A los asesores, sea de la profesión que fuere, les asiste éticamente la responsabilidad de ser siempre honorables, objetivos y actuar con pulcritud, con la verdad.
Lo anterior supone un ejercicio profesional tan riguroso como sus mismos conocimientos y su propia moral, con total imparcialidad e independencia; sin ser vulnerables a las tentaciones del poder, canonjías o coimas, con mayor razón cuando se trate de la toma de decisiones que puedan afectar negativamente a la comunidad.
Pero, lastimosamente, sucede que sí hay quienes se contratan para emitir juicios y preparar licitaciones o concursos al servicio de dichas causas, con propósitos perversos, y eso realmente es asociación para delinquir.
No fueron acaso abogados el cerebro del desfalco de las obras de los Juegos Nacionales en Ibagué. Y los hubo de otras profesiones también.
La confianza depositada en profesionales competentes precisamente se basa en esperar de ellos un sustento válido y ético.
Premisa equivocada y hasta ingenua es creer que “la asesoría tiene ética” per se. Por supuesto debería tenerla, pero tristemente hay casos de casos.
Pero es que, además, hay que ir más allá y combatir definitivamente el flagelo de la inmoralidad en Colombia, comenzando porque los abogados honorables entiendan que en esa profesión, como en todas, también los hay deshonestos y delincuentes que deben señalarse y procurar porque se les suspenda su tarjeta profesional, si es que no formularles las respectivas denuncias en lugar de guardar silencio o incomodarse con quienes lo afirmamos.
Así como el paciente confía en el diagnóstico de su médico y en el tratamiento orientado a resolver su enfermedad, igual se espera de un abogado, un economista, un ingeniero o cualquier técnico contratado para resolver un asunto de su competencia.
La política no es una ciencia, mucho menos exacta. Se dice que es un arte, pero se vale del acompañamiento de abogados, economistas, ingenieros y técnicos en todas las áreas para tomar determinaciones que se supone, deben estar al servicio de la verdad y no del engaño.
Entiéndase que ese es un mundo al cual le falta mucha moral y objetividad. Por eso, donde falta la ética vienen las grandes equivocaciones.
Y desafortunadamente son muchos quienes quieren infringir la ley para ponerla al servicio de sus propios intereses.
Necesitamos gente honesta y moralmente intachable.
Por eso no se requiere militancia política específica, simplemente en un propósito de multitudes solo es suficiente una mínima cuota de sensibilidad social y de sentido común para asimilarlo.
Reflexión:
“No les falta razón a quienes sostienen que el ejemplo no es propiamente el mejor argumento para predicar y o enseñar, sino el único.”(…)
“Un verdadero líder siempre tratará de guiar a los demás dando ejemplo”. Nelson Rolihlahla Mandela