Desde hielo derretido que se desliza tranquilamente por una pendiente, hasta el rugido colosal de enormes ríos que caen en picada a cientos de metros de altura y chocan contra las rocas, las cascadas colombianas cautivan la imaginación de los viajeros y llegan a ser la excusa perfecta para salir de los días de confinamiento.
A partir de esta premisa, Booking.com realizó una selección exhaustiva para presentar a los viajeros cuatro lugares para acercarse a la naturaleza y conectase de nuevo con el mundo exterior.
1. Salto de Bordones
Huila ofrece una de las más imponentes cascadas de Colombia y Sudamérica. Con 400 metros de altura, esta gran caída de agua está ubicada al sur del departamento, exactamente en el Parque Nacional Natural Puracé cerca de San Agustín. Su nombre hace referencia al sonido del agua que cae y hace un sonido continuo.
2. Cascadas La Periquera
Santuario Sagrado La Periquera, conocido anteriormente como Cascadas de la Guacamaya en Boyacá, lo que significa “Hijos de los que interpretan los sueños”. Esta maravilla natural fue llamada así por los indígenas Muiscas. Después los conquistadores lo denominaron “La Periquera” por la cantidad de Pericos que habitaban el lugar, sin embargo, con el paso del tiempo estos han estado desapareciendo.
Son siete cascadas en una misma región. Ubicadas muy cerca de Villa de Leyva, está rodeado de exuberante vegetación, es perfecto para la práctica de deportes de aventura como rápel, torrentismo y caminatas ecológicas.
3. Cascada Juan Curi
Este espacio natural está ubicado a kilómetros de San Gil, Santander. La Cascada Juan Curi de aproximadamente 200 metros de altura, está escondida en el interior de un bosque casi selvático, rodeado de paz, tranquilidad y flora natural. Los viajeros disfrutan de una senda rústica durante unos 40 minutos hasta llegar a la cascada, donde se puede nadar en piscinas naturales.
4. Cascada La Guagua
En el interior del departamento del Huila se encuentra esta pequeña formación de cascadas a unos 35 minutos por la vía Neiva. Su nombre proviene de las guaguas o borugas, animales roedores que habitan por la zona.
Los pozos ocultos entre la naturaleza de más de dos metros que se forman en la parte baja de la cascada, la cual supera los 20 metros de altura, son el atractivo principal de la zona.