ALBERTO ABELLO | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Noviembre de 2011

Cuenta regresiva de las Farc

La  operación militar que cobró la vida del comandante de las Farc ‘Alfonso Cano’ (Guillermo León Sáenz, antes de ser guerrillero) ha suscitado en casi toda la población no solamente el respaldo al Gobierno y las heroicas Fuerzas Armadas, al presidente Juan Manuel Santos y su ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, sino el más vivo deseo colectivo de acabar con la violencia homicida, el terrorismo y el destierro de esos medios bárbaros y  despiadados para intentar llegar al poder.
Desde cuando Andrés Pastrana consiguió la superioridad aérea militar las Farc están en retirada, que sigue con Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Los colombianos quieren la paz. Hasta los más sanguinarios que en el pasado creyeron que  como minoría la vía de la violencia era la mejor para llegar al poder, ahora amnistiados ganan elecciones y se declaran partidarios de la civilidad, confían en llegar al poder por medio del voto.
Siempre me he preguntado cuál es la razón para que en Colombia subsista la violencia cuando en el resto de Hispanoamérica los gobiernos y sus Fuerzas Armadas derrotaron a los subversivos y consiguieron restablecer el orden, incluso enfrentados, como en el caso de Bolivia, a una figura legendaria y que había participado en varias regiones del mundo en guerras subversivas o independentistas que triunfaron, como es el caso del Che Guevara. No se sabe mucho de Cano, pese a que en los medios de información proliferan datos y atolondradas biografías. Lo que se conoce de antes de ser abatido por los soldados en combate, es que era un intelectual, un hombre duro y miope, que obligatoriamente llevaba gafas en el monte; informado, convencido de llegar al poder apoyado en el fusil, sin llegar a ser un ideólogo, ni un gran estratega, ni un jefe nato de los alzados en armas. No se tienen documentos que lo equiparen ni de lejos a un Camilo Torres, que con las teorías de los sociólogos de Lovaina intentaba argumentar la unión del cristianismo primitivo y la violencia armada.
En el informe de las Fuerzas Armadas se dice que le encontraron varios computadores, memorias y dinero, no se habla de libros. Lo que no significa necesariamente que no leyera, quizás lo hacia por Internet, cuando tenía la oportunidad. En una memoria se pueden llevar numerosos textos. El Che tenía una visión del mundo y portaba en su morral un par de libros, entre otros: Las Memorias del Marqués de Bradomín, un escrito delicioso. La impresión que tienen los mejor informados en cuanto a la sorpresiva elección de Cano es que operó la tercería, por la rivalidad entre los miembros de los sectores armados más poderosos dentro de las Farc. Si fuese eso cierto y Cano no tenía el mismo dominio militar de un Tirofijo o el mismísimo irreductible Jojoy, de todas formas indica que las contradicciones internas, los problemas de comunicación, los frentes más ligados a los negocios ilícitos han sido un tanto desarticulados por la presión militar. Lo que augura la cuenta regresiva de las Farc.