CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Marzo de 2013

Es evidente, pero cabe hacer la aclaración: Maduro no es Chávez; como Chávez no era Castro, y obviamente Santos no es Uribe. Simplemente las personas son diferentes, y el poder las hace aún más diferentes.

La historia de Maduro es la de un líder sindical, que a diferencia de Chávez, ha sido sometido al escrutinio público y a las elecciones, pero no tiene la formación militar ni el grado que tenía Chávez, lo cual claramente presenta un problema frente a las Fuerzas Armadas Bolivarianas; adicionalmente, paso de ser conductor de metro a miembro de su junta como representante sindical, mostrando ambición política, capacidad electoral y poder de representación y de presión. Sin duda será presidente, pero no presidente comandante.

Hoy Venezuela se debate para sus próximas elecciones, y pese a todas las señales, el pueblo cree que votando por el ungido las cosas seguirán igual, y es claro que eso no va a pasar; Maduro no tiene la trascendencia hemisférica que Chávez compró con petróleo y con sus apariciones escandalosas diciéndole “demonio” al presidente de Estados Unidos, o moviendo tropas a la frontera porque Colombia atacó en Ecuador. Maduro es más calmado, sin relaciones y sin el vínculo entrañable con Cuba (lo cual puede ser más un problema para Cuba).

Su gobierno en los primeros meses será muy chavista, pero en poco tiempo se desdibujará porque la economía ya no tiene la gasolina que tuvo en los últimos 20 años, la devaluación del bolívar impactará el mercado y el hecho de no embalsamar al expresidente comandante le costará imagen pública.

El problema radica en que será electo por las obras de otro, y cuando comience a ser él, el pueblo sentirá la diferencia, al igual que los presidentes de la región y el mundo entero; no es fácil decir que personalidad será, como será su línea económica o militar, pero sin duda no será la misma de Chávez porque habrán muchas situaciones que no fueron previstas en ningún momento, y simplemente Maduro no sabrá como lo hubiera hecho su antecesor.

La “revolución” seguirá y Venezuela continuará el camino a la dependencia del petróleo, la producción externa, de los sistemas de subsidios y el desfomento de la iniciativa privada e individual, lo cual la pondrá en algún momento en un escenario muy complejo. Maduro deberá lidiar eso sin la popularidad del comandante, sin el apoyo de las Fuerzas Armadas y con un pueblo pidiendo que las condiciones paternalistas continúen. En ese momento de crisis, sin recursos y con necesidad de apoyo popular veremos realmente si Maduro es un estadista, un dictador corrupto o implemente un abusivo de la imagen de un muerto.

Colombianada:Esperemos que el próximo presidente de Venezuela sea lo suficientemente maduro para tomar las decisiones correctas y no las fáciles.

*Presidente de Raddar

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