“Umbilical", desafío literario acerca del rol de la paternidad”: Neuman | El Nuevo Siglo
Neuman ha trabajado, además, como columnista en numerosos medios de España y Latinoamérica.
Instagram Andrés Neuman
Lunes, 31 de Octubre de 2022
Redacción Cultura

En 128 páginas el escritor argentino Andrés Neuman supo relatar el conmovedor encuentro entre un bebé y su padre y todo lo concerniente a la gestación y el nacimiento. El ganador del premio Alfaguara 2009 vino a Bogotá para conversar acerca de su más reciente libro, “Umbilical”, un relato lírico sobre el rol paternal.

En entrevista con EL NUEVO SIGLO el escritor habló sobre este libro, quizás el más íntimo de Neuman, quien hace una reflexión sobre la importancia que la sociedad le ha otorgado al padre en esos primeros años de vida de un niño.

EL NUEVO SIGLO: ¿Qué lo llevó a escribir sobre la paternidad?

ANDRÉS NEUMAN: Lo comencé a escribir cuando supe que iba a ser padre. Al principio el único propósito de ese escrito era hacerle un regalo a mi hijo, para contarle cómo fueron sus primeros momentos antes y después de nacer. Al principio no tenía ninguna pretensión editorial, pero poco a poco me cuestioné el por qué existe tan poca literatura de la relación entre hombres y bebés. Hay libros sobre padres, sobre hijos, pero hay muy pocos escritos con la perspectiva de un padre que cría, que cambia pañales, que da biberones. Esos hombres que, aunque no sean mayoría, siempre han existido y existen cada vez más. Es como si no nos hubiéramos considerado dignos de literatura o como si hubiera bastado con que las madres se encargaran de todo.

ENS: ¿Es un llamado a otros escritores para que los padres figuren más en la literatura?

AN: Sí, pero el problema es que si dejamos que solamente las madres se encarguen de contar estas cuestiones, es muy difícil que después los padres nos involucremos a fondo en la crianza y nos sintamos concernidos. Creo que podemos ser equitativos en nuestras tareas, es decir, que hay una labor cultural que tiene que ver también con pensar que hay muchas maneras de vincularse y que ese otro cordón umbilical depende también de nuestra voluntad, de nuestras energías, de nuestro tiempo y deseo y que puede configurarse como queramos y del mismo modo que mis compañeras escritoras, filósofos, sociólogos y periodista que llevan muchos años repensando y hablando de la maternidad vuelven el movimiento literario muy fuerte en esta gestión. Es muy interesante preguntarse cómo podría ser un movimiento paralelo y que como consecuencia natural se vaya transformando el poder de los padres. 

ENS: ¿Entonces usted considera que hay un vacío en la literatura sobre este tema?

AN: La tradición narrativa no ha sabido encontrar el lugar para que los padres cuenten su versión de esa historia. Creo que en la medida en que esto sea posible, todas las partes saldrán enriquecidas, las criaturas sentirán que sus padres también se involucran en su crecimiento, su cuidado, sus temores. El patriarcado de algún modo nos ha restringido esa participación. A medida que podamos remitirnos a un repertorio de arte donde haya padres involucrados en la crianza será mucho más fácil que eso suceda, porque el imaginario no es solo descriptivo, es también prescriptivo y condicionante.



ENS: ¿Usted propone en “Umbilical” un cambio cultural en la figura paternal?

AN: Claro, porque la paternidad es un fenómeno en el que tradicionalmente hemos llegado tarde. Es como el cine en blanco y negro; ese cine me parece que resume toda una época, la cual la paternidad se muestra en una escena en el que el hombre está en un pasillo del hospital fumando nerviosamente, esperando a que le den la noticia de si es niña o niño, es decir, que el hombre está ahí excluido en el momento del nacimiento. Tradicionalmente él está autoexcluido, lejos de su hijo, llegando tarde a esa nueva vida. Entonces no nos preguntemos, por ejemplo, qué piensa o siente un hombre durante el embarazo, cómo va imaginando su vínculo con el bebé, cómo se va comprometiendo con ese proceso de gestación. En ese sentido, hay muchos cuestionamientos que creemos que son imposibles para los hombres, por su rol clásico, y es una cuestión cultural, educacional y también de cómo nos relacionamos como público con el imaginario estético que nos rodea. En la medida en que esto cambie nuestra predisposición en la conciencia, también cambiará la figura paternal.

ENS: ¿Pero también es un llamado a una paternidad más responsable, a que los padres se involucren más en su rol?

AN: A todas las formas de paternidades. Hay tantas maneras posibles de ser padre y no todas tienen que ser tóxicas, siniestras o violentas. En el imaginario que nos rodea se puede ver varios tipos de padres: el que castiga, el bíblico, el ausente, el heroico y muchos más, pero fuera de esos roles hay un mundo de posibilidades relacionados con la ternura, con el cuidado, con la vulnerabilidad recíproca, de todo eso que está por hacer y por escribir. Siempre nos cuestionamos por qué los padres huyen de la paternidad o no se hacen cargo de ella. Yo creo que porque nos enseñaron hacerlo y porque nuestro imaginario nos lo facilita.  Uno cierra los ojos y no recuerda ninguna canción, poema o película de un hombre cambiando pañales o las únicas películas que hay de hombres cambiando pañales son comedias estúpidas, cómicas y muestran una forma torpe de encargarse de los niños, entonces evidentemente los hombres nacemos con un mandato de la sociedad de no hacerse cargo, pero si comenzamos a decir que es una labor colectiva, es otra manera pensar en equipo.

ENS: ¿Usted piensa que la literatura puede servir para influir en el pensamiento de sus lectores?

AN: Tiene cierta capacidad de influencia y, sobre todo, una relación muy íntima con nuestras emociones. Hasta la persona menos literaria del mundo en algún momento de su adolescencia, de su juventud, cuando se enamoró, tuvo algún relato poético. En mi libro se planteaba una especie de desafío literario que a mí me resultó fascinante y que era contar con palabras un amor genuino sobre la paternidad, esa relación de amor incondicional e intensivo que se tiene por un bebé. Así que la literatura incluso a veces sirve para nombrar aquello que no tiene nombre.

ENS: Según su experiencia, ¿cuál cree que sea la mejor relación entre un padre y su hijo?

AN: Me parece que es muy importante tener presente desde el principio que moriremos pronto, y que cuanto antes percibamos el poco tiempo que tenemos en el mundo y lo valioso que es cada minuto con nuestros seres queridos, más sana y razonable será la relación entre un padre y una madre con sus hijos. No sabemos cuánto tiempo tendremos para dialogar con nuestros hijos y por eso no hay que ocultarles la mortalidad. En mi caso particular, me gustaría que mi hijo supiera que tenemos poco tiempo para querernos y hay que aprovecharlo.