CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Diciembre de 2011

 

Ese suspiro de 12 segundos

 

El fin de año es una catarsis para muchos. Sienten una sensación de cierre y finalización de procesos, porque comienza un calendario en blanco, donde las esperanzas y sueños no han sido desplazadas por las realidades.

Esta noche muchos correrán con maletas, uvas y cucos amarillos para pedir que 2012 sea mejor y que las cosas malas de este año queden atrás; otros brindarán por logros y las perspectivas del próximo.

Es increíble como en las doce campanadas un suspiro se toma a muchos, como si se pudiese dejar atrás todo y comenzar nuevamente; definimos a este día para corte, análisis y replanteamientos, y le entregamos a 12 segundos el poder de reciclar 365 días y soñar con otros.

Para mí es diferente. Es el momento en que pienso en todas aquellas personas que hicieron que las metas se cumplieran, que los sueños se vivieran, que los problemas se superaran, que me enseñaron con mis errores. Ese suspiro es para ellos, los que caminaron conmigo, y que espero que lo hagan el siguiente año.

No quiero olvidar el primer día del colegio de mi hija, el que mi hijo caminó, cuando compramos nuestro apartamento, el momento en que dos profesores me vieron como igual, el día que pude compartir mi visión con muchos, y el día que la hice reír como nunca; no quiero olvidar el día que vi partir a algunos, el día que los problemas me tumbaron al fondo de mí mismo, ni mucho menos el día que vi el dolor y la angustia en otros. Disney dijo: “Por cada risa, debe haber una lágrima”, eso es la vida.

No quiero pensar que por cambiar de año las cosas cambiaron; las experiencias quedan por más que las ahoguemos en licor y uvas, porque cada día que ha pasado es un aprendizaje más que permite que el siguiente sea más fácil, menos pesado y donde las cosas parecen más simples.

Ese cambio de año no es como en el cine, donde un viejo es reemplazado por un joven; somos nosotros mismos, que envejecemos porque la experiencia nos pone la piel dura, nos volvemos pausados porque el afán desaparece y aprendemos a disfrutar lentamente.

Bienvenido el nuevo calendario, los espacios en blanco, sueños y metas, pero no olvidemos que es imposible que comience sin el anterior, y que depende de nosotros que en 365 días no busquemos la forma de cerrar cosas sino de buscar que continúen.

Colombianada:No se puede cosechar sin sembrar, no se puede avanzar sin comenzar, no se puede llegar sin saber a donde ir.

@consumiendo