Irán y Rusia rechazaron este jueves las acusaciones "sin fundamento" de Estados Unidos, cuyos responsables aseguraron que estos dos países están tratando de influir en los electores norteamericanos, de cara a las elecciones del 3 de noviembre.
En Teherán, el ministerio de Relaciones Exteriores informó este jueves que había convocado al embajador suizo, país que representa a Estados Unidos en Irán desde 1979.
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Las autoridades estadounidenses "lanzaron acusaciones sin fundamento en vísperas de las elecciones para justificar el guión antidemocrático que ya tienen preparado", dijo el portavoz del ministerio, Saeed Khatibzadeh, en un comunicado.
En Moscú, el portavoz del Kremlin denunció las acusaciones "infundadas" de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
"Las acusaciones llegan todos los días y son totalmente infundadas, no tienen ningún fundamento", dijo a la prensa Dmitri Peskov
El director de Inteligencia estadounidense, John Ratcliffe, dijo el miércoles que Rusia e Irán obtuvieron información del registro de votantes en Estados Unidos y han actuado para influir en la opinión pública.
Ratcliffe dijo que Irán envió correos electrónicos a estadounidenses "diseñados para intimidar a los votantes, incitar a la agitación social y perjudicar al presidente (Donald) Trump".
Ratcliffe también explicó que Irán y Rusia buscan utilizar los datos obtenidos "para comunicar información falsa a los votantes registrados con la esperanza de causar confusión, sembrar el caos y socavar la confianza en la democracia estadounidense".
"Estas acciones son esfuerzos desesperados de adversarios desesperados", agregó Ratcliffe.
Para el portavoz iraní, estas afirmaciones del responsable estadounidense son "invenciones" y acusaciones "torpes".
Khatibzadeh reiteró que Irán no tenía ninguna preferencia entre los dos candidatos estadounidenses y pidió a Washington que "ponga fin a estas acusaciones inútiles y a la invención de este tipo de tramas y comience a actuar como un país normal".
Las relaciones entre estos dos países, enemigos acérrimos, empeoraron aún más tras la retirada unilateral de Estados Unidos del tratado internacional sobre el programa nuclear iraní, firmado en 2015 en Viena.
A partir de ese momento, se restablecieron sanciones que hundieron a Irán en una recesión con consecuencias sociales dramáticas de las que aún no ha conseguido salir.