencia de Salud tiene el ojo puesto en el uso que las EPS y las instituciones asistenciales están dando a los billonarios presupuestos girados en medio de la crisis sanitaria, tanto aquellos extraordinarios como los que venían ya programados dentro del programa de “Punto final” y giros de la cuenta Adres.

De otra parte, es evidente que el país aumenta de forma sustancial su capacidad sanitaria instalada. Según el Ministerio del ramo al cierre del primer semestre ya se contaba con más de 42 mil camas de hospitalización para adultos. Como es apenas obvio la prioridad está puesta en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), que deben soportar la creciente cantidad de pacientes críticos de coronavirus. Ya hay cerca de 7.000 y la meta es llegar a 10 mil en todo el país a corto plazo. Esa potencial pone al país en los primeros lugares de América Latina e incluso compitiendo con naciones desarrolladas.

Sin embargo, aumentar en cuatro o cinco mil las camas UCI no es nada fácil. El Gobierno ha hecho un esfuerzo impresionante en la consecución de los ventiladores mecánicos y logró traer ya más de 3.000, que han venido repartiéndose en todo el país. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el ventilador como tal no es suficiente para poner a disposición una cama de estas características. Se requiere una adecuación logística compleja y personal médico capacitado, desde intensivistas, internistas, anestesiólogos e infectólogos, pasando por enfermeras y otros especialistas. Nada de ello es automático. Es más, la propia agremiación de intensivistas advirtió que no hay suficientes profesionales para atender el pico de la pandemia y urgió acelerar la instrucción de otras especialidades. Precisamente, según Minsalud, a hoy se ha capacitado a 28 mil trabajadores sanitarios en labores de UCI.

También es evidente que si bien Colombia ha realizado casi 900 mil pruebas para detectar coronavirus, sin duda un esfuerzo significativo, requiere redoblar esta capacidad ahora que entra en fase crítica de la pandemia y que la reactivación productiva está muy avanzada. Entre más testeo se haga, crece la posibilidad de encontrar casos positivos y aislarlos a tiempo.

Como se ve, el esfuerzo en el flanco de la salud ha sido muy alto. Sin embargo, hay muchas falencias y problemáticas por superar. Lo importante es no bajar la guardia y fortalecer la llamada primera línea de defensa contra el Covid-19. Sin ello, la tragedia sobrevendrá.