“Cuatro mujeres que hablan claro”
La lucha, no solo en lo jurídico, si no en todos los órdenes, para darle protagonismo, presencia y visibilidad a la mujer ha sido ardua, difícil y llena de obstáculos. Hoy es fundamentalmente un movimiento de exaltación de la mujer en todos los aspectos de la vida pública y privada, en el seno de una sociedad cuyos mecanismos de conducción han sido siempre dominados por el hombre.
Sin embargo, muchos factores han determinado un cambio de mentalidad y han contribuido a modificar la actitud de la gente frente a los derechos, proyecciones y desempeños de las mujeres.
La radio es como el aire: nos rodea, nos asedia, es ágil, penetra con la velocidad de la luz a todos los rincones. Montañas, llanuras, valles, ciudades. Seguramente el periódico es algo más concreto, pero por su misma naturaleza, sus lectores son necesariamente limitados.
El periodismo que hacen las diabólicas Flavia Dos Santos, Mónica Rodríguez, Juanita Kremer y Alexandra Pumarejo es de gran impacto. Son iconoclastas, imaginativas, audaces, directas, espontáneas, a veces parece que primero hablan y luego piensan. Como no tienen pelos en la boca en el caudaloso programa titulado “Agenda en tacones”, transmitido por la emisora “Blu radio”, muchos se asombran, otros se escandalizan y no faltan los que critican con furia los impactantes conceptos, ideas y comentarios.
Estas imaginativas e innovadoras periodistas hablan de todo lo divino y lo humano, con impresionante espontaneidad. El sexo, la vida íntima de los famosos, los más atrevidos chismes políticos son tratados con crudeza, con franqueza y sin consideración, ni temor a nadie. Flavia Dos Santos, autora ya de exitosísimos libros sobre cuestiones sexuales, es tremendista en muchísimas de sus apreciaciones.
Cada día aumenta la importancia del trabajo de la mujer en el ámbito intelectual. En la magistratura, en los ministerios, en la política, en el civismo, en el proselitismo religioso, en la novela, la poesía, el arte, la mujer ha demostrado talento extraordinario y honestidad ejemplar. Antes solo se le miraba como objeto, no como sujeto. En el cine y la televisión aun impera la mujer- vampiresa, símbolo sexual para motivar al público en general. Todos los productos comerciales disponibles se presentan en los medios con un ingrediente sexual. Películas, afiches, libros, mercancías, productos, objetos. El aprovechamiento mercantil de la mujer es degradante, hiere la dignidad de las damas y embellece los atributos nobles, afectivos, sociales, tratando de hacer creer que el eje de una mujer es el “sexo”.
Cuando la sexualidad se vulgariza se torna pornografía barata y arrasa todos los valores. Una cosa es el cuerpo de la mujer como máxima creación de Dios, - abundan los desnudos en la capilla Sixtina del Vaticano- y otra es explorar monetariamente el sexo de las damas.
La dinámica intelectual que le imprimen a la radio Flavia Dos Santos, Mónica Rodríguez, Juanita Kremer y Alexandra Pumarejo, es útil, enriquece y da cumplimiento a la Constitución cuando habla de “democracia participativa”. En Colombia no existe el delito de opinión. La democracia es controversial, pluralista y anti-dogmática.