En el imaginario popular el Congreso se identifica con el Capitolio Nacional y los congresistas que allí hacen las leyes. En tanto que no muchos saben que tiene una biblioteca que guarda la memoria de la actividad legislativa en las gacetas, así como colecciones de libros y otros documentos valiosos que contienen lo mejor del pensamiento político colombiano.
Ajena a la actividad febril que se vive en las comisiones y las plenarias del Senado y la Cámara, en donde la discusión legislativa y política a veces lleva a los gritos, en la Biblioteca del Congreso, que también lleva el nombre de Luis Carlos Galán Sarmiento, ubicada en una bella casa colonial a unas pocas cuadras del Capitolio, se respira por lo general la paz que otorga el silencio.
Su directora, Keyla Meneses, quien ocupa el cargo desde hace 15 años, señala con emoción a EL NUEVO SIGLO que “es una tarea muy bonita, una tarea de amor, una tarea de verdad que requiere de muchísimo compromiso porque es entregarle al usuario la información que requiere”.
Joyas del patrimonio
La Biblioteca del Congreso está especializada en el área de ciencias sociales, "tenemos todo lo que es derecho, filosofía, historia y especialmente la información legislativa", explicó Meneses.
Con orgullo detalló que “tenemos una colección patrimonial con toda la historia constitucional desde que nacimos como República, tenemos todos los informes al Congreso” y muchos documentos y libros desde 1810.
"Los documentos más antiguos que tenemos, que son unas joyas para nosotros, son los censos generales de población de la Nueva Granada de 1835 y de 1843; tenemos las actas del Congreso de 1821 y de la Constitución de Cúcuta de 1821. Tenemos los originales”. Incluso poseen una copia de la Constitución Política de Estados Unidos de 1863, relató la directora de la Biblioteca del Congreso.
En cuanto a las colecciones que guardan, destacó la de “Juan Lozano y Lozano, que es una colección privada y que es un bien valioso para la Nación, que el Congreso adquirió hace más de 45 años”.
Consideró Meneses sobre esta colección que “es quizás una de las bibliotecas particulares más importantes, que está compuesta por volúmenes de historia universal, de filosofía, de ciencias naturales, de geografía. Y cuenta con libros de viajes, escritos en español, en inglés, en francés, en alemán. Y es una de las bibliotecas personales más completas de Latinoamérica”.
No dejó por fuera en su recuento la colección de Luis Eduardo Nieto Caballero y Eduardo Nieto Calderón, que, señaló, “fueron donadas al Congreso en el 2004 por su esposa Beatriz Jaramillo de Nieto y sus hijos”.
La Biblioteca del Congreso también tiene muchísimos libros de historia del país, de filosofía, de derecho. Y desde el año 95 es depósito legal, es decir, que de todos los libros que se publican en Colombia “a nosotros se nos da un ejemplar”, dijo Meneses.
Entre tantos papeles históricos y colecciones, Meneses tiene sus preferidos. “Hay un documento que me gusta mucho y es uno que contiene el borrador del Código Civil de 1887, que está en caligrafía y escrito a mano”.
Otros de sus ‘consentidos’, “sobre todo por su caligrafía, por la escritura de la época”, dice, son las actas del Congreso de 1821. “Son unos libros maravillosos de mirar y de leer, además por su empaste, por todo lo que se presenta, cómo se escribía en la época”.
Dijo de los censos generales de población, de 1835 y 1843, que “tienen también un encanto porque ahí se encuentra cómo se hacían las estratificaciones en esa época: los solteros, los casados, las monjas, los sacerdotes, los esclavos. Entonces es un libro bastante interesante que me parece bonito que la gente conozca”.
Los usuarios
Muchos de quienes van a la Biblioteca del Congreso son investigadores, estudiantes de maestría, incluso venidos de otros países que realizan estudios latinoamericanos.
"En este momento nuestros principales usuarios son investigadores. No somos una biblioteca que tenga gran afluencia de público. Entre consultas online y presenciales, en el día podemos estar atendiendo a 15 investigadores” y el resto por la red, expresó Meneses.
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Las gacetas o actas que recogen la actividad legislativa se pueden ver en la página web del Congreso. Sin embargo, la información está desde el año 2000 a la fecha. "De los años anteriores tienen que venir a consultarla a la Biblioteca", dijo la funcionaria.
También hay ciudadanos que visitan la Biblioteca porque se les dificulta manejar la página web del Congreso, por ejemplo, si buscan los antecedentes de una ley. “A veces la gente quiere saber por qué no se le dio trámite a un proyecto, entonces por eso nos consultan”, explicó Meneses.
Incluso los congresistas utilizan algunos espacios de la Biblioteca para sus reuniones políticas; también es usual que vayan sus asesores para preparar algún proyecto de ley. Por ejemplo, en derecho comparado observan normas que hay en otras naciones, aprovechando que hace parte de la red de bibliotecas parlamentarias en Latinoamérica.
Cómo se conserva el material
La directora de la Biblioteca explicó que tienen un manejo especial para la conservación de los documentos puestos a su cuidado.
Para “los libros más antiguos como las constituciones, tenemos una urna especial y unas cajas especiales que nos diseñó el Archivo General de la Nación, para que se conserven”. Agregó Meneses que en el año 2004 se restauró la Constitución de 1821.
“Nos ha ido muy bien con nuestros documentos antiguos, están en excelentes condiciones”, destacó la directora con sonrisa de satisfacción.
Agregó que para preservar los libros la mayoría no los pueden prestar a los usuarios de la Biblioteca, pues debido a su antigüedad la manipulación podría dañarlos.
Sin embargo, algunos de los documentos más preciados los prestan para exposiciones especiales.
La directora Meneses reveló que “en este momento nuestra meta es llegar a digitalizar todas las colecciones patrimoniales que tenemos, primero por el fin de la conservación de los libros y poder también que el usuario tenga acceso a ellos”.
Explicó que es un proceso que se daría por etapas, que en este momento comenzaría por los documentos que se pueden digitalizar sin necesidad de permisos, que son los de carácter oficial.
Agregó sobre esta digitalización que “la información oficial nuestra que estamos planeando es la biblioteca patrimonial, esa más o menos tiene alrededor de 10 mil volúmenes”.