Migran desde Aruba y la Isla de Bonaire y Curazao hasta las costas de La Guajira, en donde tienen su Santuario de Fauna y Flora de los Flamencos, para engalanar con su plumaje rosado las lagunas en las que buscan su alimento.
Para quienes disfrutan del avistamiento de aves y aún para los turistas desprevenidos, este es uno de los grandes atractivos de la península, en donde su color sobresale dentro de los abundantes paisajes y variados climas y territorios indígenas.
Sobre esta especie corren muchos rumores. Hay quienes creen que son incapaces de volar, pero sí lo hacen, solo que en las noches. También se caracterizan por ser grandes nadadores. Son una especie monógama que pone únicamente un huevo al año, el cual no reponen en el caso de que se dañe o se destruya.
Para quienes tienen la oportunidad de verlos, este es un espectáculo inolvidable porque en la quietud de los cielos azules y despejados de la península de La Guajira, irrumpen los arreboles de un rosado intenso que se disuelve en espirales sobre las lagunas del Santuario. “Se trata de bandadas de flamencos, aves esbeltas de plumaje rosa que dan el nombre a esta área protegida. Los gráciles flamencos y el majestuoso colorido de su plumaje son el principal atractivo del Santuario, que a pesar de su reducida extensión, es considerado una de las áreas protegidas más ricas en variedad de aves acuáticas residentes y migratorias”, según Parques Nacionales Naturales de Colombia.
De acuerdo con los expertos, en su hábitat natural, un flamenco puede llegar a vivir entre 20 y 30 años. Estos nacen de color marrón claro, gris o blanco y les lleva unos tres años alcanzar su madurez completamente; entonces, su plumaje se torna rosa, rojo o anaranjado. “Esto tiene que ver con algo muy sencillo, su alimentación”.
Se alimentan especialmente de camarones, plancton, algas y crustáceos. Esto no quiere decir que porque el flamenco coma algo rosado quedará rosado, “lo que ocurre es que la mayoría de lo que conforma la dieta de los flamencos está cargado de un compuesto químico conocido como cantaxantina”.
Ese químico, un pigmento carotenoide presente en muchos otros elementos de la naturaleza, se descompone en el hígado del flamenco y luego se dispersa hacia las plumas, el pico y las patas del animal, tomando así su color característico.
De tiempo completo
Julio Raúl Vega Ramírez, subdirector de Gestión Ambiental de Corpoguajira, egresado de la Universidad de la Costa, desde hace dos años y ocho meses ha venido trabajando con la especie.
“Con disponibilidad para atender cualquier situación relacionada con esta especie, contamos también con un equipo profesional de apoyo idóneo para la atención por rescate o entrega voluntaria”, dice.
Recuerda que “el flamenco rosado es una especie emblemática no solo para La Guajira sino para todo el país por su maravilloso plumaje, largas patas dotadas de membranas para remover el fondo de los humedales y su largo cuello. Su hábitat costero la hace el referente de fauna más importante del Caribe”.
“Lamentablemente existen personas irresponsables que promueven el tráfico ilegal de estas especies y las llevan al interior del país, sometiéndolas a climas agrestes, alimentación inapropiada y encierros prolongados”, se lamenta Julio.
Por fortuna, indica, “cuentan con áreas de conservación establecidas como el Distrito de Manejo Integrado (MI) de Musichi y el Parque Natural Nacional (PNN) en Camarones y tanto la Corporación Ambiental de La Guajira, Corpoguajira, como Parques Nacionales Naturales de Colombia, cuentan con programas de conservación en ejecución para su protección y preservación; está totalmente prohibido su tráfico y tenencia en cautiverio, existe una gran alianza con la Policía para el control en las vías”.
Señala que no se da mucho el tráfico de la especie porque “afortunadamente existen leyes que sancionan el mismo y la tenencia en cautiverio de estas especies. Las características de estas delatan su presencia en hábitats extraños. Es importante señalar la colaboración de la ciudadanía, quienes denuncian cuando evidencian actividades prohibidas relacionadas con la especie emblemática”.
Al preguntarle si han encontrado flamencos rosados en mal estado, Julio manifiesta que “se recogen los especímenes fuera de su hábitat que son rescatados o entregados en forma voluntaria, en la mayoría de los casos en buen estado de salud. Sin embargo, también hemos encontrado algunos individuos con traumatismos, laceraciones, enfermos por vejez; en todos los casos, una vez recibidas las especies nuestro equipo profesional realiza una minuciosa revisión, si se requiere aplicación de tiramientos procedemos de conformidad y son trasladados a nuestro Centro de Atención y Valoración de Fauna (CAVF), donde son atendidos. Una vez se comprueba su total recuperación son regresados a su hábitat natural, DRMI de Musichi, donde son liberados cumpliendo con los protocolos”.
“Es importante que los pobladores de la zona ayudan al cuidado de los flamencos, son actores fundamentales porque saben de su comportamiento en el medio y de los riesgos de cacería. Quieren trabajar en guianza y aviturismo en la región, reconociendo que es una oportunidad de trabajar por su conservación”, expresa el subdirector de Corpoguajira.
Explica que “los flamencos son especies migratorias y por esta razón su inventario cambia de acuerdo con las temporadas de anidación y de oferta alimenticia. Sin embargo, Corpoguajira ha iniciado estudios de monitoreo para determinar aspectos relacionados con la población, incluyendo sexo, edades, alimentación y otras características que apunten a mejorar la supervivencia”.
Sus enemigos
Por su parte, Adriana Daza, bióloga marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y funcionaria del Grupo Marino Costero de la Subdirección de Gestión Ambiental de Corpoguajira, quien también trabaja con los flamencos rosados, dice que “llegan a alimentarse en diferentes lagunas costeras en donde encuentran la artemia salina, que le da el color rosado característico. Dentro de estos lugares se encuentran las lagunas Navío Quebrado y Laguna Grande, que hacen parte del Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos, laguna de Buenavista, Bahía Honda, Auyama, y el Distrito de Manejo Integrado DRMI Musichi, en donde los flamencos son objeto de conservación”.
Agrega que, “sin embargo, los flamencos han enfrentado la presión del tráfico ilegal debido a su hermoso plumaje, el saqueo de sus huevos y la extracción de ejemplares adultos y juveniles con destino a coleccionistas, zoológicos, hoteles y parques. Igualmente se presentan amenazas como la pérdida, perturbación y contaminación de los hábitats. Aunado a esto, la nueva amenaza que enfrenta esta especie es el trazado de nuevas líneas de transmisión eléctrica”.
Recuerda que “esta especie se encuentra en el listado de especies amenazadas de Colombia, Resolución 1912 de 2017 del Ministerio de Medio Ambiente, en la categoría de En Peligro (EN)”.
“En cuanto a los flamencos que se han rescatado, están aquellos que se encuentran en cautiverio de manera ilegal, también ha habido casos de colisiones contra líneas de transmisión eléctrica. Por esto y con el fin de tener más conocimiento sobre las rutas migratorias de esta especie, se han instalado transmisores a los animales del DRMI Musichi, Bahía Hondita y Camarones. La información arrojada por los transmisores permite corroborar que estos individuos migran a diferentes lagunas costeras de La Guajira y hasta Venezuela en la Ciénaga de Los Olivitos y Lago de Maracaibo”.