Un 6 de agosto del año 1538, en horas de la mañana, un notario español venido a las Indias en busca de riquezas y aventuras, bautizó en este frio altiplano como Santa Fe a una pequeña aldea poblada de nativos indígenas, junto a un flamante cerro, con pocos bohíos y calles polvorientas.
Gonzalo Jiménez de Quesada jamás se imaginó que aquella aldea, 481 años después, sería una gran metrópolis que hoy alberga a más de ocho millones de habitantes, con cerca de 600 kilómetros cuadrados, enormes edificios, miles de vehículos automotores, aparatos desconocidos e inimaginables en aquella época.
Hoy Bogotá es una ciudad llena de oportunidades, riesgos y problemas. Una ciudad hermosa en su arquitectura colonial, pasando a la republicana, más adelante hubo influencia francesa, inglesa y suiza. A mediados del siglo XX tras la visita del celebre arquitecto suizo Le Corbusier, Bogotá adopta el estilo Art-Deco construyéndose numerosos edificios y barrios bajo este novedoso modelo. Luego asoman los grandes edificios, torres que superaban los 20 pisos; conjuntos residenciales cerrados con diversos estilos como el colonial sabanero muy propio de la arquitectura bogotana, otras de corte español con amplios espacios verdes y en los últimos años del siglo pasado y primeros del presente, hermosos y gigantes centros comerciales que opacaron el comercio tradicional, que lucha por mantenerse y en fin, esta gran ciudad se convirtió en la casa de millones de personas de todo el país y muchos extranjeros que la adoptaron como su segundo hogar.
Pero también se fueron desarrollando los problemas que contrastan con la hermosa ciudad, que se fue construyendo en el tiempo. Hoy casi 5 siglos de fundada Bogotá, nombre proveniente del vocablo Chibcha Bacatá, que fue deformado fonéticamente por el acento gutural español, sufre grandes enfermedades que avanzan progresivamente sin verse solución próxima: indigencia, inseguridad, vandalismo, desplazamiento, desempleo, informalidad, insuficiencia en transporte masivo (solución en curso con el Metro y nuevas troncales de Transmilenio), escases de vías (pocos proyectos), malla vial en pésimo estado; aumento en el consumo de drogas y algunos otros problemas menores que afectan la calidad de vida de la ciudad.
Bogotá ha tenido en los últimos 30 años la experiencia de diez alcaldes por elección popular, algunas administraciones con buenos resultados otras regulares y otras pésimas. Estos resultados en vez de mostrar avances significativos, han producido estancamiento, pues se han elegido burgomaestres con posiciones y proyectos muy diferentes y unas de esas administraciones se convirtieron en focos de corrupción, afectando terriblemente las rentas de la ciudad, otras improvisaron con grandes detrimentos patrimoniales.
Total, Bogotá un maravillosa ciudad que aspira resolver gran parte de su problemática y ofrecer una mejor calidad de vida a sus habitantes, se encuentra en su aniversario 481 en la búsqueda de soluciones que la encaminen por la vía mas conveniente para su presente y futuro, que deberá ser promisorio, pues hoy no nos alcanzamos a imaginar como será hacia mediados y finales de este siglo.