Un estudio de la Universidad de Exeter, publicado en la revista ‘Nature Communications’ constata que las especies migratorias se desarrollan más rápido, producen descendencia antes y mueren más jóvenes que especies similares no migratorias.
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Los investigadores también encontraron que las especies migratorias que caminan y nadan suelen ser más grandes que sus parientes que no migran, mientras que los migrantes voladores son más pequeños.
Los hallazgos pueden explicar en parte por qué muchas especies migratorias están en declive, ya que vidas “más rápidas” pueden hacer que sean menos capaces de adaptarse a los cambios en los hábitats y el clima, por ejemplo, al retrasar la reproducción si las condiciones son malas.
“Muchas especies migran a largas distancias y esto requiere cantidades sustanciales de energía –explica la autora principal, la doctora Andrea Soriano-Redondo–. Esta energía no se puede usar para otros fines, como el auto mantenimiento o la reproducción, por lo que esperaríamos que los animales ajustaran la cantidad de energía que usan para estas cosas”.
La investigadora señala que, “al priorizar la reproducción sobre la supervivencia, las especies de ‘vida rápida’ tienen el potencial de aumentar su número más rápidamente, lo que puede equilibrar los costos de energía a largo plazo y los riesgos a corto plazo de la migración”.
El estudio examinó el “ritmo de vida” de 1.296 especies basándose en siete medidas, incluida la longevidad, la edad de madurez sexual femenina y cuántas veces una especie puede intentar reproducirse cada año.
Los investigadores dicen que sus hallazgos ayudarán a predecir las respuestas de las especies de aves y mamíferos al cambio ambiental y, en parte, explicarán el declive de muchas especies migratorias.
“Durante mucho tiempo pensamos que la migración es un comportamiento de riesgo –recuerda el profesor Stuart Bearhop, del Centro de Ecología y Conservación en el campus Penryn de Exeter–. Los animales a menudo se arriesgan cuando migran con la esperanza de encontrar las condiciones adecuadas en su destino”.
“En el caso de las aves que migran al Alto Ártico, llegan en primavera y tienen una ventana corta para reproducirse -prosigue-. Algunos solo intentarán esto si las condiciones son las adecuadas, y si el cambio climático degrada los hábitats, estas especies de 'vida rápida' podrían perder su oportunidad por completo”.
El profesor Dave Hodgson añade que creen que los migrantes que caminan y nadan son generalmente más grandes “porque solo los animales grandes pueden almacenar suficiente energía y usarla de manera suficientemente eficiente para hacer viables las migraciones terrestres o marítimas de larga distancia”.
“Entre las especies voladoras, ocurre lo contrario, ya que una gran masa corporal hace que volar sea más costoso en términos de energía”, razona.