CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 7 de Julio de 2012

¿La partícula de Dios?

 

Lo que ocurrió en el CERN es tan espectacular como incomprensible, pero es evidente que la física se gana un punto más ante la filosofía y las religiones, como lo afirmó Stephen Hawkings en su libro El gran diseño, donde nos muestra que las grandes preguntas conceptuales de la humanidad las está respondiendo la ciencia con evidencias y no con reflexiones individuales sobre construcciones sociales.

Este punto es fundamental en nuestra sociedad que comienza a tener visos de posmoderna, porque no sólo comienza a eliminar las concepciones dogmáticas y platónicas de la verdad intelectual y religiosa, sino que lentamente causa una reflexión social sobre las bases fundamentales de los imaginarios colectivos.

Sin duda hablar de la “partícula de Dios” es arrogante y un reto directo al Vaticano, pero de una u otra manera se lo tiene merecido por su actitud histórica frente a los hallazgos de la ciencia, bajo la premisa lógica de fundamentar su poder en un dogma frágil ante la reflexión individual; mas no por esto la sociedad dejará de creer en Dios o en sus instituciones, pero sin duda se acentúa el fenómeno de pasar de creer en la divinidad a creer en la ciencia, lo cual es curioso porque la ciencia no se “cree” sino que se conoce o “se sabe”, y por esto el mismo Asimov hace muchos años planteó en su serie “Fundación” que pasamos de una sociedad sacerdotal a una científica.

Por esto, personalmente creo que el hallazgo del Bolson de Higgs causará enormes impactos en desarrollos tecnológicos y reescribirá la ciencia, pero su mayor impacto estará en el estremecimiento de las creencias de las nuevas generaciones sobre la idea de Dios, ya que mientras el Vaticano usa sus encíclicas como “pruebas de Dios”, la ciencia argumenta con datos, hechos y evidencias cuantificables y verificables mucho más allá de las sesudas reflexiones sobre la existencia de un origen puro y eternamente bondadoso.

Esto hará que el mundo acelere sus percepciones sobre la realidad y que el filosofar (religioso o no) de las preguntas fundamentales de la humanidad, que no son otras que aquellas que buscan definir el sentido de la existencia, de la vida y de nuestro tiempo mientras estemos vivos, se desplacen al mundo de los hechos y no de las concepciones ideales generadas dentro de una moral socialmente definida y construida; esto es en sí mismo un gran Big Bang de la iluminación que expandirá un conocimiento sobre la oscuridad de las creencias, y será una de las revoluciones más grandes de la humanidad.

Colombianada. ¿Será que pasamos del “gracias a Dios” a “era predecible”?

@consumiendo