El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el martes la negativa del presidente Donald Trump a reconocer su derrota electoral algo "embarazoso", pero le restó importancia.
"Simplemente creo que es embarazoso, francamente", dijo Biden cuando se le preguntó qué pensaba sobre la actitud de Trump sobre el resultado de las elecciones del 3 de noviembre.
"¿Cómo puedo decir esto con tacto? Creo que no ayudará al legado del presidente", señaló Biden a periodistas desde su feudo en Wilmington, Delaware.
Una semana después de los comicios, el mandatario republicano sigue atrincherado en la Casa Blanca pidiendo recuentos de votos y promoviendo impugnaciones en los tribunales sin pruebas significativas del fraude masivo que alega.
Pero Biden parece ignorarlo.
"El hecho de que no estén dispuestos a admitir que ganamos a esta altura no tiene mayor consecuencia en nuestra planificación", aseguró Biden, que ya trabaja para preparar su investidura programada para el 20 de enero.
Los líderes mundiales, incluidos casi todos los aliados de Estados Unidos, han felicitado a Biden, quien este martes habló con el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente francés, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel; y el primer ministro de Irlanda, Micheal Martin.
Cuando se le preguntó qué les había dicho, respondió: "Les hago saber que Estados Unidos está de regreso. Ya no es Estados Unidos solo".
También lo felicitó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
"Espero con ansias hablar con usted"
Biden, quien ganó con un número récord de votos pero reconoce que casi la mitad del electorado respaldó a Trump, está evitando la confrontación.
El martes se declaró contrario a emprender acciones legales para forzar a Trump a aceptar su derrota, limitándose a decirle con una sonrisa: "Señor presidente, espero con ansias hablar con usted".
Hace exactamente cuatro años este martes, Trump acababa de obtener su sorpresiva victoria sobre Hillary Clinton y recorría la Casa Blanca por primera vez como invitado del saliente presidente demócrata, Barack Obama.
Trump, quien asumió con la promesa de cambiar las instituciones y lo que llamó "un Estado profundo" que según él opera en las sombras, no solo no ha cumplido con esa tradición, sino que está bloqueando el acceso a recursos y fondos previstos por ley para la transición.
Este paquete está controlado por la directora de la Administración de Servicios Generales, Emily Murphy, quien fue nombrada por Trump.
Pero Biden avanza. Ya instaló un grupo de trabajo para abordar la pandemia de covid-19, promesa central de su campaña, evalúa cómo integrará su gabinete y pronunció un discurso para defender el plan de atención médica de la era Obama, que Trump pidió a la Corte Suprema que desmantele.