Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 22 de Noviembre de 2014

Patria para los kurdos

 

Por allá en la segunda mitad del siglo pasado Hutchinson, un historiador y analista de la conducta de los pueblos a través de la historia, escribió un sesudo estudio acerca de las confrontaciones bélicas entre los países. Describió cómo éstas a través del tiempo se hacían por celos entre unos y otros, especialmente en los tiempos feudales entre señores; arrastraban a sus pueblos a pelear en muchas ocasiones sin que éstos conocieran a ciencia cierta la razón de la confrontación. La ambición de ampliar sus territorios ya fuera para apropiarse de riquezas naturales que envidiaban también fue otro de los motivos de desavenencias entre países que también llevó a desentendimientos y a confrontaciones bélicas. Razones de índole económica para hacer valer más una economía sobre otra de las causas por él analizadas. Pero siempre contempló las controversias entre países describiendo las causas de las confrontaciones, siempre por razones intrínsecas en cada nación. A veces se unieron para combatir a otro que consideraron enemigo común. Tal es el caso, por ejemplo de la II Guerra Mundial que enfrentó a algunos países europeos encabezados por la Gran Bretaña, que se alió con Estados Unidos y la Unión Soviética para combatir al llamado eje compuesto por Alemania, Italia y Japón. Los analistas han estudiado las causas de confrontación que dejaron bastantes muertos tendidos en los campos de batalla y en las ciudades donde murieron muchos habitantes de ellas gracias a los bombardeos inclementes de los cuales fueron objeto.

La predicción del señor Hutchinson fue que las grandes guerras ya no serían entre Estados sino entre civilizaciones. No parece que estuviera muy descaminado pues es lo que estamos viendo hoy día. El Islam, a través de varias de sus organizaciones ha pretendido hacer valer sus puntos de vista religiosos, empuñando las armas a través del mundo entero creando situaciones antes no vistas. Una de sus incursiones fue la de las Torres Gemelas en Nueva York.

Esa fue una manifestación sangrienta de una confrontación que aleja los países de ella, pero pone de presente a dos civilizaciones, la occidental los WASP (White anglo saxon protestants) con lo cual se quiere significar al mundo occidental, enfrentado o desafiado por el Islam, mejor dicho por algunos miembros de los seguidores de Mahoma que no toleran la presencia en el mundo de todos los que no siguen sus orientaciones religiosas. Tan ciegos han sido que han creado un Estado sin fronteras para combatir desde él a todo aquel que no comulgue con sus creencias incluyendo a los kurdos. La obstinación ha llegado a límites insospechados inclusive para los mismos seguidores del Islam. Sus seguidores tienen tres sectores con su manera particular, cada uno, de interpretar y seguir las enseñanzas de Mahoma. Sunitas, chiitas y kurdos. Los dos primeros han logrado ubicarse aun con diferencias entre ellos en diversos países del Medio Oriente. No así los kurdos que son unos 40 millones regados entre Turquía, Siria, Irak y otros territorios pero no han logrado una identidad nacional y andan añorando el antiguo Kurdistán, queriendo hacerse a una identidad; se puede decir que actualmente son apátridas. Son objeto de persecución y proyecto de aniquilamiento por parte de sus propios correligionarios.