ANDRÉS FELIPE RANGEL GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Sábado, 24 de Diciembre de 2011

Celebrando el amor

Hoy y mañana celebraremos la mejor, y más profunda, historia de amor que ha conocido la humanidad. Es la historia de un Padre que da a su Hijo unigénito por amor a nosotros. Es la historia de un Hijo que deja el cielo por amor a su Padre y a todos aquellos que se encuentran cautivos del pecado.

Es una historia de amor. Del amor insondable de Dios por la humanidad. La historia del Creador dando a su hijo como regalo para redimir a su creación. La historia de un Hijo que le regala a la creación su cuerpo y su sangre para rescatarla de la oscuridad.

Quizás por esto, casi todo el planeta se viste de rojo (símbolo del amor) y verde (símbolo de la esperanza), para celebrar el nacimiento del Hijo de Dios. Quizás por eso todos nos damos regalos en honor de Aquel que nació para darnos el mayor regalo: la salvación de nuestras almas.

Según dicen algunos, Jesús, el Señor, no nació el 25 de diciembre. Se cree que nació entre marzo y abril del año 5 a.C. El 25 de diciembre era la fecha en que muchas religiones paganas celebraban el solsticio de invierno; el inicio de una nueva época; el comienzo de la temporada de cosechas. Esta época era en la que se celebraba el natalicio de muchos dioses de la antigüedad, hasta que, astutamente, a mediados del siglo IV, dos monjes: Juan Crisóstomo y Gregorio Nacianceno, la propusieron como fecha para celebrar el nacimiento de Jesús.

Así que desde entonces la humanidad celebra el amor de Dios expresado con el nacimiento de Jesús. Un nacimiento que fue marcado con una preciosa estrella, que dirigió a los sabios de Oriente para conocer al Salvador. Un nacimiento que había sido profetizado por Isaías y por otros profetas del Antiguo Testamento con 700 años de anterioridad.

Dios hecho hombre para rescatar a la humanidad, tan solo por amor, como aparece en la Escritura en Juan 3:16: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.

Así que hoy y mañana, cuando cene con su familia, recuerde la mayor historia de amor. Recuerde que celebramos el amor de Dios por la humanidad. Que no nos pase lo que suele suceder en Navidad y es que cenamos, compartimos regalos y no nos tomamos ni unos minutos para orar y recordar al Invitado de honor.

También aproveche para preguntarse acerca de Jesús. ¿Quién es para usted? ¿Le conoce de verdad? ¿Ya nació Él en su corazón? Acérquese y conozca a Aquel que parte la historia de la humanidad en dos y que hace que la Tierra se vista de rojo y verde, se llene de luces y nos demos regalos en su nombre. Esta Navidad ¡celebremos el amor de Dios y de su Hijo Jesús en nuestro corazón!

Afrg8103@gmail.com