ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 12 de Noviembre de 2011

 

Aquí siempre pasa algo
 
UN  residente europeo por varios años en Colombia fue preguntado por la razón o razones por las cuales vivía tan amañado en nuestro país. Se deshizo en elogios que no son del caso repetir que tienen que ver con la generosidad de la gente, su amabilidad, la manera tan cordial como son acogidos los extranjeros, las perspectivas que hacen de quien quiera trabajar alguien con futuro en el presente, etc. Pero lo que más llamó la atención fue la comparación de la vida cotidiana en su país de origen con la nuestra que se resumió en esta expresión: aquí siempre pasa algo que conmueve la sensibilidad. Analizada esta observación cabe pensar si los acontecimientos suceden porque los medios de comunicación se encargan de divulgarlos con exceso de detalles y fantasía o si efectivamente nuestro temperamento es de índole tal que suceden cosas muy diferentes a aquellas que acontecen en otras latitudes.
En este orden de ideas de la observación de los acontecimientos de la última semana, nosotros que estamos acostumbrados a ellos, nos parecen del diario ocurrir. Tal vez por eso somos calificados como de cuero duro. No han sucedido sino hechos como la muerte de la cabeza de las Farc; paradójicamente su muerte le ha traído un cierto alivio al país, acompañada de un reconocimiento ciudadano a la acción del gobierno del presidente Santos. Sin embargo, estamos a la espera de la reacción de los revoltosos que se cree va a ser violenta en donde más le va a doler a la sociedad colombiana. No acabamos de asimilar esto cuando nos enteramos de que Manizales se quedó sin agua. Más o menos resuelto este tema se viene un deslizamiento de tierras en zona urbana dejando a cerca de medio centenar de compatriotas sepultados, tragedia que nos ha enlutado a todos. Las informaciones son dramáticas; la identificación de los responsables por falta de acciones preventivas será otro aspecto que tendrá ocupada nuestra atención mientras no llegue otro hecho que la distraiga, como por ejemplo las marchas estudiantiles paralizantes de las actividades ciudadanas, hasta ahora afortunadamente sin violencia. Manifestar inconformidad es una actitud positiva y en cierta manera creadora. ¿Quién tendrá razón en la controversia por la reforma universitaria propuesta? Lo primero que es digno de ser advertido es si una reforma de la naturaleza propuesta responde a las necesidades del país. ¿Ampliar las posibilidades de acceso a la educación superior es una necesidad real? Estamos en un período de la historia de la humanidad que el conocimiento es uno de los bagajes por el cual debe esforzarse. No debe haber objeción a esta meta. Puede que la haya por los sistemas que se escojan para lograrla.
Estos asuntos tan serios quedan postergados en el catálogo de las preocupaciones nacionales con el partido de fútbol de la Selección Colombia a ser jugado en Barranquilla. Al escribir esta columna todavía la emotividad colombiana no había cambiado de preocupación. Ojalá nos haya ido bien.