Lionel Messi, ¿héroe o deidad del fútbol mundial? | El Nuevo Siglo
LIONEL MESSI tomó el lugar que dejó su compatriota Diego Armando Maradona en el mundo del marketing.
AFA
Miércoles, 14 de Diciembre de 2022
Alejandro Munévar

Por Alejandro Munévar

Enviado especial EL NUEVO SIGLO

 

Alrededor de la imagen de Lionel Messi se han creado tantos mitos e historias que cuesta empezar a determinar cuáles son verdad y cuáles son precisamente eso, historias alimentadas por el fanatismo de los hinchas que han elevado al nivel de deidad al 10 de la selección argentina de fútbol.

Pero para entender este fenómeno hay que viajar en el tiempo y conocer algo de la historia del fútbol, no como deporte, sino como industria.

La aparición de los dioses del fútbol

La necesidad de encontrar en un mortal una deidad no es nueva. Desde que apareció un tal Diego Armando Maradona, el fútbol, la industria, necesitaba de la aparición de un referente de un hombre en quien cayera el peso de la fama. Maradona en su momento cargó con el peso del fútbol en su espalda, aguantó las críticas, los elogios, las comparaciones con Pelé y de una u otra manera disfrutó de la atención desmedida que le dio ser el máximo referente del fútbol mundial.

Claro, podríamos hablar de Pelé, que fue antes que Maradona, pero en los tiempos de Pelé, la maquinaria del fútbol no estaba tan organizada, no tenía tanta fuerza, los medios de comunicación no tenían tanto alcance, el marketing deportivo no era ni el 10 % de lo que es hoy. Así las cosas, podríamos inferir que el primer gran producto del fútbol “moderno” fue Diego Maradona. Con esto no estamos en ningún momento quitando mérito a la genialidad del ‘Pelusa’, ni le quitamos importancia a lo que realizó, porque en el campo de juego no habrá uno igual, pero para el caso, para entender la aparición de una figura humana tratada como una deidad hay que mencionar el comienzo de estos mitos.

Pero como los futbolistas no juegan toda la vida y tienen una fecha de vencimiento, no porque ellos quieran sino porque los años no pasan solos, el tiempo de Maradona terminó y el fútbol, la industria, empezó a buscar desesperadamente un reemplazo. Por ese puesto pasaron hombres como Romario, Ronaldo, que a pesar de ser grandiosos jugadores no alcanzaron nunca el estatus de deidad que tenía Maradona. En la mitología griega serían considerados como “héroes”, hijos de dioses pero mortales como Aquiles o Hércules, que entraron en los libros de historias, cada uno inclusive con capítulos especiales, pero nunca alcanzaron la gloria eterna.

La aparición de Messi

A mediados de los 2000, en Barcelona un argentino nacido en Rosario, “petiso” a causa de una enfermedad, muestra destellos de brillantez. En los pasillos del Camp Nou se habla de “un muchacho argentino” que la rompe en la Masía; el niño se llama Lionel Messi.

La historia ya la conocemos, llegó a Barcelona fichado en una servilleta, un día jugó, encantó y desde entonces no paró.

Pero hay un pequeño detalle que se nos pasó: mientras Messi crecía y aprendía de cracks de la talla de Ronaldinho Gaucho, el mundo del fútbol, ese monstruo insaciable, estaba en busca de un nuevo referente y en el argentino vio un candidato perfecto.

Era argentino, es decir, nacido en uno de los países más apasionados por el fútbol, por no decir que el más. Era bajito como Maradona, zurdo como Maradona, tenía talento como el 10, así que no había pierde: el fútbol estaba listo para recibir a su nuevo aspirante a deidad.


Le puede interesar: La gracia del martes 13 para los argentinos: esta vez no fue de mala suerte


¿Promesa o realidad?

Cuando Messi apareció en el radar del mundo ya era considerado una gran promesa del fútbol. En 2006, por ejemplo, ya los argentinos veían en él a un salvador que sería capaz de solucionar cualquiera fuera el problema, lapidaron a José Pekerman en su momento porque no lo metió en un partido del Mundial de aquel año contra Alemania, lo que no sabían es que la promesa estaba lesionada y no podía jugar, el técnico lo protegió porque sabía que su momento no era ese, pero que pronto llegaría.

De ese lejano 2006 a 2014 la joven promesa se convirtió en realidad, escribió su nombre en los libros de historia con letras doradas, victoria tras victoria, título tras título, no hacía otra cosa diferente a pasar de ser una promesa a una realidad, con una sola mancha: en su club, el Barcelona, era el mejor del mundo; con su selección no se le daban las cosas.

Y ese último punto por poco le cierra las puertas del paraíso a Messi, ¿la razón? su antecesor, el 10, Maradona, no solo había triunfado con su club sino que con su selección había alcanzado el estatus de D10S, pues había conseguido salir campeón del mundo en 1986. Las comparaciones entre uno y otro no se hicieron esperar, esperaban que Messi fuera Maradona, y por más que les cueste aceptarlo a algunos, Diego Armando Maradona solo hubo uno y no habrá otro igual, de la misma forma que Lionel Andrés Messi solo habrá uno.

Camino al Olimpo

Cuando parecía que Messi se iba a quedar en el peldaño de héroe, consiguió su primer título con su selección, la Copa América de Brasil, ganando al local en el Maracaná. Esto dio una bocanada de aire y vida al 10, que parecía no tener más tiempo con su selección para conseguir la gloria eterna.

Ahora, con la consecución de la Copa América se empezó a construir un nuevo sueño para Messi y la hinchada gaucha, el Mundial, el último del 10, la excusa perfecta para volverse a ilusionar y volver a pensar en un título mundial.

De momento todo ha sido como una película, ya llegó a la final, Messi junto a sus guerreros, sus cuidadores, sus compañeros.

Lo que sí es una realidad es que este Mundial es la última oportunidad que tiene Lionel Andrés Messi de consagrarse como campeón del mundo, de conseguir el último título que le hace falta para completar su colección de trofeos y logros. A fin de cuentas, como dijo el propio Messi antes del comienzo del Mundial y como lo reconfirmó tras la victoria ante Croacia, este será su último Mundial y tiene la ilusión de conseguir el título.