Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 11 de Abril de 2015

Viejos jóvenes

SEGÚN  el DANE el promedio de edad de los colombianos en el quinquenio comprendido entre al año 2000 y el 2005 aumentó de 72 años y 56 días a 74 años. Bien pormenorizada esta estadística. Son datos interesantes no solamente para efectos demográficos y de interés general, sino también para el sector asegurador que se ocupa de este riesgo, que a la hora de la verdad deja de serlo, porque la única enfermedad incurable es la de vivir. Cuándo, es la pregunta que todos nos hacemos tanto a nivel personal como para conocimiento no solamente del sector asegurador sino para el Estado que con una herramienta confiable podrá proyectar sus acciones tanto de Infraestructura física como de la social.

El aumento de la expectativa de vida tiene que ver con la mayor capacidad de atender a la salud pública, ya sean los servicios de salud sino también instruyendo a los ciudadanos sobre los mejores sistemas preventivos, también en los de alimentación. Seguramente esto efectivamente ha sucedido si es que los datos del DANE son exactos.

Dice el adagio popular que ‘cuerpo sano en mente sana’. Esto debe ser cierto porque además de la atención a la salud pública, incide en el aumento de la edad promedio así como a sobrepasarla tener inquietudes intelectuales, la mente ocupada con familiares, negocios o  enfrentando con energía los problemas que se presentan, sin rehuirlos atribuyéndoles la circunstancia que no son propios de la edad. Vale la pena para mantener la mente activa, afrontarlos.

Estoy invadiendo terrenos propios de los psiquiatras y psicólogos, a quienes presento disculpas,  al decir que uno de los factores que permiten desafiar el paso de los años es el de no esquivar la problemática vital. El ejercicio de la mente contribuye en forma notable al bienestar de la caja del cuerpo, como dicen nuestros campesinos con tanta gracia y sabiduría. Será por eso que existen varias edades: la cronológica que no admite discusión porque es simplemente una operación aritmética como es restar de la fecha de hoy aquella en la cual nació la persona y esa es la edad. Existen desde luego algunas apreciaciones que indican que a determinada edad se debe tener cierto comportamiento usos y costumbres. Las más de las veces esos usos y costumbres son estereotipos de cómo la sociedad aprecia la manera como debe comportarse una persona en términos de la edad cronológica. Si la persona está más adelante esos usos y costumbres lo más probable es que el paso de los años sea muy notorio y probablemente represente más a los de la edad cronológica. Otra que resulta no menos inusual es resistirse al paso de los años y pretender que con algunas actitudes se desafía la edad. Fácilmente se cae en el ridículo con respecto a los estereotipos de conducta adoptados por la sociedad. Pero si hay predisposición a mantener la mente ocupada, enfrentando las cosas de la vida con decisión, no es que se detenga el paso de los años pero sí se logra mantener esta atadura terrenal en buenas condiciones. Por eso es que hay ancianos de 55 años y adultos de más de setenta años llenos de una envidiable vitalidad.  Estos son viejos jóvenes y los otros jóvenes viejos.