100 años bien vividos | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Marzo de 2019

El 18-02-1919, nacía en Zapatoca (Sant.), el hoy Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez. Secretos son los proyectos de Dios, y, a pesar de visos de debilidades iniciales después de una vida colmada de valiosas realizaciones acaba de cumplir cien años, y, bien vividos. Qué importante encontrar vidas colmadas de méritos y llenas de acciones que han “dado fruto, y fruto abundante” (Jn. 10,26).

Inició estudios en su acogedora población natal,  bajo la guía de las Religiosas Bethemitas, fue monaguillo en su Parroquia y a los 12 años pasó a adelantar estudios en el Seminario de San Gil, en donde cursó Secundaria, Filosofía y Teología, que culminó en el Seminario de Bogotá con brillantes resultados. Ordenado Sacerdote (14-12-41), prestó diversos servicios de importancia en su Diócesis de origen hasta ser nominado Obispo (28-08-55). Ejerció como Auxiliar  de Pasto por cuatro años, hasta su designación como residencial de Montería, jurisdicción que regentó por cuatro años, siendo trasladado a la sede de Garzón en 1964. Honda huella dejó en estas Diócesis, con avances notorios en distintos frentes, debiendo afrontar la destrucción de templos en todo el Huila, causado por terremoto en 1967.  

Siendo Obispo de Garzón fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal (07-72), que ocupó, muy eficientemente, por dos periodos. En 1975 fue designado Arzobispo de Manizales, sede que regentó con sabiduría, firmeza y prudencia, hasta el 1996. Paso, por dos años, a colaborar como sencillo Cooperador en Parroquia. Vivió, luego, por varios años en Foyer de Charité, cerca de Bucaramanga, de donde salió dos años y medio a regentar, como Administrador Apostólico, la Diócesis de San Gil. Fue sorprendido, en el 2015, con su exaltación a Cardenal, sorpresa que menguó su salud, pero, restablecido ha asumido con gran responsabilidad su misión del gran servidor del Papa en la orientación de la Iglesia, con confortantes llamados al Episcopado a afrontar, con valor y claridad, su misión magisterial.

Bien ha hecho la prensa al destacar su vida y pensamiento, como El Nuevo Siglo en varias ocasiones. De resaltar reciente entrevista, con el Tiempo (11-02-19), en donde dio dicientes y magistrales respuestas. Clara y profunda a propósito de su longevidad: larga o corta, la vida es un don de Dios, y, a cualquier edad, hay que mirarla como un regalo del Señor”. Gran verdad la dicha sobre el Vaticano II, y su aplicación: “Si se estuviera aplicando habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo”. Sobre nuevo Concilio Ecuménico advirtió sobre la dificultad de otra convocatoria, y, con gran propiedad, da valor a los Sínodos con representación mundial, creados por S. Paulo VI.

Ante graves debilidades de la Iglesia, que trae honda preocupación y voluntad firme de superarlas, dice que se debe tener en cuenta “que la Iglesia es divina por el Fundador, pero es humana por nosotros y tiene todas flaquezas nuestras”. Sinceras sus respuestas ante la realidad de la muerte y el natural temor humano ante ella, pero, puestos en manos de Dios, tiene “confianza en que no va hacer una cosa atormentadora, sino algo con luz”.

*Obispo Emérito de Garzón

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