Secuestro de mascotas es todo un drama familiar | El Nuevo Siglo
Princesa fue arrancada de su familia que al momento del secuestro no contaba con recursos para pagar el rescate. /Cortesía
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Domingo, 27 de Septiembre de 2020
Eduardo Carrillo

Blanca Myriam Peñalosa Ronderos es una ama de casa que no quiere volver a saber de mascotas, tras sufrir el secuestro de su perrita Princesa, de la raza Dálmata, por cuyo rescate criminales le exigieron $2 millones, en el noroccidente de Bogotá.

Peñalosa Ronderos narró a EL NUEVO SIGLO que fue sorprendida cuando se dirigía a la veterinaria por dos hombres jóvenes, uno con revólver y el otro con un cuchillo, amenazándola para que no hiciera escándalo y entregara tranquilamente a su mascota, y que esperaban que en el collar tuviera el nombre y el teléfono de los propietarios.

Los bandidos, dijo, “me arrebataron a mi Princesa, me empujaron y luego salieron corriendo casi que arrastrando a la perrita y abordaron una camioneta cuyas placas tenían barro y eran ilegibles. Nadie me ayudó, porque varias personas lo único que hicieron fue correr y luego me preguntaron que me había pasado”.

“El secuestro de la mascota fue a las 2 de la tarde del martes y el miércoles en la mañana sonó el teléfono, y una mujer me dijo que debía darle $2 millones si quería volver a tener a la perra en la casa”, expresó.
Indicó que la mujer en la comunicación le advirtió que “usted no debe llamar a la Policía, porque si lo hace, entonces su mascota se muere y pierden más ustedes que nosotros, al tiempo que me dio 24 horas para reunir el dinero”.

En la segunda comunicación, recordó, “la misma mujer me preguntó que si realmente la mascota era muy querida en la familia y si era de la niña, entonces no había problema para reunir el dinero, pues en caso contrario ya le tenían cliente para venderla o para sacarle crías y así obtener más dinero del exigido y sin correr riesgos ante las autoridades”.

“Me arrebataron a mi Princesa, me empujaron y luego salieron corriendo casi que arrastrando a la perrita y abordaron una camioneta cuyas placas tenían barro y eran ilegibles".

La señora Blanca Myriam explicó que en una nueva comunicación, ya no fue la mujer sino un hombre que hablaba muy rápido quien le inquirió “si no tiene el dinero, pues no se preocupe. Ya sabemos que usted quiere hablar con la Policía y nosotros no nos vamos a arriesgar. Los perros finos tienen precio, pero también les podemos sacar buenas crías y venderlas”.

Narró que al pasar varios días sin tener noticias de los antisociales, “nosotros decidimos elaborar carteles ofreciendo una recompensa para que los ciudadanos nos ayudaran a encontrar a la perrita Princesa. Recibimos muchas llamadas de personas que decían cosas de la mascota que no eran ciertas, pero la intención era recibir el dinero que se ofrecía por su colaboración. Incluso nos alcanzaron a entregar direcciones a las que fuimos, pero encontrábamos otros animalitos de diferente raza y por supuesto ninguna información cierta de nuestra perrita”.

 

Duelo familiar

 

Contó que “mientras todos estos procesos ocurrían, fue necesario llevar a la casa a un psicólogo porque mi hija entró en un estado de depresión muy difícil y bajó el rendimiento en el estudio. Ella llora cada vez que se acuerda de Princesa y a veces no quiere ni comer”.

“El profesional Enrique Rojas Martínez nos advirtió que la ausencia de la mascota es difícil para todos, pero más grave para los niños que se apegan a las mascotas y en especial la niña que estaba siempre con Princesa”, anotó.
“La niña nos presentó cuadros de ansiedad, de tristeza, de pesadillas y casi que pierde el interés en sus estudios”, indicó.

“Los delincuentes aprovechan la sensibilidad de los niños para hacer esas exigencias económicas y por supuesto saben que una mascota se convierte en un miembro más de la familia. La desaparición de Princesa nos dolió a todos y creemos que nunca la volveremos a ver, pues los hampones no volvieron a llamar y nos cansamos de recibir llamadas de personas avispadas, que de pronto lo único que querían era ganarse la recompensa que ofrecíamos”, apuntó.

De otro lado, explicó que “un familiar nos regaló una perrita Bulldog para tratar de llenar el espacio dejado por la pérdida de Princesa, pero a mi niña Laura Sofía no le gustó y tuvimos que devolverla a los ocho días. Si me van a regalar otra mascota no la quiero, salvo que sea mi Princesa, mi perrita que dormía al lado de mi cama. No quiero otra que no sea ella”.

Peñalosa Ronderos lamenta no haber tenido el dinero pedido cuando se produjo la primera llamada, pues entre sus ahorros solo contaba con medio millón de pesos, cifra que rechazó de un solo tajo la mujer que hacia la exigencia económica.

“Nosotros perdimos la esperanza de volver a tener a Princesa, la Dálmata, casi albina, pues era diferente a los de su raza, pues solo tiene manchas en sus orejas y cabeza y muy pocas en su cuerpo. Es blanca”, destacó.

 

Extorsión

 

Reiteró que lamenta “no haber informado desde el principio al Gaula de la Policía, pues ellos la habrían rescatado”.
El comandante del Gaula de la Policía en el Meta, capitán Jonathan Espitia García, dijo a este Diario que en Villavicencio se logró la captura de una persona que exigía una importante suma de dinero para devolver a una mascota propiedad de un comerciante.

Capturamos al antisocial en flagrancia en momentos en que recibía el dinero para devolver al perrito. Actualmente el capturado está en prisión y puede afrontar una condena entre los ocho y los 12 años de prisión por cargos de extorsión”, señaló.

De acuerdo con las asociaciones de protección de animales, secuestran con alguna frecuencia con fines extorsivos o para sacar crías a mascotas de diferentes razas, entre ellas Labrador, Pincher, Beagle, Schnauzer, Dálmata, Pug, Sharpei, Rottwailer, Frenche Pudle, Pitbull y Bulldog.

De otro lado, el director del Grupo Gaula de la Policía, general Fernando Murillo Orrego, dijo a este Medio que “en el Código Penal no existe el secuestro de mascotas, las exigencias por la devolución de los animales se contemplan como extorsión”.

Precisó que este año, “a la fecha, se tiene una reducción del 100% en las denuncias de extorsión por la devolución de mascotas, en comparación con el mismo periodo del 2019, cuando habían sido denunciados tres casos. De los casos denunciados en 2019, las cuantías exigidas oscilaban entre $500.000 y $1 millón”. 

Explicó que en lo corrido de 2020 “no se han presentado capturas por casos de extorsión, donde se realicen exigencias a cambio de la devolución de mascotas”. 

El general Murillo insistió que “frente a un caso donde se realice cualquier tipo de exigencia a cambio de la devolución de mascotas, es necesario poner en conocimiento de manera inmediata al Gaula, a través de cualquiera de los canales ya establecidos (Línea 165, plataforma Adenunciar, correo electrónico o de manera presencial en las instalaciones Gaula).

Agregan las autoridades que muchos casos ocurren a mano armada, otros aprovechan el descuido de sus propietarios, de los niños y de las empleadas o auxiliares de casa, o que se escapen de la casa en un descuido, mientras que en otras oportunidades los antisociales llevan una perra en celo para atraer a las mascotas. Emplean para sus acciones criminales camionetas o vehículos con sus matrículas cubiertas con barro y motocicletas.