ALEJANDRA FIERRO VALBUENA | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Junio de 2012

Naturaleza,  tecnología y sociedad tecnológica

 

Entre el 14 y 16 de este mes han tenido lugar en la Universidad de La Sabana las XI jornadas de actualización filosófica en las que se ha reflexionado sobre el desarrollo e impacto de la tecnología en la reflexión filosófica y se ha ofrecido un espacio de diálogo interdisciplinario urgente y necesario sobre el papel del progreso tecnológico en la sociedad actual.

La tecnología como nueva fuente de lo bueno y de lo malo -como la ha descrito el profesor Juan Arana, de la Universidad de Sevilla- se ha convertido no sólo en herramienta civilizadora sino que ha revolucionado la concepción de mundo, hombre y Dios y ha establecido nuevos parámetros de relación  que han comprometido de modo radical el marco de orientación de las acciones humanas. No son ajenas para nadie las consecuencias y desafíos que ha planteado a la ética la multiplicidad de innovaciones científicas que, a la vez que representan el cumplimiento del moderno sueño del progreso, se presentan como armas letales comprometiendo valores que, como el de la vida, sólo podían ser evaluados dentro de un marco divino o sagrado y por tanto no podían ser manipulados por ningún ser humano, sin incurrir en grave falta. 

Sin duda, la velocidad del avance tecnológico y el surgimiento de un orden social orientado y dirigido por y hacia la producción tecnológica, con todas las implicaciones que esto tiene, ha generado una especie de parálisis reflexiva en cuanto a las cuestiones éticas más trascendentales. Cuanto más avance la tecnología más asuntos éticos exigirán una pronta y profunda reflexión que permita orientar al hombre dentro de este nuevo marco tecnológico. 

El problema de la relación entre la técnica, las personas y la sociedad tratado en las jornadas por el profesor Piotr Jarosynski de la Universidad Católica de Lublin y el profesor José Ingancio Murillo de la Universidad de Navarra, pone el dedo en la llaga a la cuestión de la redefinición que el ser humano hace de sí mismo cuando se enfrenta a exigencias y parámetros de una sociedad en la que la tecnología, impulsada por la perspectiva científica del mundo, tiene la última palabra. La necesidad de una reflexión sobre el impacto de la técnica en la despersonalización y las opciones de una construcción de un mundo que, desde esta perspectiva, siga siendo para el hombre, fueron algunos de los elementos que se derivaron de sus intervenciones.  

Las propuestas como la del profesor León Olivé de la UNAM, en la que resalta la necesidad de comprender de modo más adecuado el sentido del desarrollo tecnológico y científico a través de la estructuración de sociedades de conocimiento justas, democráticas y plurales, nos invita a pensar en alternativas de educación que transformen el paradigma epistemológico que no ha permitido ubicar de manera correcta el papel de la ciencia en el desarrollo humano.

Después de tres días de ejercicio analítico, reflexivo e interpretativo quedó en el aire la cuestión ya formulada por el matemático y científico alemán Max Born quien desde su ejercicio profesional se preguntaba si ¿será capaz la humanidad de sacudirse del sueño de la técnica y recordar los valores reales del hombre? La invitación a seguir pensando está temática queda abierta.