Transición energética debe ser cuidadosa para no perder recursos | El Nuevo Siglo
EL PAÍS no debe bajar el ritmo de la exploración de hidrocarburos, sino planificar la disminución de su uso.
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Sábado, 5 de Agosto de 2023
Redacción Economía

EL MODELO extractivista de Colombia en lo referente a petróleo, gas y carbón debe replantearse para que el país alcance la neutralidad carbono en el año 2050. Ante todo, esto significa reducir progresivamente la dependencia a estos sectores mediante el desarrollo y la implementación de planes de contingencia que permitan minimizar la volatilidad y los costos asociados a la reducción global y a largo plazo del comercio de combustibles fósiles. Con la intención de dar los primeros pasos en este asunto se publica entendiendo el impacto de una transición baja en carbono en Colombia (2023), fruto de una longeva colaboración entre actores internacionales, sector público y la academia.

Es así que el último informe del Centro Regional de Finanzas Sostenibles, desarrollado en conjunto con Willis Towers Watson (WTW) y con el apoyo de la Agencia Francesa de Desarrollo, responde varios interrogantes fundamentales sobre el porvenir de la economía colombiana ante el ineludible escenario de transición climática.

Potencial de riesgo

Este proyecto cuantificó el potencial de riesgo de transición de cambio climático para Colombia y evaluó exhaustivamente su impacto en diversos sectores y las finanzas públicas del país. Las cifras del informe revelan que Colombia enfrenta una pérdida económica, estimada en US$ 88.000 millones en términos de valor actual neto (o el 27% del PIB de 2019) entre 2022 y 2050.

Clemente del Valle, director del Centro Regional de Finanzas Sostenibles de Uniandes, afirma que “el desconocer este riesgo impuesto para Colombia por la transición del resto del mundo podría resultar desestabilizador para la economía colombiana, con impactos potenciales que incluyen la disminución de las ganancias corporativas, desempleo, un debilitamiento de la balanza comercial, caída de los ingresos fiscales y el aumento de la deuda pública”.

Sostiene el experto que “no prepararse a tiempo para suavizar el impacto de esta transición expone a los grupos más vulnerables de la economía (trabajadores, cadena de proveedores de microempresarios y población en general de las regiones más expuestas) a unos grandes costos y pérdidas en las décadas a venir. Es imperativo involucrar a todos los grupos de interés a trabajar organizadamente en las acciones de política pública y de gestión empresarial y laboral que minimicen este riesgo para el país”.

Según el estudio, es inminente empezar a trabajar particularmente en la diversificación de la canasta de exportaciones de Colombia, así como acelerar la transición doméstica en la industria, energía y transporte para reducir su dependencia de energías fósiles. Estas son solo algunas de las recomendaciones que proporciona el informe. El documento es un insumo clave para formuladores de políticas, bancos centrales, instituciones financieras y empresas colombianas que buscan saber cómo incorporar de manera más efectiva los riesgos y oportunidades de transición en sus procesos de planificación.

En definitiva, el gobierno colombiano desempeña un papel crucial en esta transición, siendo esencial su respaldo a las partes de la economía que enfrentan los mayores riesgos. Si bien esto implica destinar recursos financieros, el informe subraya que la gestión eficaz del riesgo de transición climática es esencial para garantizar una transición ordenada y minimizar los costos macroeconómicos adicionales. Integrar la comprensión de estos riesgos en los procesos de formulación de políticas y toma de decisiones será decisivo para el futuro de la economía colombiana.

“El Centro Regional de Finanzas Sostenibles viene liderando un trabajo de varios años en los temas de riesgos de transición por cambio climático. Consideramos que este estudio es un punto de partida importante para seguir profundizando en las acciones que deben desarrollarse en las próximas décadas para reducir este riesgo. Debemos seguir trabajando con la academia, el sector público y privado y la sociedad en su conjunto”, del Valle.

Opciones

El documento también ofrece una perspectiva alentadora al plantear opciones para mitigar estos riesgos y enfrentar la transición climática con éxito. En esta línea, Matt Huxham, director del Hub de Riesgo de Transición Soberana, Clima y Resiliencia en WTW, recuerda que esta no es solo una gran tarea de Colombia, sino también de las economías emergentes en América Latina y todo el mundo.

“Si el mundo limita el calentamiento global de acuerdo con el objetivo del Acuerdo de París, la demanda de estos productos básicos en los mercados internacionales será sustancialmente menor de lo que esperan los países productores”, recuerda Huxham.

Sostiene el directivo que: “estos riesgos externos sobre los que los países tienen un control limitado se olvidan con demasiada frecuencia cuando los países elaboran planes de transición. Será esencial una mayor colaboración internacional para garantizar que se compartan los beneficios de una transición con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, apoyar a los que saldrán perdiendo”.



Pieza clave

Por otra parte, Mario Zamora, ingeniero de petróleos, Master y MBA, y que ha participado en distintos proyectos del sector hidrocarburos en Colombia en Exploración y Producción, y ha desarrollado actividades académicas en China, Abu Dhabi, Estados Unidos, Inglaterra y México. Y presidente de la Society of Petroleum Engineers, Colombia, dice que “en medio del creciente debate sobre la dependencia del petróleo y su impacto ambiental, surge una pregunta ¿es el petróleo un recurso imprescindible para nuestro desarrollo económico y estilo de vida?”.

A juicio de Zamora, el petróleo “es y seguirá siendo una pieza clave en la industria, economía y desarrollo, de hecho los ingresos de Ecopetrol para 2022 llegaron a los $ 33,4 billones representando el doble del año anterior y alrededor del 10% de todas las ventas del sector productivo en Colombia, entonces si se continúa el discurso de estigmatización frente a la industria petrolera, se creería que se debe a que la sociedad está dispuesta a cambiar sus modelos de consumo y que ya existe un avanzado reemplazo de insumos, etcétera”.

Indica el experto que: “En tal sentido, pensar en dejar de explorar y extraer el petróleo, impacta el bolsillo de los colombianos y la vida de todos, por ejemplo; en el precio de combustibles, aumento de impuestos e incluso déficit en materias primas de la mayor parte de industrias repercutiendo incluso en el empleo y canasta familiar. Igualmente, no explorar o bajar el ritmo de exploración puede llevar al país a depender de la importación casi en un 100%”.

Además, asegura que: “Apostarle a la transición energética a corto plazo, no solo significa pensar si se está dispuesto a renunciar a los privilegios que hoy nos brindan los derivados del petróleo, sino también, generar estrategias que permitan de manera gradual y aterrizada ese objetivo. Además, al mismo tiempo lograr estabilizar, fortalecer, frenar la incertidumbre y aumentar la confianza de la Inversión Extranjera Directa (IED) que tan solo el año pasado tuvo un incremento de 57,7% y del total de esta el 72% correspondió a la minería y los hidrocarburos”.

Antes esto, señala que: “El petróleo ha sido la columna vertebral del crecimiento industrial y tecnológico, impulsando nuestra sociedad hacia la era moderna. Desde el transporte hasta la industria y la fabricación, el petróleo ha sido la fuente primordial de energía y materia prima para una amplia gama de sectores”.

Baja la exploración

Según cifras de la Agencia Nacional de Hidrocarburos a mayo 2023 son 4 los pozos exploratorios perforados registrados de tipo A3, A2 y A1, cifra mucho menor al mismo periodo de mayo 2022 que registró 9. Se estima en los próximos años que debido a los problemas que se vienen presentando con las comunidades, la falta de incentivos para la inversión, el incremento de impuestos, la eliminación del pago de renta con regalías convirtiendo este rubro como un gasto más que como una inversión, generaría una disminución en la renta por la entrada de recursos de la venta de hidrocarburos.

Además, la disminución en los subsidios que se vienen desarrollando generaría que a futuro los impuestos se incrementen. Y, lo más relevante; Colombia necesita los dividendos, regalías e impuestos del petróleo. Precisamente, factores que pesan en la economía del país.

En esa medida, la búsqueda de alternativas energéticas y el desarrollo de fuentes renovables son pasos en los que se deben avanzar, si bien es cierto que la humanidad enfrenta desafíos significativos para cambiar sus patrones de consumo, la clave está en una mayor conciencia y educación que promuevan el uso responsable y que tengan el potencial de cambiar las mentalidades y fomentar un enfoque más responsable hacia nuestros recursos naturales.