La iglesia colombiana ha atendido el llamado de varios gobiernos para prestar sus buenos oficios en conversaciones con miras de buscar la paz que se han sostenido con guerrillas e, incluso, para el sometimiento de grupos delincuenciales a la justicia. Esta vez no será la excepción con la entrante administración que se propone hablar con todos los actores armados.
Sobre el particular monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, delegado para las Relaciones Iglesia Estado, dijo a EL NUEVO SIGLO que “la Iglesia ha mantenido siempre históricamente una actitud de apoyo a la construcción de la paz en el país. Esa ha sido una de sus características el ser la Iglesia que tiene un compromiso muy decidido, pero sobre todo del lado de las víctimas, del lado de los que han sufrido, del lado de las poblaciones que se han visto afectadas”.
Agregó el prelado que manteniendo esa óptica que han tenido a lo largo del tiempo, “la Iglesia va a aportar, a colaborar en lo que se considere pertinente para lograr un clima de mayor convivencia y paz en el país. Así se lo hemos hecho saber al canciller (designado), al doctor Álvaro Leyva”.
Monseñor explicó que “el sábado pasado hubo una reunión con el canciller, estuvo presente el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, presidente de la Conferencia; el vicepresidente de la Conferencia, el señor Arzobispo de Popayán; y el secretario General, el obispo Auxiliar de Bogotá, Luis Manuel Alí; conmigo. Yo como Delegado para las Relaciones Iglesia Estado”.
Explicó monseñor Henao que escucharon a Leyva Durán la solicitud del gobierno nacional, y “les dijimos que esto lo hemos dicho a todos los gobiernos, se lo dijimos a todos los candidatos durante la campaña, a todos les dimos el mismo mensaje, que la Iglesia está dispuesta a aportar en la forma como ustedes consideren más pertinente para establecer un camino hacia la paz”.
Difícil panorama
Monseñor Henao dijo que a pesar del complicado momento que vive el país en distintos frentes, “nosotros reconocemos que hay un clima de esperanza de muchos sectores de la sociedad colombiana, pero por otra parte vemos que se ha fortalecido también organizaciones sociales que hacen presencia en múltiples territorios que están haciendo un trabajo valioso, y que hay que reconocer el esfuerzo que hacen muchos líderes comunitarios, muchas organizaciones de base que están permanentemente trabajando y esa es una riqueza muy grande del país”.
Añadió que por el otro lado hay situaciones humanitarias muy complejas que tienen que ver “con el permanente problema del desplazamiento forzado, que no hemos podido poner fin a ese capítulo tan doloroso de la realidad colombiana; y el accionar de los grupos al margen de la ley que han sembrado mucho miedo en diferentes territorios”.
Precisamente monseñor Henao dijo que “una palabra que uno escucha con frecuencia es miedo. El miedo de las personas que no pueden desplazarse, una situación de zozobra en muchas zonas donde sienten que estos actores se siguen disputando por los territorios y buscan controlar a la población de una manera muy férrea”.
Agregó el religioso que todo ello es parte de las realidades que vive el país y que son un desafío que se tiene a futuro.
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Monseñor Henao destacó que la Iglesia no ha dejado de estar en las regiones más afectadas por la violencia, acompañando a la población.
“La Iglesia nunca abandonó los territorios donde hubo mayor sufrimiento, donde ha habido mayor confrontación allí hay una presencia de religiosas, sacerdotes y religiosos laicos comprometidos que nunca abandonaron los territorios, y eso ha sido una garantía para la gente, una sombrilla de protección”.
El prelado destacó que al lado de eso la Iglesia ha hecho trabajos permanentes de apoyar la organización comunitaria, “dar más herramientas a la gente sobre los conocimientos de lo que son las leyes, hacer puentes entre las autoridades y las comunidades es un ejercicio muy importante y permanente”.
Destacó que facilitar que las autoridades territoriales conozcan de cerca las necesidades y las problemáticas de las comunidades, “así también como entes nacionales como la Defensoría del Pueblo”.
Agregó monseñor Henao que también por parte de la Iglesia hay “un involucramiento muy fuerte en iniciativas que buscan generar medios de vida para las comunidades, sean pescadores, sean agricultores. Y en el nivel urbano donde tenemos afectaciones en muchas partes de esta problemática tan fuerte de actores violentos, pues hay un acompañamiento muy concreto de la Iglesia a las comunidades mayormente afectadas”.
Dijo que en esta labor pastoral que ha desarrollado y de apoyo y acompañamiento a las comunidades, le ha traído en algunos casos presiones de los grupos armados ilegales.
“En general hay un clima de respeto hacia la Iglesia, pero no podemos negar que ha habido afectaciones, ha habido sacerdotes que han tenido afectaciones fuertes. Recordemos que en un cierto momento incluso se habló de amenazas a algunos obispos. Al Obispo de Buenaventura, por ejemplo que ha hecho una labor muy valiosa y muy decidida, recibió amenazas públicas muy fuertes”.
Por ello, monseñor Henao dijo que la Iglesia no está exenta, “camina con el pueblo y sufre las mismas circunstancias que vive la población, teniendo sí un respeto en la mayoría de las zonas del país”.
No obstante destacó que “a pesar de las contingencias, las amenazas”, la Iglesia mantiene “una presencia territorial que busca ser luz de esperanza para las comunidades e incluso en algunos casos es el vehículo a través del cual las comunidades reciben la alimentación, medicamentos porque no hay otra forma de acceso diferente de la Iglesia”.