Hubo unos tiempos en que un ambicioso Presidente deseaba obtener el nobel de paz. Como buen jugador de póker tenía muy claro la forma en que debía repartir las cartas.
Desde un comienzo llamo “mejores amiguis” a los participantes en el juego. La primera partida la jugó con el Presidente Uribe haciéndose elegir Presidente de la República.
Así eliminó del juego a su primer contendor, facilitando la entrada de un segundo “amiguis”, se trataba del Comandante Hugo Chávez quién le permitiría abrir los caminos para conquistar la paz.
Para avanzar en el juego fue necesario acudir internacionalmente a otros “amiguis” que sirvieran de garantes, Cuba, Noriega y Chile que se unirían a la república Venezolana.
Otros, “Farc-amiguis ” poco a poco fueron imponiendo sus condiciones en la negociación que Santos iría aceptando. Timochenko siempre reclama su autoría de la creación de la JEP.
Estos “amiguis” entregarían sus armas, sus caletas, repararían a sus víctimas, devolverían a los niños reclutados en el conflicto.
Con estas cartas Santos viajaba por todo el mundo, visitaba importantes personalidades a las que les anunciaba que el proceso de paz ya se había iniciado, que pronto Colombia sería un paraíso.
En ese prolongado camino Santos jugó sus cartas convocando un plebiscito que le permitiría ratificar su victoria. Pero perdió la partida, el pueblo votó mayoritariamente por el NO en contra del acuerdo.
Santos jugó nuevamente sus cartas, con unas pequeñas triquiñuelas logró cambiar el No por el SI. Así que victorioso terminó el juego firmando en el Colón el acuerdo en compañía de su “amiguis Timochenko”, de todo el mundo diplomático y del mundo político. Finalmente el jugador obtuvo el Nobel de Paz con el apoyo internacional.
Pasa el tiempo y las víctimas continúan sin ninguna reparación, los victimarios ahora convertidos en honorables padres de la patria gozan de grandes honores, mientras que las víctimas del conflicto sólo recuerdan las palabras de Santrich: quizás, quizás…
Por fortuna ha llegado un nuevo Presidente, que da por terminada la amistad con el antiguo “amiguis” de Santos, ya que no ve conveniente que se le siga dando protección en Venezuela a las bandas criminales.
El Presidente Duque se convierte en el líder del Grupo de Lima, facilitando que Guaidó obtenga un buen respaldo internacional, más de 50 países le han ofrecido su respaldo.
La ayuda humanitaria que fue rechazada por Maduro trajo como consecuencia colocarlo ante los ojos del mundo como el más agresivo violador de los derechos humanos en América.
Aunque sigan criticando al Presidente Duque, advirtiéndole que se debe ocupar únicamente de los problemas en Colombia, para nadie es un secreto que somos el país unido inexorablemente a Venezuela a través de una extensa frontera. Colombia y Venezuela tienen un destino común.
Por el bien de Colombia es necesario que nuestro Presidente siga ejerciendo el liderazgo junto con nuestro canciller Carlos Holmes Trujillo hasta que Venezuela recobre el orden democrático.
Colombia debe luchar por tres principios fundamentales: Legalidad, Responsabilidad y Solidaridad.