Por primera vez desde el 2013, la inflación que mide el costo de vida de los colombianos, está por debajo de la meta del Banco de la República, establecida entre 2% y 4%, con un promedio de 3%.
En julio pasado, la tasa anual fue de 1,97% mientras que en el mes, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 0%.
Con esta situación, el país, debido al profundo impacto económico de la pandemia del coronavirus o Covid-19, ya está amenazado con una deflación que puede ser peligrosa para su crecimiento económico.
Tanto es así que el Emisor, en sus últimas correcciones, considera que en este segundo semestre del año la cifra podría estar en el rango 1%-2%.
Para el director de investigaciones económicas del Bancolombia, Juan Pablo Espinosa, “en esta expectativa quedan impresos los efectos de los alivios de los precios del Gobierno, así como la presión a la baja de una menor demanda. Tal expectativa coincide con nuestro rango base, según el cual, la variación anual de los precios se situaría entre 1,3% y 1,8%”.
Solo en julio, la inflación en Colombia tuvo un comportamiento neutro y su variación fue de 0%, frente a un incremento en los precios de 0,22% observado en el mismo mes del año pasado, según informó el DANE. Un dato de cero en la inflación mensual no se veía desde agosto de 2005.
Pero entonces, ¿qué pasaría si la economía cierra 2020 con una inflación por debajo de 2%?
Según explicó José Ignacio López, jefe de investigaciones económicas de Corficolombiana, para que esto suceda, la recuperación del país tendría que ser más lenta de lo esperado.
López añadió que “una inflación inferior al 2% sería un síntoma de la gravedad del choque, y en caso de llegar a ser negativa tendría un efecto muy adverso sobre el mercado laboral y el de capitales. Una deflación reduce los incentivos a contratar y a emitir deuda”.
Las compras
Por su parte, el experto y analista de mercados, Daniel Escobar, explicó que si la inflación cierra por debajo del 2% es porque los consumidores han perdido capacidad de compra más fuerte de lo pensado. “No sería una buena noticia”, agregó.
Así mismo, Escobar aseguró que un cierre de la inflación por debajo del 2%, “sin duda sería muy transitorio, pero implicaría un debilitamiento más fuerte de la economía de lo que se está calculando actualmente en el mercado. De ser así, el Banco de la República podría mantener la tasa de referencia en niveles muy bajos (2% o menos) por un periodo prolongado”.
Según el analista del Bancolombia, “pese a que la lectura de julio resultó superior a la esperada en una magnitud considerable, es importante resaltar que dicho resultado revierte parte de las sorpresas bajistas que se materializaron en los últimos meses, de modo que sus implicaciones son limitadas sobre la tendencia prevista en lo que resta del año”.
Los alivios
Por otra parte, señala en un informe que vale la pena notar que el resultado es claro en revelar un fenómeno al que estará condicionada la inflación en el segundo semestre de 2020, y de forma más clara en 2021: el desmonte de los alivios en los precios para los hogares.
Esto significa que a medida que estos alivios en los precios se vayan desmontando, su incidencia sobre la inflación anual se eliminará. En otras palabras, el efecto sobre la inflación será de carácter transitorio. Por ello, al impulso alcista ya observado este mes se sumaría, paulatinamente, la reversión en la eliminación del IVA para algunos productos de aseo y planes de telefonía móvil en el cuarto trimestre de este año, entre otros.
El Director de investigaciones económicas del Bancolombia sostiene que “a nuestro juicio la contracción en el consumo y en el ingreso de los hogares será el elemento que determinará en mayor medida la evolución de la inflación en lo que resta del año. Al respecto, es importante mencionar que las últimas cifras reveladas por el indicador Nowcast Bancolombia indican que, pese a que la peor fase para la actividad económica quedó en el segundo trimestre, los riesgos bajistas sobre el desempeño económico entrado el segundo semestre del año se empiezan a manifestar. Consideramos que ello, junto a un entorno marcado por un deterioro inusitado en el mercado laboral, impedirán un mayor ajuste en los precios”.
Ante estas circunstancias, sostiene el investigador que “juzgamos que la lectura de inflación de julio luce consistente con reducciones adicionales en la tasa de intervención. El resultado parece estar en línea con las últimas proyecciones del equipo técnico del Banco de la República, según las cuales la inflación culminaría 2020 entre 1% y 2%”.
Además, consideramos que el hecho de que la lectura haya sido superior a la prevista por el consenso de analistas tendrá un alcance limitado sobre las expectativas de inflación de dicho grupo, que se encuentran en 1,89% para final de año.
Los intereses
En este contexto y de acuerdo con la última decisión de la Junta Directiva, en la que se decidió por unanimidad reducir las tasas de interés en 25 puntos básicos, acorde con la reducción de la inflación y sus expectativas, “consideramos que es factible que el Emisor continúe reduciendo la tasa de intervención, incluso por debajo de 2%, para mantener o profundizar la postura de política monetaria expansiva vigente, necesaria dado el grado de afectación en el desempeño económico”, dice Espinosa.
De acuerdo con lo reportado por el DANE, el IPC se explicó por la reversión de los alivios en el pago de servicios públicos en Pasto e Ibagué. La gratuidad en el servicio de suministro de agua en estas ciudades -que explicó la sorpresa bajista del reporte de junio- culminó el mes anterior, por lo que la reversión a tarifas más elevadas imprimió un sesgo al alza para el grupo de los servicios regulados (0,36%). Conviene mencionar que en el resto de ciudades la inflación total mensual, que no tuvo este efecto, fue negativa.
En segunda instancia, la evolución de los transables fue mayor (0,23%) a la prevista. Aunque el precio de los ítems de esta canasta tuvo un comportamiento heterogéneo, al final predominó el aumento en el precio de los vehículos.
Finalmente, el comportamiento de los servicios no transables (0,02%) y de los alimentos (-0,41%) estuvo acorde con la expectativa. En el primer caso, la estabilidad en la tarifa de arriendos, en línea con el congelamiento decretado por el Gobierno, fue determinante. Para los alimentos, la lectura fue producto de una caída significativa en el costo de las frutas, los tubérculos, las hortalizas y los cereales.