¿Cuáles son las condiciones fundamentales de un historiador? Generalmente se consideran como tales: la veracidad, la información, la elevación y la visión del porvenir. Para ser historiador no basta saber mirar al pasado: hay que saber mirar al futuro.
La veracidad es una condición más objetiva que subjetiva, así como la imparcialidad es esencialmente subjetiva. Ser veraz significa decir la verdad; ser digno de crédito: merece ser creído. ¿Pero cómo se ganará la confianza de las gentes? Hay dos caminos que deben ir juntos: informarse bien y ser imparcial. El hombre bien informado tiene más probabilidades de ser veraz, que el ignorante. El hombre imparcial tiene más posibilidades de ver el mundo entero, que el parcializado y unilateral. La veracidad es, pues, una resultante de la información y la de la imparcialidad.
Estas reflexiones se nos ocurren al destacar lo que han sido los grandes historiadores de Antioquia para Colombia. Y no solo los expertos en la investigación del pasado. La esencia de un país, de una comunidad y del universo-mundo, es lo que ha realizado cada uno de sus grandes valores en beneficio de sus pueblos.
Antioquia estuvo con los libertadores en los campos de batalla, con los grandes humanistas produciendo obras inmortales, con poetas gigantescos cantando episodios inmortales, con caudillos en gobiernos memorables y con mártires en las horas del patíbulo.
Resultó memorable la reciente sesión de la Academia Colombiana de Historia en que se posesionó como Miembro Correspondiente el meritorio investigador –actual presidente de la Academia de Historia de Antioquia- Oreste Zuluaga Salazar. En esta sesión se entregó a la comunidad académica un libro dedicado a los grandes historiadores antioqueños. Explicó su contenido en brillante síntesis el académico Rafael Toro. Levanta poderosamente la moral, saber que, en más de 30 municipalidades paisas, existen centros de historia. Y como lo dijo Rafael Toro lo más hermoso de la patria grande es la patria chica.
Oreste Zuluaga Salazar, sólidamente documentado, demostró, con talento todo lo que el Santuario le ha aportado a nuestra patria. Yo que he sido un fervoroso defensor de la provincia, me sentí hondamente impresionado con esta conferencia. El país no es más que una sumatoria de las totalidades de sus regiones. La grandeza de Colombia está en los pueblos perdidos en sus montañas, llanuras y selvas.
Todos los pueblos, pero unos más que otros, han construido vigorosamente a Colombia. En eso tiene toda la razón Oreste Zuluaga Salazar. Hipólito Taine repetía: “La historia es un arte, pero también una ciencia; pide al escritor inspiración, pero también reflexión; si ella tiene por obrero la imaginación creadora, tiene por instrumento la crítica prudente y la generalización circunspecta; es necesario que su estilo sea exacto, sus divisiones tan determinadas, sus leyes tan comprobadas y sus inducciones tan precisas, como las de la historia natural”.
El denso trabajo del nuevo compañero nuestro en la Academia Colombiana de Historia fue muy aplaudido y así lo expresó el presidente Eduardo Durán.