Magdalena Aponte, la mujer que domina 50 técnicas artesanales | El Nuevo Siglo
LA MAESTRA artesana Magdalena Aponte, experta en el oficio de Cestería y tejido con paja blanca y fique. /Foto: Expoartesanía
Viernes, 13 de Diciembre de 2024
Redacción Cultura

MAGDALENA APONTE Gutiérrez tenía 6 años cuando se inició en el oficio de la artesanía. A su corta edad sus manos ya eran capaces de crear piezas, siguiendo los pasos de su madre y su abuela. Heredó una tradición que ha acompañado a su familia por más de cien años. Desde muy niña, su mamá le enseñó el oficio de la cestería en fique, le mostró cómo trabajar la lana y la instruyó en el tejido en dos agujas y en croché.

Su trayectoria, como símbolo de tradición y autenticidad, será reconocida en el marco de Expoartesanías, una de las ferias artesanales más importantes de Latinoamérica, el cual este año, cuenta con cerca de 1.000 expositores, representación de más de 10 países y Brasil como invitado de honor.

Esta destacada artesana, quien domina más de 50 técnicas de tejido y ha compartido su conocimiento ancestral con miles de estudiantes, fue distinguida en 2022 con la Medalla a la Maestría Artesanal en la categoría “Maestra de Maestros”, el máximo reconocimiento otorgado por Artesanías de Colombia. Este galardón se suma a la Medalla a la Maestría Artesanal en la categoría Tradicional, que recibió en 2013.

“Recibir este homenaje es algo maravilloso, trascendental, creo que mi mamá era la que le hubiese gustado recibirla, porque era una maestra completa”, resaltó la artesana, quien con el tiempo dominó la cestería en chusque, en cañuela y en guadua, pero una de las prácticas que más la conectó con el oficio, fue la labor diaria de dejar iniciados una docena de canastos antes de salir a la escuela.

Materiales

La materia prima que utiliza Magdalena está basada en la paja blanca, el fique, la gaita, el susque, y todas las fibras naturales que se puedan transformar en grandes diseños y productos que logren ser visibles en Colombia y el extranjero.

“Trabajo la paja blanca, el fique, la gaita, el chusque y todas las fibras que se usan en la elaboración de los canastos, por ejemplo, tengo un canasto que tiene diez fibras diferentes”, expresa Magdalena en conversación con EL NUEVO SIGLO.

Creció con el calor del fogón de leña de su cocina tradicional, aprendió a entender las distintas fibras y tejidos que maneja, la forma de apoyar su siembra y conservación y, además, ha logrado orientar a otros para crear sus propias obras.

Gracias a su trabajo, su mamá podía terminarlos a tiempo y venderlos en el mercado de Tibaná, Boyacá, donde nació. A los 20 años, dejó su casa para dedicarse al estudio, pero cuando se enteró de que estaba embarazada decidió centrar toda su energía en la cestería.

Sin duda, es un tejido y tesoro vivo de imaginación y experiencia, su cosmovisión refleja el espíritu de cientos de hijos amamantados a punta de artesanías y dignidad. Ella sabe entrelazar historias vivas con las fibras del territorio que la vio nacer, por eso cada una de sus creaciones está cargada de emoción, sabiduría y el secreto que solo los maestros saben tejer.

Madre comunitaria

Durante ocho años trabajó como madre comunitaria y en 1996 se presentó al Instituto de Bellas Artes de Boyacá, donde la apoyaron llevándola a diferentes ferias artesanales en las que mostró las paneras, canastos, papeleras y jarrones que hacía en cestería de gaita y chusque (una especie de caña).

En esa época, se integró a la Asociación de Canasteras de Tibaná. Magdalena cuenta que cuando se acabó el chusque, la fibra que más utilizaban para los productos, comenzaron a trabajar con el tejido en rollo de paja blanca que, hasta ese momento, únicamente se empleaba en la región para el tejido de un pesado sombrero.

La paja es de páramo y, aunque tienen la autorización del municipio para extraerla, se han dado a la tarea de enseñarles a los dueños de las fincas cómo hacerlo. Para trabajar la paja se necesitan 14 procesos diferentes.

 

La fibra debe extraerse hilo por hilo, lavarse con agua y jabón, y ponerse a hervir para quitar impurezas. Luego comienza el proceso de tintura, que realizan con químicos y con plantas naturales que han estado estudiando durante diez años. Después hay que dejar enfriar la fibra, lavarla y secarla para, finalmente, comenzar a tejer a mano diferentes productos como individuales, jarrones y sombreros.

La cestería en gaita y chusque, tan característica de Boyacá, no es solo un oficio; es una práctica que une generaciones.

A través del entrelazado de estas fibras, las historias y saberes del pueblo boyacense se mantienen vivos, como un legado transmitido por las manos de quienes lo han aprendido desde pequeños.

De esta forma, Magdalena invita a conocer la técnica ancestral que da forma a esta cestería, un arte que no solo recoge el paisaje, sino también el alma del pueblo. Cada pieza, además de funcionalidad, es un testimonio de la imaginación y el conocimiento transmitido a lo largo de generaciones.

Magdalena es considerada Guardiana del páramo Cerro Azul ubicado en Tibaná, a su vez, cumple una función de cuidadora de abejas y de semillas ancestrales. En el 2019 fue ganadora del programa departamental de estímulos y fomento cultural en la categoría memoria viva - tesoros humanos, otorgado por la Gobernación de Boyacá.

“Somos guardianes del páramo, soy guardiana de semillas y enseño en los colegios del municipio, estoy regando el mensaje del aprendizaje de las artesanías que son tradicionales del siglo pasado y antepasado, en donde busco que los estudiantes no dejen acabar este oficio”, comentó Magdalena.

Asociación

En 2003 y junto con otras nueve artesanas, formó la Asociación de Artesanas de la Paja Blanca y el Fique de Tibaná. Dependiendo del número de pedidos se dividen el trabajo, que cada una realiza desde su casa.

Magdalena, además de dominar 50 técnicas de tejido, fue maestra del Sena, ha capacitado a más de 500 artesanas de Boyacá y en 2013 recibió la Medalla de la Maestría Tradicional. Hoy, con más de 60 años, se siente orgullosa de comercializar sus productos en Estados Unidos y en varios países de Europa. Gracias a su trabajo y empeño, ha logrado rescatar las tradiciones culturales del departamento.