El país ha vivido en los últimos meses un indiscutible ambiente de paz y tranquilidad, no observado hace muchos años.
Este es un "anticipo", "una muestra", " de lo que será el producto final.
El país por ahora lo disfruta; es una verdad incontrovertible, salvo episodios puntuales ocasionados por el Eln y las disidencias de la Farc, el orden público ha cambiado saludablemente como consecuencia inobjetable de un proceso de paz que comenzó, pero que lamentablemente puede quedarse en la mitad del camino si no se hace nada por avanzar.
Lo preocupante es que los candidatos presidenciales no se comprometen abiertamente a continuarlo.
O lo van a hacer a su manera, y no quieren decirlo públicamente; o por el contrario, definitivamente "no le van a jalar", lo cual sería gravísimo para el país.
Lo que estamos viviendo ahora es el resultado preliminar del cese al fuego y del fin del conflicto; apenas "una pruebita"
La gente se siente confortable, pero creen que hasta ahí llegó todo
No son conscientes de lo que realmente sucede en el fondo de las cosas. Qué se ha hecho y qué falta.
"Las pasadas elecciones en paz se las debemos a Humberto
De la Calle", dijo con sobrada razón el periodista Julio Sánchez Cristo.
Pero quién nos garantiza que éste clima de paz que experimentamos ahora continúe, si ni siquiera el número de ciudadanos que eligió al Presidente Santos, con el mandato específico de hacer la paz, acompañan ahora a Humberto De La Calle, quien por obvias razones es el portador legítimo de esa paz. Pero es que hasta al mismo Presidente se le nota cierta displicencia con De La Calle, como igualmente sucede con el Partido Liberal, colectividad que lo eligió como su candidato presidencial.
Así mismo, el partido de la U, que por supuesto no es de Uribe sino de Santos, era de suponerse respondiera a la misma línea del Gobierno respecto del proceso de paz, pero las reuniones y coqueteos de Iragorri, su Director, con grupos políticos distintos, contrastan con su reciente posición como Ministro y su compromiso total con el proceso de paz.
Imagínese, qué estarán pensando los exguerrilleros que firmaron el Acuerdo, a la expectativa de que no les "hagan conejo".
Todo puede pasar.
Mientras tanto, de los colombianos que eligieron a Santos para que firmara la paz, no se entiende qué hace cada uno por su lado.
Estamos viviendo apenas "un anticipo" de lo que sería vivir en paz, lo cual no está seguro si no hacemos nada por conservarlo.
Bien es cierto, De la Calle lo dijo: "... es casi un milagro que se tenga de nuevo paz en el país y por eso se debe cumplir el acuerdo con el grupo guerrillero más antiguo y poderoso de Colombia".
Así mismo, columnistas como Elisabeth Ungar, de EL Espectador, lo recomienda:
"Cumplir lo acordado es un prerrequisito para construir confianzas perdurables en las relaciones entre las personas y entre los diferentes actores de la sociedad..."