Faraónica capital en el desierto afianzará legado de Al Sisi | El Nuevo Siglo
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Sábado, 20 de Noviembre de 2021
Redacción internacional con AFP

Un opulento palacio presidencial, un nuevo parlamento, un majestuoso teatro de ópera y parques espaciosos son parte de la visión de una nueva y ambiciosa capital administrativa que se construye en el desierto de Egipto.

Hasta donde alcanza la vista, hay obras por todas partes en esta joya del gran plan urbanístico del presidente Abdel Fatah al Sisi.

Unos 50 kilómetros al este de la milenaria capital El Cairo, los constructores se apresuran para completar el proyecto.

Iba a ser inaugurada el pasado 30 de junio, aniversario de las protestas masivas de 2013, apoyadas por los militares, que derrocaron al gobierno del presidente islamista Mohamed Mursi.

Pero la fecha se aplazó por la pandemia del covid-19, que afectó la economía y limitó la mayoría de sus actividades, entre ellas la construcción.

Sisi emitió finalmente este mes una directiva a los funcionarios para que se muden a la nueva capital en diciembre, por "un período de prueba de seis meses".

La ciudad, cuyo costo está previsto en 45.000 millones de dólares, tiene casi el tamaño de Singapur y ha sido vista como una solución a la sobrepoblación de El Cairo, que tiene más de 20 millones de habitantes.

Tras su elección en 2014, Sisi señaló a la nueva capital como "el nacimiento de un nuevo Estado (...) y república".

Pero algunos creen que la nueva ciudad, conocida solo como Nueva Capital Administrativa, no competirá con El Cairo tal ocurrió con Brasilia, la planificada capital brasileña. 

Más bien, dicen que podría ser engullida por su vecina gigantesca.

"La nueva capital es un misterio para mí", dijo Galila El Kadi, profesora de planificación urbana y directora del Instituto de Investigación para el Desarrollo, de Marsella (Francia)

"Ya está al lado de El Cairo y en pocos años crecerá y se unirá a El Cairo. Esto solo va a aumentar los problemas de manejo de una densidad humana de tal magnitud", agregó la experta.

Hasta dos millones de habitantes

Sisi apuesta su legado a proyectos de infraestructura masivos, y también empezó la construcción de otras ciudades nuevas en el Mediterráneo, en el Delta cerca de Mansura y en el sur, cerca de Aswan.

En 2019 inauguró una enorme mezquita en la nueva capital con capacidad para 3.000 personas, así como la mayor catedral en Oriente Medio para la población copta, buscando afianzar su imagen como el gran unificador del país.

Pero la capital permanece como "el mayor proyecto entre todos los que ha emprendido el Estado", dijo Khaled al-Huseini, portavoz de la principal empresa constructora en la nueva capital".

La primera fase "abarcará 250 km2 y puede albergar a hasta dos millones de habitantes", dijo.

Las empresas inmobiliarias están anunciando nuevas viviendas con hipotecas de más de diez años, una rareza en un país donde las hipotecas suelen pagase por adelantado.

Huseini sostuvo que la nueva "ciudad inteligente" brindará un mejor estilo de vida con modernos hospitales y universidades.

Unos 50.000 empleados públicos deberán vivir en la ciudad, cifra que deberá duplicarse en los siguientes tres años.

El gobierno construyó también viviendas de bajo costo en asentamientos satélite alrededor, dirigidos a los trabajadores públicos.

Asimismo, un proyecto de monorraíl de 4.500 millones de dólares conectará El Cairo con la nueva capital.


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Aislar al gobernante

Pero los enormes costos de construcción provocaron críticas sobre las prioridades de gastos en Egipto, donde un tercio de la población de 102 millones vive en la pobreza.

La mayoría de los egipcios no podrán comprar apartamentos y casas en la nueva ciudad, indicó Mustafa Kamel al Sayyed, profesor de ciencias políticas en la Universidad de El Cairo.

"La visión [del gobierno] sobre lo que se considera modernidad es solo una transferencia de las expresiones de la modernidad occidental a Egipto", comentó.

"Eso significa tener rascacielos, carreteras anchas y tecnología avanzada", agregó.

"Pero la modernidad en realidad es que un gobierno rinda cuentas a su pueblo", como dando buena educación, explicó.

Kadi comentó que desde la era de los faraones, "las capitales administrativas fueron establecidas con el propósito de aislar al gobernante de la gente".

Los pobladores de varios asentamientos y zonas de bajo ingreso ya fueron desalojados o trasladados a viviendas gubernamentales, a veces en áreas remotas, como parte de los planes de desarrollo urbano.

Sayyed dijo que Sisi quiere construir un legado, como hicieron otros presidentes, y destacó el proyecto de la represa de Asuán de Gamal Abdel Nasser.

"Sisi quiere que la historia lo recuerde por trasladar el centro de poder de El Cairo a un lugar que lo va a inmortalizar", indicó.

Las otras mega-obras

Como reseñamos, el presidente Al Sisi dio al servicio, en enero de 2019, otras dos gigantescas pero sobre todo emblemáticas obras: una mezquita con capacidad para 3 mil personas, así así como la mayor catedral en Oriente Medio para la población copta. Ambas están ubicadas en la naciente e imponente capital administrativa, a mitad de camino entre El Cairo y la ciudad de Suez.

Aprovechando la celebración de la Navidad copta entregó a esa comunidad la iglesia de la Natividad de Cristo, construida a contrarreloj (dos años) en un paisaje que se veía estéril cuando fue inaugurada pero que, a hoy, está rodeada de rascacielos y enormes sedes oficiales.

El templo, diseñado alrededor de una gran plaza, que albergará la residencia del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Copta, despunta en el imponente panorama del desierto, ocupando un 30% del mencionado complejo. Puede albergar a 8.200 personas.

A su lado y sin barrera alguna de división se erigió otro gran lugar de culto religioso. Se trata de la Gran Mezquita que puede recibir a 3 mil feligreses.

Esta es la realización de un proyecto que gestó, en 2013, el exparlamentario egipcio Nabil Luke al-Babawi, conocido por sus iniciativas destinadas a promover la armonía nacional y que lo promovió como un signo de la cercanía que une a los cristianos y musulmanes egipcios.

Y, sin duda, la realización de estos proyectos arquitectónicos destinados a promover la coexistencia solidaria, así como la nueva capital administrativa que gigantesca y moderna se levanta en el desierto, se han convertido en la impronta del gobierno de Al Sisi y un gran legado para propios y extraños./Redacción internacional con AFP