La reacción de América Latina a dos shocks mundiales | El Nuevo Siglo
PARA LA directora del FMI, Kristalina Georgieva, América Latina está mostrando signos de recuperación.
Anadolu
Domingo, 6 de Noviembre de 2022
Redacción Economía

La evolución reciente en América Latina y el Caribe (ALC) ha estado dominada por el impacto de dos shocks mundiales distintos: la pandemia de covid-19 y la invasión rusa de Ucrania. Un tercer shock -el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales- está ahora incidiendo en las perspectivas para la región, señaló el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe más reciente de “Perspectivas económicas: Las Américas”.

La directora del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que, tras sufrir notables contracciones en 2020, la mayoría de las economías de América Latina y el Caribe se recuperaron con fuerza en 2021 y a comienzos de 2022, ayudadas por la recuperación mundial, la normalización del sector de servicios y condiciones externas favorables, incluido el alto nivel de los precios de las materias primas. El fuerte ímpetu a comienzos de año permitió revisar al alza el crecimiento para 2022, a 3,5%, o medio punto porcentual más de lo proyectado en julio.

La inflación

Sin embargo, las presiones inflacionarias se acumularon y se han tornado de amplia base en toda la región. En Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, la inflación recientemente se situó en el 10%, un máximo no registrado en dos décadas.

La rápida respuesta de las autoridades monetarias de la región -que elevaron las tasas de interés mucho más pronto que en otras economías- ayudó a contener las presiones de los precios y a mantener ancladas las expectativas inflacionarias a largo plazo. No obstante, la inflación sigue siendo alta y se prevé que remita solo gradualmente.

Ante el endurecimiento monetario y financiero a escala mundial, la consiguiente desaceleración del crecimiento mundial y la moderación de los precios de las materias primas, todo apunta a que el crecimiento se desacelere a 1,7% en 2023, o 0,3 puntos porcentuales menos que lo pronosticado en julio.

Los riesgos a la baja predominan sobre las perspectivas y obedecen a las condiciones financieras más restrictivas, una desaceleración mundial más pronunciada y el enquistamiento de la inflación. Otros riesgos importantes para la región son una drástica caída de los precios de las materias primas y el malestar social.

Dado que la inflación aún no cede, y que la mayoría de las economías sigue operando a su nivel potencial o cerca de ese nivel, se debe evitar un relajamiento prematuro de la política monetaria, la cual ha de mantener su curso. Tener que restaurar la estabilidad de precios más adelante, si la inflación se enquista, sería muy costoso.



Apoyo fiscal

El apoyo fiscal desplegado para amortiguar el impacto en los más vulnerables debe ir acompañado de medidas compensatorias, cuando no exista espacio fiscal, pero en otros casos también debe respaldar los esfuerzos de las autoridades monetarias para controlar la inflación. Como las finanzas públicas se han debilitado en muchos países y los costos de financiamiento están en aumento, será fundamental afianzar los marcos fiscales, haciendo hincapié en las políticas inclusivas, como las que buscan proteger a los hogares vulnerables, a fin de encaminar de forma creíble la deuda pública por una trayectoria descendiente, garantizando a la vez la estabilidad social.

Para alcanzar estos objetivos también será necesario estimular el crecimiento a mediano plazo, para lo cual se ha de fomentar la productividad y la inversión pública y privada de buena calidad. Las políticas deben centrarse en reforzar el capital humano, simplificar y modernizar la normativa laboral y eliminar las barreras al ingreso y salida de las empresas.

Considera el FMI que la política fiscal respaldó a los vulnerables en medio del shock de precios de los alimentos y la energía. La mayoría de los países de ALC adoptaron medidas fiscales (principalmente recortes y exenciones tributarias o subsidios para hogares y sectores específicos) para mitigar el impacto de la carestía de la energía y los alimentos en los hogares vulnerables, sobre todo después del inicio de la guerra en Ucrania.

Aunque en general las nuevas medidas han sido declaradas de carácter temporal, su costo fiscal estimado -de alrededor de 0,8% del PIB de 2022, que se suma al 0,4% de subsidios existentes- es considerable, en parte debido a que en su mayoría no han sido focalizadas. Pese a estas erogaciones fiscales adicionales, se proyecta que la política fiscal en ALC permanezca neutral en términos generales en 2022, tras el retiro del estímulo relacionado con la pandemia en 2021.

Pero hay importantes diferencias entre los países: Chile endureció notablemente la política fiscal en 2022, tras haber adoptado una orientación muy expansiva en 2021. En cambio, en el caso de Brasil se prevé un impulso fiscal positivo durante 2022, con mayores transferencias y recortes de impuestos para amortiguar los efectos de la inflación en los hogares y las empresas.

Aunque se prevé que el déficit fiscal global en ALC permanezca en general estable con respecto a 2021 y que sea marginalmente mayor que en 2019, los pagos de interés netos ahora representan una mayor proporción del déficit, ya que las condiciones financieras se han tornado más restrictivas y los vencimientos de la deuda pública se han acortado desde el inicio de la pandemia.

En cambio, se prevé que en 2022 los saldos fiscales de otros mercados emergentes mejoren considerablemente, en medio de sostenidos esfuerzos de consolidación fiscal y pagos de intereses en general constantes. Los coeficientes de deuda pública de ALC experimentaron grandes vaivenes desde el estallido de la pandemia, y alcanzaron máximos históricos en 2020 tras aumentar casi 9 puntos porcentuales del PIB (un poco menos que en países similares), para después registrar una reversión marcada en 2021-22 debida a las fuertes sorpresas de inflación y un sólido repunte del crecimiento.

Aunque se prevé que para finales de 2022 se sitúe tan solo 1,7% del PIB sobre los niveles observados antes de la pandemia, la deuda pública sigue estando bastante por encima de los niveles vigentes en otros mercados emergentes.

Cambio de dirección

Señala el FMI que el entorno externo facilitó la recuperación de ALC en 2021 y a comienzos de 2022, pero la situación está cambiando con rapidez. En un contexto de condiciones financieras mundiales más restrictivas, la demanda global se está debilitando, los precios de las materias primas se están moderando -excepto los del gas natural debido a los problemas de suministro en Europa- y los flujos de capital a las economías de mercados emergentes se están desacelerando.

El impacto de las cambiantes condiciones externas ya se puede notar en los mercados financieros de ALC. Si bien otros flujos han mostrado cierta resiliencia hasta ahora, los flujos de cartera hacia la región han menguado, en particular los relacionados con bonos, en tanto que los diferenciales soberanos y empresariales en moneda extranjera se han ampliado.

En este contexto, los rendimientos en moneda local han aumentado, los precios de las acciones han descendido y las monedas nacionales se han debilitado, aunque estas últimas han fluctuado al unísono con los precios de las materias primas. Dados los crecientes costos de financiamiento y el retroceso de los flujos de capital, las entidades soberanas y empresariales han reducido considerablemente sus emisiones de deuda externa en meses recientes. En la medida en que las condiciones mundiales den un giro, se prevé una moderación del ímpetu del crecimiento observado previamente en la región.