El carbón vive un momento de esplendor debido a la guerra en Ucrania. Sus precios han alcanzado y roto la barrera simbólica de los US$400 por tonelada. La noticia de un menor suministro de gas desde Rusia a Europa, principalmente a Alemania, ha puesto en jaque la independencia energética del viejo continente.
Y es que las cotizaciones del mineral que se descarga en los puertos de Ámsterdam, Rótterdam y Amberes (ARA) han superado el nivel de US$400 por toneladas, desde los US$60 que tenían en el mismo periodo del año pasado, todo desde que se conoció la noticia de que se volverían a comprar más centrales de carbón en Europa, como respuesta a las limitaciones del suministro de GNL.
Esta noticia beneficia al sector carbonífero nacional, que ha venido aumentando su producción desde hace unos cinco años, pues el país produjo 90 millones de toneladas de carbón en 2017, pero cayó a 40 millones en 2020, debido a la pandemia y también a la huelga en El Cerrejón. Sin embargo, en 2021 esta cifra creció hasta los 60 millones de toneladas y se espera que en este 2022 se alcancen 75 millones.
Para Carlos Andrés Cante, presidente de Fenalcarbón, esta noticia beneficia tanto a los productores como al Estado, pues los dineros que entren por regalías serán muy importantes. “Estamos vendiendo nuestros carbones a un mejor precio y por supuesto que las regalías que se pagan por el carbón, tanto los carbones del interior de pequeña y mediana minería, que es una regalía del 5% del valor de la producción, como la de la gran minería, que es el 10% del valor de la producción, genera que entre mayor sea el precio, mayores sean los ingresos por regalías”, explicó a EL NUEVO SIGLO.
Sin embargo, el dirigente gremial dice que Colombia está produciendo a su límite máximo, por lo que incrementar el nivel de producción es muy difícil; el beneficio principal se verá por la entrada de mayores ingresos en la misma venta.
“En la medida en que haya una mayor rentabilidad de las empresas, mayores van a ser los impuestos. Pero eso única y exclusivamente se da por vía de precios. Realmente las posibilidades que tiene en este momento Colombia de ampliar su capacidad de producción de carbón no son muchas. Porque hay algunos factores que impiden que eso sea así, sobre todo los grandes proyectos de minería de carbón del norte están en unos niveles que, se diría, ya son de pleno uso”, señaló el dirigente.
Futuro incierto
Pero no solo eso, a futuro el panorama es de incertidumbre, puesto que el presidente electo Gustavo Petro ha dicho que, dentro de su plan de transformación energética, el carbón sería uno de los primeros sectores extractivistas que pararían su producción en el país.
Esto supone un gran reto para la industria nacional, puesto que con estos elevados precios traer el mineral desde afuera del país supondría uno valores más altos.
Lo cierto es que Colombia produce carbón para abastecer la demanda nacional y es muy poco el que se exporta. De por sí, a nivel mundial, el país es un pequeño productor de carbón, donde no se alcanza a ser ni el 5% de la producción total a nivel mundial.
China, Estados Unidos, India, Australia, Rusia y Sudáfrica son los mayores productores del mineral y aportan cerca del 82% de la producción mundial.
Contraindicaciones
Pero así como el alto precio del carbón tiene un punto a favor para el país, existe un riesgo inminente que se deriva del alto precio de este commoditie, y es que, por exportar una mayor cantidad de material carbonífero, el mercado local se desabastezca.
“Los carbones del interior del país abastecen el consumo nacional y están generando un problema de abastecimiento, porque no se están quedando en el país, sino que se están exportando, y eso está generando una serie de alarmas entre los industriales. Habría problemas de desabastecimiento en los próximos meses de seguir esta tendencia”, explicó Canté.
Eso, por supuesto, disminuirá la capacidad de generación térmica, de producción de cemento en el interior del país, de producción de ladrillos de cerámica, de textiles, de todos los procesos industriales que en sus calderas utilizan carbón para su proceso productivo. De continuar esta tendencia hacia final del año, sí se podría estar advirtiendo un problema de desabastecimiento nacional.
Sin lugar a dudas, esta tendencia podría provocar un jalonamiento a la corriente inflacionaria que se vive en el mundo. “Eso podría también incrementar el precio interno de la energía, porque cuando empiece a subir, el costo del carbón es el determinador marginal del costo de la energía, y este coste se ha incrementado de manera importante. Entonces estamos hablando de un costo que hace un año podría ser $160 mil o $172 mil por tonelada, y hoy puede estar por encima de los $500 mil por tonelada. Entonces se ha triplicado, ha crecido de manera sustancial. Sin embargo, dentro del mix de generación energética, el carbón solo entrega el 10% del total de la generación en el país”, señaló el dirigente.
Los productores de carbón también piden al gobierno entrante que se logre hacer una transición energética que no afecte la generación de estos recursos, teniendo en cuenta la poca huella de carbono que genera este sector extractivo comparada con las grandes potencias del carbón en el país.
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Menos demanda mundial de electricidad
La demanda mundial de electricidad se desaceleró considerablemente en 2022, debido a la disminución de la actividad económica y a la subida de los precios, lo que debería permitir una ligera disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector a pesar del mantenimiento del carbón, indicó la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Este año, el crecimiento de las capacidades renovables (solar y eólica) debería superar el del consumo de electricidad.
Se espera que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la producción de electricidad disminuyan en comparación con el pico alcanzado en 2021, a pesar del retorno del carbón en algunos países, según un informe de la AIE sobre los mercados de la electricidad.
Sin embargo, la reducción de las emisiones sería inferior al 1%, destaca.
En 2022 la demanda de electricidad crecerá 2,4%, frente a un aumento del 6% en 2021, año de recuperación pospandemia, según el análisis.
Esta cifra lleva al mundo a un crecimiento similar al de antes del covid-19.
Se prevé que las fuentes de electricidad de origen renovable aumenten en más del 10% en 2022, gracias a un nivel récord de nuevas instalaciones.
También que el volumen de electricidad generada a partir de combustibles fósiles disminuya globalmente un 1%.
En cuanto a la energía nuclear, su producción disminuirá 3%.
Sin embargo, debido a los elevados precios del gas y a las dificultades de abastecimiento vinculadas al contexto ucraniano, el carbón está regresando en algunas regiones, especialmente en Europa.
Por lo tanto, se espera que la participación del carbón en la producción de electricidad crezca ligeramente a nivel mundial en 2022, aunque en China disminuya gracias a las energías renovables.
En cambio, la electricidad generada por el gas debería disminuir 2,6% a nivel mundial.