La adquisición de medicamentos en emergencia como la actual en Colombia, originada por la pandemia del contagioso covid impone exigencias humanitarias y trámites limpios sin intereses comerciales; una cosa es la mano estatal en adquisición de vacunas y, otra, conocimiento médico, atención en salud y, actuar de inmediato en curación.
Al sopesar “la realidad de las vacunas”, el criterio obligado a sostener exige a de este columnista, insistir en que la compra sea sin politiquería, ni negocio, todo lejos de corrupción. -El Nuevo Siglo - el pasado 18 de enero sostuvo: “Los países que con más músculo económico compraron los primeros lotes de vacunas dispuestos en el mercado Internacional”, Ojalá el esquema se desarrolle porque está reclamado desde enero.
Lo supervigila la Organización Mundial de la Salud (OMS); parece como si hubiese una cortina entre compradores y negociadores; la concentración formada por diez naciones agrupa 95% de los biológicos aplicados.
En realidad, sin esperas, que se destape con responsabilidad, de acuerdo con la observación de las Organizaciones, Mundial y Panamericana de la salud OMS; Colombia, debe apoyarse esa labor, que significa fila imparcial para obtener el anti-covid, en orden por países.
Sin ubicarnos en presunto prejuzgamiento, lo cierto es que en la medida en que aumentó la inquietud ciudadana, por el paso lento para traer vacunas y se interpreta como ola de dudas, al preguntar: ¿dónde están las vacunas?, y si llegaron, porque no comienzan ya. Al final, se despeja en algo la respuesta.
El anuncio del presidente Duque compromete cumplimiento; Lo señaló para febrero, como comienzo del Plan Nacional de vacunación, así alivió las aguas de inconformidad de algunos sectores ciudadanos. Todo está ahora en que se vea vacunando, no ensayando o practicando.
Esta película tiene escenas que han generado angustias, dolor y lágrimas para muchas familias del país, como consecuencia del virus y, lógico temor a la pandemia sin cara de irse, para dejar que Colombia recobre las esencias de su vitamina como país folclórico, pero obligado a respetar de verdad, la actual emergencia.
Así lo deben entender farmacéuticas del exterior y nacionales, en el sentido de colocar un producto que está regulado en el mundo, de conformidad con aplicación médica para miles y millones de personas; no son caramelos, ni chocolatinas, son dosis para salud de la humanidad.
Otra faceta de emergencia se agitó ante la lentitud para por conocer la fecha y, el sistema de aplicación de las vacunas en capitales departamentales, municipios y localidades, incluyendo las de Bogotá. Gradualmente es un reclamo nacional.
Hubo intentos en el Congreso de la República tendientes a la comercialización de vacunas; no es aconsejable, y puede calificarse de intención politiquera; tanto como la propuesta de alcaldes y gobernadores, porque se teme lluvia de figurones, en invierno corrupto.
El país está en plena pandemia larga y, pese a sus efectos, hay esperanza en vivir la vacunación para lograr sanidad pública masiva, con reactivación económica, nutriendo valores en paz, producción con empleo y, condenando el crimen.